(Las acreencias de los pendejos)

Conozcamos la Deuda Pública Interna

A diferencia de la Deuda Pública Externa (con el Fondo Monetario Internacional, por ejemplo), la Deuda Pública Interna del Estado venezolano tiene como acreedores a los pendejos ex funcionarios públicos y a todo el personal activo burocrático de mediano y bajo rango administrativo, además de comerciantes e industriales de la pequeña empresa.

No se mete el Sol dos veces en Venezuela sin que la prensa nos informe de reclamos laborales frente a un Estado que jamás está al día con sus empleados, a quienes, además de explotarlos con plusproducto (práctica de producción que data del Medioevo), tampoco les paga oportunamente sus salarios ni mucho menos sus prestaciones sociales y afines.

Es un Estado permanentemente moroso, afirmado en el más estricto sentido de la palabra, así es el Estado venezolano. Por citar datos fehacientes de esta mora ya crónica y que abarca dos siglos, 25 % del XX y 10% de este XXI, los jubilados universitarios son acreedores de este Estado moroso desde el año 1975. Una acreencia de relativo bajo monto, pero con el que con el correr de los años y décadas se ha incrementado por concepto de intereses de Fideicomiso.

No obstante, se trata de un crecimiento ficticio, habida cuenta de que hoy ese Estado moroso venezolano, si bien debe bolívares de la época del dólar a Bs. 4,30, de níquel y plata, ahora debe en términos de un bolívar pulverizado a punta de varias despiadadas devaluaciones, sólo practicadas a favor de los dueños del dólar.

Nos preguntamos: ¿Por qué este Estado moroso venezolano no cancela semejantes pasivos laborales contraídos con el personal más servicial del país, más servicial que los diputados adulones, que los magistrados maulas, que los gobernantes y alcaldes corruptos, que los ministros inservibles?

Y no hallamos otra respuesta explicativa que la falta de poder que caracteriza a los desamparados empleados públicos, cuando estos no ejerzan cargos de alta burocracia. Los rectores universitarios, por ejemplo, sus decanos y directores, se autopagan las prestaciones y demás acreencias; los alcaldes, gobernadores y magistrados se autoliquidan y cobran sus prestaciones y hasta por adelantado.

Los acreedores de la Deuda Pública Interna de los medianos y altos burgueses cobran puntualmente, y las acreencias de los acreedores Internacionales posen todo el poder económico y militar para tumbar ipso facto a cada gobernante que se les atrase un día o les retarde el pago de un solo dólar.

Ahí está el berrinche que tienen los trabajadores pendejos europeos de ahorita porque sus gobernantes, los de Inglaterra, los de Francia, los de Grecia, los de España, los de Irlanda, los de Alemania, los de Portugal, los de Italia, les están recortando sus derechos laborales para poder cancelarle puntualmente y 100% al Fondo Monetario Internacional.

Digamos, pues, que la Deuda Pública Interna del Estado moroso venezolano es una deuda contraída con los trabajadores, y como tal es una Deuda que no les quita el sueño a ningún gobernante, a ningún diputado, a ningún Fiscal, a ningún magistrado, a ningún sindicalista. Es una Deuda de pendejos y por tanto pueden chillar, pueden gritar, pueden hablar y hablar mientas se les vaya la vida, porque sólo así pareciera alcanzarles el Presupuesto a estos gobernantes para sus festividades electorales, su cuota de prosélitos, y la debida cancelación oportuna de sus compromisos con el Fondo Monetario Internacional.

marmac@cantv.net


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Manuel C. Martínez M.


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