El Huracán Bolivariano

Equilibrio Universal y Revolución Social

La palabra “equilibrio“ en su forma más elemental y trascendental, expresa una sensación de armonía, paz o estado de reposo. Es a esa conclusión a la que queremos llegar después de este intrincado análisis que queremos hacer, para vencer las opiniones más diversas que tanto científicos sociales como naturales, han dado a este tema.

Queremos hurgar en el corazón de las cosas, en la belleza de la naturaleza, en las fuerzas que rigen el mecanismo majestuoso del universo en su conjunto, en las contradicciones y la historia de las sociedades humanas, para exponer de una manera global, que el objetivo último de la naturaleza física y humana, es alcanzar un estado de equilibrio, de armonía o para decirlo con belleza poética, de paz interior.

Sin embargo, a nuestro juicio, la falla esencial que ha existido en todo el desarrollo del conocimiento humano, ha sido, que tanto los científicos sociales como los naturales, han estudiado los sistemas aislados unos de otros. Los científicos naturales en su comienzo, estudiaron los sistemas desde un punto de vista mecanicista o causal. Mientras que los científicos sociales estudiaron la interacción de los sistemas sociales como entes casuales o fortuitos.

Los científicos naturales observan la interacción de las fuerzas en el mundo físico, divorciado de la realidad social. He alli la connotación de tecnócratas que le ha sido acreditada por siglos. Sin embargo, han sido capaces de formular las mas complejas ecuaciones matemáticas para modelar el comportamiento de la naturaleza. Las ciencias naturales dieron origen a las ciencias aplicadas, y juntas se retroalimentaron a lo largo del pensamiento cientifico, para alcanzar los niveles de desarrollo cientifico y tecnológico de nuestros días. Las ciencias sociales, sin menospreciar el desarrollo que han tenido desde la antigüedad hasta nuestros días, no han corrido con la misma suerte.

El científico social no ha sido capaz, de formular una ecuación social que pueda modelar el comportamiento de la naturaleza social, y asi predecir su comportamiento, medir sus interacciones, y diseñar un modelo que funcione para alcanzar el tan anhelado equilibrio o armonía social.

Mucho se ha escrito en el campo de las ciencias sociales, cuantos tomos han aparecido en la historia, cuantos modelos de sistemas han sido propuestos. Inmanuel Kant escribió tres tomos sobre “Crítica a la Razón Pura”, Martín Heidegger  escribió sobre el ser y el tiempo, David Hume escribió un “Tratado de la Naturaleza Humana”, Adam Smith escribió “La Riqueza da las Naciones”, Carlos Marx escribió sus famosos volúmenes sobre el Capital, y sin embargo en la actualidad, todavía el mundo se debate en la búsqueda del mejor sistema económico-social que pueda alcanzar el tan ansiado equilibrio o paz social. Ya lo decía el creador del existencialismo Jean Paul Sartre, con frases casi proféticas; “Hasta ahora nada se ha escrito, nada se ha dicho desde oriente hasta occidente, que no sea un grosero error”. He allí nuestro reto, he allí la gran tarea. Hace falta superar la miopía intelectual de los científicos sociales, para buscar en el corazón de las ciencias naturales, la naturaleza de esta gran incógnita.

Nos proponemos, haciendo uso del aporte de las ciencias naturales, establecer los paralelos entre las ciencias físicas y las ciencias sociales, en la búsqueda de esa gran verdad. No es una visión mecanicista del espectro social que queremos diseñar, es al contrario, una visión integradora, donde dejamos de lado el carácter subjetivo del análisis, para usar la objetividad científica y así formular la “ecuación social” simbólica, que pueda predecir el comportamiento futuro de los fenómenos sociales.

Solamente, mediante el matrimonio necesario y natural entre las ciencias físicas y sociales, podemos brindar a la humanidad una comprensión de la naturaleza social fuera de su conciencia, y asi avanzar con paso firme a lograr el tan ansiado equilibrio universal, como lo soñara nuestro Libertador Simón Bolívar cuando se refería al “equilibrio del universo”.

Los científicos han expresado para que un cuerpo esté en estado de equilibrio, su velocidad no necesariamente es cero. Este puede estar en reposo con velocidad cero o en movimiento uniforme. De tal manera que en reposo o en movimiento, aún puede estar en equilibrio dependiendo del sistema de referencia. La condición necesaria y suficiente es que la suma algebraica de las fuerzas que interactúan sobre él sea igual a cero, y que la suma algebraica del momento sea igual a cero, sólo así el cuerpo estará en equilibrio. De tal manera que la condición de equilibrio es una forma de justicia natural lograda entre las fuerzas que actúan sobre un determinado cuerpo o sistema físico.

