“Un político piensa en las próximas elecciones; un estadista, en las próximas generaciones”-James Freeman Clarke.

Réquiem para el Cerro Ávila

Ante un desastre natural como el que todavía vivimos los venezolanos – y de manera directa, aquellos de menores recursos – debido a las inclemencias del mal tiempo, producto de males mayores que con nuestro accionar le causamos nosotros los seres humanos a este todavía hermoso pero convulsionado planeta, nadie espera que el gobierno bolivariano, tenga la posibilidad de revertir y mucho menos de evitar, daños generados por variables ingobernables y tan cambiantes como el clima y las consecuencias que ello trae: pérdidas de vidas humanas, familias damnificadas, pérdidas materiales de miles de viviendas, comercios y vías de comunicación, entre otros, pero tampoco esperamos que pasada la tormenta y llegada la calma, las providencias que tome el Estado, terminen siendo remedios peores que la enfermedad.

En este sentido, no deja uno de sorprenderse, ante las recientes declaraciones ofrecidas por el Primer Mandatario Nacional, Hugo Chávez, en medio de uno de esos muchos actos que copan su agenda pública, donde señaló: "Tengo listo un proyecto para hacer una modificación. Tengan la seguridad que la oligarquía va a atacar esto. Pero se han hecho todos los estudios y no va a afectar para nada el Parque Nacional Waraira Repano. Vamos a subir la cota hasta donde se permite la construcción de viviendas, entre 80 y 100 metros, y eso nos va a permitir tomar colinas que están más altas de la cota actual para construir viviendas para el pueblo". Y si, no deja de ser cierto de que la oligarquía, va a atacar eso, pero no sólo la oligarquía Presidente, sino cualquier persona sensata y que tenga cuatro dedos de frente va a hacerlo, independientemente de cuál sea su condición social, su credo o militancia política, porque sencillamente lo que usted ha propuesto es un despropósito, una salida que lejos de resolver el problema que se ha suscitado con la contingencia generada por las lluvias, agravará sin duda alguna, los inmensos problemas que ya existían en la ciudad de Caracas, antes de que usted se viniera de Barinas soñando con ser pelotero profesional e ingresara a la Academia Militar, pero que bajo su gobierno y de los gobiernos municipales del área metropolitana, dirigidos por quienes han contado con su venia y la del PSUV, se han agravado ostensiblemente, sin ni siquiera atisbos de solución a largo plazo.  

Caracas, cuna del Libertador Simón Bolívar, asiento del Poder Nacional y del resto de los poderes del Estado, capital de la República Bolivariana de Venezuela y otrora sucursal del cielo, no soporta un ser humano más, no soporta un carro más no soporta un edificio más. No en balde asienta sobre su jurisdicción, que comprende los cinco municipios de lo que se ha denominado el área metropolitana de Caracas, o Gran Caracas, espacio este que significa menos del 2% del total del territorio nacional, 8.000.000,00 de personas aproximadamente, las cuales en más del 70% viven en condiciones precarias, en eso que los urbanistas y arquitectos denominan en su jerga profesional, Aéreas de Crecimiento No Controlado, es decir en cerros, donde siempre falta el agua, donde nunca es suficiente la inversión que se haga en muros de contención, acueductos, descargas de aguas servidas, transporte y vialidad, seguridad ciudadana, salud y abastecimiento de alimentos, entre otras cosas y que pese a los esfuerzos, que pudieron haberse realizado y que hoy en día se siguen realizando, continúan siendo áreas periféricas, aisladas, no integradas a la verdadera ciudad, es decir, a ese pedacito de Caracas donde todavía se pueden encontrar árboles, plazas, parques, museos, servicios de regular calidad – a excepción del servicio de recolección de basura, del cual se ha quejado usted amarga y reiteradamente – donde las casas no se caen y en donde la gente vive todavía, con un poquito de dignidad.

El Cerro Ávila o Parque Nacional Waraira Repano, como a usted le gusta llamarlo en una de esas permanentes y necrófilas citas que suele hacer y que solo le cambian el nombre a las mismas cosas, es un patrimonio natural de los venezolanos, pero especialmente lo es de los caraqueños. Y no sólo de esos caraqueños que suben al parque a hacer ejercicios todos los días, provenientes en su mayoría de las urbanizaciones del Este de la ciudad, ese Este al que usted se refiere siempre en términos peyorativos y al que no vacilan en mudarse sus más cercanos colaboradores. Ese cerro es de todos nosotros, los del Este, los del Oeste, los del Norte, los del Sur, los del Centro, chavistas, escuálidos e indiferentes, de todos Presidente, de todos. Y por eso mismo es que una decisión como la que usted ha tomado, con la ayuda de expertos, según ha dicho, debería haber estado precedida por una amplia, abierta y democrática consulta popular. Una consulta que haciendo digeribles los criterios técnicos de los expertos que le han asesorado, para que nosotros los mortales los entendamos en términos llanos y sencillos, nos diera la posibilidad de decidir juntos; si juntos, usted y nosotros, si eso que usted decidió ya a espaldas nuestras, era lo más conveniente no sólo para los damnificados que eventualmente son los primeros beneficiarios de la decisión de construir viviendas en zonas que ahora están protegidas por ser parte de un Parque Nacional, sino para todos. Y digo eventualmente, porque ya verá usted, que mas de un vivo, de esos que conforman la burocracia revolucionaria, sin ser damnificado, ni familia de damnificado alguno, termina siendo propietario de una de esas viviendas construidas en alguna de esas colinas del Ávila y regaladas por su gobierno. 

¿Dónde quedaron aquellos faraónicos e irrealizables planes recogidos en los fulanos ejes de desconcentración territorial contenido en los numerosos documentos redactados y presentados al país por su gobierno, bajo la dirección del Ministro Jorge Giordani y los burócratas del antiguo Ministerio de Planificación y Desarrollo, que nos prometían inversiones en servicios, industrias, viviendas, puestos de trabajo, vialidad, salud y educación, entre otras cosas y que harían que los cientos de miles de provincianos que vivimos por pura necesidad en la Capital, nos devolviéramos felices a nuestros lugares de origen, para alcanzar uno de los 5 Equilibrios – el equilibrio territorial -  preceptuados en el Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación 2001 – 2007 y que nos convertiría en el 2021 en una potencia? ¿Respeta esa decisión suya de construir viviendas en el Ávila los lineamientos del Proyecto Simón Bolívar? No Presidente, esa decisión suya es un atropello, porque pareciera que usted entiende que la Democracia Participativa y Protagónica ampliamente contenida en el articulado de nuestra Constitución, a la que usted, cita sólo cuando le conviene, consiste en venir a participarnos lo que ya usted solito con sus expertos decidió y no en que lo que usted piensa decidir lo someta a consideración del Soberano, para que sea este el que decida, si sí o si no. Piense en las generaciones futuras. Deje de estar pensando en las próximas elecciones, porque esa decisión, puede canjearle sí, algunos votos más o muchos votos menos para el 2012, pero sin duda, va a lograr en un cortísimo plazo, desmejorarnos aún más la calidad de vida a los millones que vivimos en Caracas, dañando irreversiblemente el único pulmón que le queda a esta ciudad huérfana y enferma.   

  rubenvillafa@hotmail.es


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Rubén Villafañe


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