Datos, análisis, opinión y ética

Las personas, en sentido general, somos dados a emitir opinión sobre todo y para todo, sobre cualquier tema, hecho o circunstancia. Los profesionales, los intelectuales y, fundamentalmente los académicos, debemos ser especialmente cuidadosos al momento de emitir opinión. Un intelectual que se respete lo es en tanto y en cuanto sus opiniones estén en armonía con los análisis que haga de los hechos, de los acontecimientos, y éstos con los datos que soportan estos análisis. Muy pobre es la actuación del profesional, del académico, que no aplique esta metodología, que por lo demás se hace cotidiano y habitual en el académico serio  y responsable que pone por delante la ética para emitir opinión. Y aquí debo hacer mención de una persona que ha hecho de la prédica de la ética una de las razones de su vida, el Médico y filósofo Roberto Jiménez Maggiolo, creador de la cátedra Ética Médica, en la Facultad de Medicina de Luz, quien continúa, a sus 82 años, dictando cátedra con sus enjundiosos artículos de opinión. Y también de mi apreciado y respetado colega Néstor Romero Méndez, paradigma de eticidad en su transitar académico y profesional.

La ética es una rama de la filosofía que trata sobre el buen comportamiento de las personas. Por naturaleza, el hombre está llamado a realizar actos buenos, los cuales nos son guiados por medio de la conciencia. La ética nos clarifica qué actos son correctos e incorrectos. Por lo mismo, es que debemos tender a las virtudes, las cuales son hábitos que nos hacen más perfectos.

Por eso da tristeza que en el sagrado recinto de la Academia se la estigmatice emitiendo opinión conpulsivamente por el único afán de hablar, como en el parlamento, hablar y hablar torrencialmente sin apoyarse en datos, mucho menos en análisis de lo que se plantea, haciendo honor a la famosa frase de Andrés Eloy Blanco en 1946: “…un diputado nuevo hace más ruido que un carro viejo…” Así se deja sentada en el escenario una efímera posición ante determinados hechos, sean estos políticos, económicos, religiosos, culturales…

Lo expresado viene a colación ante hechos presenciados en auditorios de profesionales donde abundan docentes universitarios, académicos y-o científicos de las más variadas profesiones, donde se comete la osadía antiética de aludir a tal o cual organismo o institución para tratar de soportar opiniones tendenciosas. Así, se trata de descalificar a personas, a políticos, a ciudadanos, a funcionarios,  a sectores privados o públicos, especialmente a estos últimos, haciendo gala de una verborrea oratoria desprovista de análisis porque se manejan datos falsos o inventados, en razón de lo cual no se pueden aportar pruebas o evidencias que le den sustentación a sus opiniones.

El economista, por caso, no debe afirmar que tal o cual situación está mejor, igual o peor, en términos comparativos o peyorativos, si no aporta datos estadísticos, el gran instrumento metodológico en el que se apoyan sus análisis. De esta manera, cumple su verdadero rol, hace honor a la ética del economista, del docente, del investigador, del académico.

Hace pocos días, un colega economista calificó de falsas las cifras de Pdvsa tratando de desmentir que esta industria produjo 3,012 millones de barriles diarios de petróleo en 2009, porque la Asociación Internacional de Energía (AIE) y la OPEP afirman en sus informes que la producción real es menor a 2,3 millones.

La verdad es que Pdvsa, en su informe estadístico de ese año, muestra que la producción por gestión propia fue de 2,269 bd, mientras que las empresas mixtas donde Pdvsa tiene participación mayoritaria, en petróleo liviano y mediano, produjeron 349 mil bd y en la Faja Petrolífera del Orinoco 394 mil barriles diarios, es decir, 743 mil bd que no contabilizan los organismos internacionales, pero que sí lo hace la industria nacional porque eso significa ingreso dinerario en su debida proporción legal al fisco nacional

Aún cuando este columnista está en total desacuerdo con la forma como se gerencia actualmente Pdvsa, ésas son las cifras reales y así lo creo y afirmo.

Ética en nuestras opiniones debe ser la norma del buen economista. 

(*) Miembro de número de la Academia de Ciencias Económicas del Estado Zulia

cepo39@gmail.com



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César Prieto Oberto (*)

Profesor. Economista. Miembro de Número de la Academia de Ciencias Económicas del Estado Zulia. Candidato a Dr. en Ciencia Política.

 cepo39@gmail.com

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