Todo esto ha evolucionado y ha sido comprendido con más exactitud y belleza con el advenimiento de la teoria de la relatividad y la mecánica quántica. Esto ha permitido estudiar el equilibrio del macrocosmo y el microcosmo respectivamente. Nosotros solamente podemos apreciar con el ojo humano una parte del mundo material que nos rodea. Sin embargo, los objetos físicos que observamos en aparente reposo o en equilibrio, están en constante movimiento en su interior. Fuerzas internas se balancean con tanta naturalidad y belleza para generar ese estado de armonía entre particulas, antipartículas, átomos y moléculas que forman los objetos de ese mundo visible.

Solamente para despertar la curiosidad del lector, y alimentar ese apetito de conocer con el lente de la ciencia la complejidad de la naturaleza que nos rodea, ilustraremos como en sistemas tan complicados, hay una paz interior, aún cuando la cosa en sí esté en incesante movimiento. Podrá ser una casualidad que el modelo del átomo más aceptado hasta ahora, guarda una increíble resemblanza con el modelo de sistema solar propuesto?. Partículas u objetos giran en torno a un núcleo o centro que los mantiene en perfecto equilibrio y en constante movimiento. Esta réplica que pareciera  haber sido diseñada por un creador, determina la estructura más aceptada y es responsable por la evolución armónica de ese “mecanismo majestuoso” como fue descrita por J. Bronosky en su libro “El ascenso del hombre”.

Nuestra curiosidad crecerá aún más, si observamos que los científicos han propuesto con asombrosa rigurosidad, que las partículas que constituyen el átomo, son sistemas en si. Así, el electrón y el protón están compuestos por partículas que interactúan entre si (quarks), y sin embargo, este está en equilibrio consigo mismo. El sistema solar que conocemos, es solo un granito de arena en nuestra vía Láctea. Nuestro sol, es solo una estrella muy pequeña dentro del conglomerado de estrellas y galaxias que conforman el cosmos. Las pléyades son un conglomerado de estrellas que conforman un sistema en sí.

Será que las estrellas están agrupadas entre sí que muchas de ellas giran en torno a una sola que es su centro?. Porque tanta similitud entre el microcosmos y el macrocosmos?. Esta majestuosidad llevó a los astrónomos a proponer la teoria de la “gran explosión” para explicar el origen del Universo, cuyo máximo exponente es el cientifico Ingles Stephen Hawkin. La existencia de agujeros negros (estrellas muertas) en nuestro universo, han dado pie a los científicos para proponer que ellos son la puerta de comunicación entre universos paralelos. Será que nuestro universo es solo una partícula de un macro-universo donde muchos de ellos giran en torno a otro que es su centro?.

Lo anterior expuesto pareciera indicar, que la naturaleza está unida a un mismo origen y cuya celda primitiva (átomo), está dispuesta de tal manera en el tiempo y  en el espacio, para formar las moléculas, las estrellas, las galaxias, nuestro universo y los multi-universos. Que equilibrio tan natural, que armonía tan exacta. Pareciera que el universo apareció, o fue creado con “justicia natural”, cuyo norte es la armonía y la paz  natural.

Los científicos sociales, los luchadores y líderes del mundo han percibido esto aunque de una manera conceptual o introspectiva. Muchos hablan,  que para que halla paz tiene que haber justicia social y equidad. El pensamiento místico religioso, expresado a través del Budismo, Hinduismo, Taoísmo, Zenismo etc, su centro de análisis, es la armonía interior del ser humano, con las cosas de la naturaleza en su conjunto. Asi es simbolizado por los Hindúes con la diosa Shiva, donde sus múltiples brazos y piernas simbolizan la armonía de la naturaleza en todo su esplendor.  Ha habido sin lugar a dudas un acercamiento a la verdad objetiva.  Sin embargo, el problema radica en que el análisis lleva impreso el sello de la subjetividad. Es allí, donde queremos llegar, tienen que desprenderse del manto de la subjetividad para concluir, cual es el mejor sistema económico-social que liberará al ser humano de la opresión y la injusticia.

