Por los caminos de García Lorca

En cierta oportunidad Federico García Lorca haría una intervención a propósito de colocar la primera piedra para la construcción de una biblioteca en su pueblo natal Fuente Vaqueros. Corría el mes de septiembre del año 1931. Transcurridos 78 años, el Fondo Editorial del IPASME, en Caracas, publicaría, en el año 2009, tal alocución en forma de libro con el bello nombre de Medio Pan y Un Libro. Y es que el poeta García Lorca afirmaría: No sólo de pan vive el hombre. Yo si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos. Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen de los frutos del espíritu humano porque de lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio del Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social. Y ese es el significado cultural, el significado patrimonial, el significado moral y ético de una biblioteca reúne a los frutos del espíritu humano. Una biblioteca constituye una reivindicación cultural para la sapiencia. Reúne una palabra mágica y poderosa: libros, libros y cuando decimos libros libros es totalmente equivalente a decir amor, amor y en el marco de un proceso revolucionario hacer bibliotecas, reunir libros es luchar por la vida, es entregarse al frenesí del amor al saber. Comer es un derecho económico y biológico; saber constituye un derecho cultural. Vivan los pueblos que calman su hambre y cultivan su espíritu con libros. Un libro es sin disputa la obra mayor de la humanidad, afirmaría contundentemente Federico García Lorca.

Cursando la carrera de Estudios Jurídicos, me dirigí a la vocera diciéndole: cómo está nuestra Manuela Saenz a lo que ésta replicó: respéteme Efraín porque sino voy hacer que me respete. Nunca en mi vida había visto supurar tanta ignorancia. Y es que si mi condiscípula hubiese leído, por lo menos, un solo capítulo, uno solo, del maravilloso libro de Alfonso Rumazo González, intitulado Manuela Saenz, la Libertadora del Libertador su saber no sólo aumenta sino que el ejemplo arrollador de Manuela, que era un gran lectora, la hubiera tomado por asalto. Todavía la ignorancia es terrible y ya sabemos que donde hay ignorancia es muy fácil confundir el mal con el bien y la verdad con la mentira. Dostoyesvsky estando preso en Siberia aclamaba: envíenme libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera. Los primeros seres humanos hicieron libros de piedras. Hay obras que se escribieron en láminas de oro; otros en ladrillos. Existieron grandes bibliotecas de tablas de arcilla. Hay libros que se escribieron en  estolas vegetales, las cuales eran los papiros. La biblioteca de Pérgamo tenía 1.200 pieles de buey escritas. Libros escritos en pieles de animales. También vino el libro de pergamino. En China, por ejemplo, se conocía el papel y se elaboraba con arroz. El día en que el papel de China llega a Occidente fue el 7 de julio del año 751 de la era cristiana. Luego el papel se hizo con algodón y más tarde con trapos viejos. Amanuenses y escribanos eran los encargados de hacer los manuscritos. Los códices son libros de larga data. Todavía la humanidad anda adolorida por la quema de la biblioteca de Alejandría. Se han sucedido revoluciones como primera obra social de los libros. Es el caso de la Revolución Francesa. El mundo ha transitado desde la pintura rupestre del Paleolítico hasta el libro digital o el audiolibro. Por estos tiempos contamos con una Biblioteca de la World Wide Web (WWW) creada por la UNESCO y cuya inversión alcanzó los 10 millones de dólares. Verdaderas reliquias de la humanidad se encuentran en esta biblioteca.

Hoy cuando la red de bibliotecas públicas tiene rango constitucional y andan muchas desasistidas y otras cerradas, al inaugurar la biblioteca Wiliam Lara, el libro deja de ser un objeto de cultura de unos pocos para convertirse en un tremendo factor social. La memoria de un comunicador y un luchador político queda redimida. La reminiscencia del hombre comprometido, la herencia del saber y la revolución se dan cita en esta biblioteca de una canal de televisión, ANTV. Una entrega de amor nos convoca; un acto de fe revolucionaria se expresa en esta fiesta de los libros. Que la Biblioteca Willam Lara tenga libros de todas las tendencias y de todas las ideas. Lo mismo las obras divinas, iluminadas, de los místicos y los santos, que las obras encendidas de los revolucionarios y hombres de acción. Que en el espacio de la biblioteca William Lara se enfrenten el Cántico espiritual de san Juan de la Cruz,… con las obras de Tolstói, que se miren frente a frente La Ciudad de Dios de san Agustín con Zaratrusta de Nietzs o el Capital de Marx. Porque, queridos colegas en la comunicación, un país como Venezuela que en tres años edita 75 millones de publicaciones  comienza a comprender que el cultivo del alma, el amor a la sapiencia y la cultura constituyen los únicos caminos de la salvación de los pueblos. Queridos colegas, todas estas obras están conformes en un punto de amor a la humanidad y elevación del espíritu, al final, todas se confunden y abrazan en un ideal supremo: la revolución. Es histórico y preciso que los pueblos lean para que aprendan no sólo el verdadero sentido de la libertad, sino el sentido actual de la comprensión mutua y de la vida. Que la biblioteca William Lara sirva de paz, inquietud espiritual y alegría para todos quienes la utilicen y digo, finalizando, tal como lo haría el poeta Lorca citando aquel crítico francés: Dime qué lees y te diré quien eres. In Vino Veritas.

efrainvalentutor@gmail.com

 


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Efrain Valenzuela

Católico, comunista, bolivariano y chavista. Caraqueño de la parroquia 23 de Enero, donde desde pequeño anduvo metido en peos. Especializado en Legislación Cultural, Cultura Festiva, Municipio y Cultura y Religiosidad Popular.

 efrainvalentutor@gmail.com

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