Uno de los aportes más importantes que podemos aprovechar de las ciencias naturales, es el de la energía acumulada. Un cuerpo distanciado a cierta altura de la superficie terrestre tiene consigo una energía potencial la cual es directamente proporcional a la altura. La única forma de mantenerlo en equilibrio, por virtud de esta energía potencial, es someterlo a una fuerza opuesta que neutralice esa energía potencial. De lo contrario el objeto caerá por ley natural, para encontrar el punto mas bajo de energía y así el equilibrio. Un resorte estirado, almacena una energía potencial proporcional a su desplazamiento y es perfectamente medible matemáticamente. Sin embargo, aquí tambien hay que mantenerlo estirado constantemente por una fuerza externa, de lo contrario se contraerá hacia su punto de menor energía con consecuencias catastróficas.

Exactamente lo mismo pasa con los conflictos sociales. La acumulación de la riqueza en pocas manos es precisamente eso, es una energía “potencial social” que tendrá que ser mantenida así, por fuerzas externas para lograr un equilibrio aparente o artificial, de lo contrario, tarde o temprano, este sistema tiende a encontrar su punto más bajo de energía con consecuencias desastrosas, muy parecido al caso del resorte. Ha sucedido ya, lo hemos visto en diferentes épocas, sucedió en Venezuela el 27 de febrero de 1989 conocido como el “CARACAZO"

Señores, el equilibrio, no es un capricho de los seres humanos para lograr un estado referencial; no, es una necesidad de la naturaleza social, que al igual que la naturaleza física tiende a recobrar su estado“natural” de armonía o paz interior. Cuando el Libertador Simon Bolívar decía: “El sistema de gobierno mas perfecto, es aquel que produce la mayor suma de felicidad posible, la mayor suma de seguridad social y la mayor suma de estabilidad política”, estaba haciendo sinapsis, esto es, interconexión eléctrica entre sus neuronas. Las palabras felicidad, seguridad y estabilidad, todas llevan la connotación de armonía, equilibrio o paz. Como lo dijimos antes, los científicos sociales, los líderes, los poetas, los humanistas han repetido por mucho tiempo lo mismo, sin mayores resultados. Se expresan de esta manera porque su naturaleza física es de este universo, somos producto de ese “Big Ban” o gran explosión, estamos hecho de la misma materia, o mejor dicho, venimos del mismo barro. Necesitamos encontrar el eslabón perdido,  que comunicará a las ciencias sociales con las ciencias naturales, para establecer el vinculo y asi poder extrapolar nuestro análisis, para hacerlo más objetivo y menos subjetivo.

La naturaleza pareciera haber tenido un comienzo, hay un orden natural que dentro de los confines del espacio y del tiempo, parece estar bien fundamentado con la teoría de la gran explosión que explica el origen del universo, del espacio y del tiempo. El universo social, que nació con sus contradicciones, sus tropiezos, inducidos por la mano de los mortales, no ha tenido la misma suerte, su nacimiento fue mas traumático. Este necesita realmente un mejor nacimiento para lograr ese estado de equilibrio o estado natural de más baja energía. Por eso, es que lo repetía muy acertadamente Antonio Gramsci cuando decía que la lucha social está simbolizada por la batalla entre “aquello que debe de morir y aquello que debe de nacer”. Todos hablan de un nacimiento, algunos predicen que será natural producto de las contradicciones sociales, otros que deberá ser agilizado.

Ya lo expresó Carlos Marx en una oportunidad, cuando dijo que todo parto necesita un partero y ese partero es la “revolución”. De tal manera, que la revolución no es un capricho de unos cuantos revoltosos que quieren dar al traste con el Establishment. La revolución, es un llamado milenario de las fuerzas intrínsecas del andamiaje social, para producir el parto o la gran explosión social de cuyo embrión saldrá ese universo regido por leyes dialécticas cuyos componentes interactuarán entre si como un gran “mecanismo majestuoso”.

El Presidente Chávez muy acertadamente lo ha definido como “El Huracán Bolivariano”. Para la América Latina y porque no para el mundo, es eso, un huracán envuelto en los ideales de ese gran luchador y héroe Americano, quien muy proféticamente hablaba de ese “equilibrio del universo”.

(*) JESÚS OSWALDO AVANCINI
DIRECTOR DEL DESPACHO
MINISTERIO DE RELACIONES EXTERIORES



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Jesús Avancini (*)


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