La niña Ingrid

Imagino sus elegantes maneras, que se adorna con este sencillo conjunto de la tarde, cuyo caché lo resalta una cartera Louis Vuitton, rosé. Para hacer gala a este marco, gasta una coqueta y vaporosa chemise. Asi ligera, a la sans facon, hace entrada al Fouquet en 99 Avenue des Champs-Elysées, la beauty Ingrid.

Extrañamente, no lleva las habituales y fastidiosas bolsas de las tiendas de moda, solo un pequeño portapapeles en cuero de cocodrilo de Hermes, y adentro un folio, que su amigo el abogado Francois le preparó con máximo detalle. Es la Demanda. Pieza que controló con extremo celo e incluyó todos los datos jurídicos necesarios. Es pieza sudada como sumo cuidado para lograr un correctísimo uso del lenguaje. Unica condición que ella le puso al abogado, quería evitar que sus paisanos cachacos hicieran burla por algún gazapo semántico o gramatical. Excitación y cuidado debía tener el pergamino, en este lance se jugaba asociado, tanto su prestigio político como su arraigado pulimento colonial y social.

La niña Ingrid, como suelen llamarla sus criadas negras traidas del Chocó, no anda sola, sino que su ser está encadenado a una larga y certificada tradición nobiliaria de su familia Betancourt. Por lo tanto, sus actos se deben cumplir bajo el canon de una larga tradición de gentes virreinales de prestigio y sobre todo, buen vivir. Ella, con sobrado blasón lo sabe y es razón por la cual tanto el monto, como la forma de hacer y el lugar desde donde debía ejecutar la demanda contra el Estado colombiano debía ser teatralmente pensado. París, como mínimo 6 millones de dólares, bien valen una misa.

Quizás el tema adonde la familia Betancourt y la gran patriarca Pulecio debieron bregar mas, fue el monto a exigir. Se comentó, que debía haber comenzado el regateo en 15 millones de dólares, y muy al contrario de lo que su pareja actual, dicen, un tenista italiano de raqueta desfondada, -aconsejado por la mafia Corsa-, recomendó, contra lo esperado, que un “razonable” inicio para negociar debía ser 10 millones.

Los hijos no opinaron, pero olfateaban, que con el ritmo de gastos de Ingrid esta cifra le daría para vivir, tal vez, digamos, al menos un año y medio mas. Adonde su hijo mayor y su segundo ex-esposo fueron categóricos, es que el monto de la Operación Rescate de Daños, tenia que ir a un Banco, ya convenido en Luxemburgo. Sus razones tendrían.

Todos a una corearon que ese dinerito, no debía pasar, después de cobrado, mas de dos horas en Colombia. Su prima Leticia, también divorciada de un francés y ahora empatada con un checheno, declaraba que Ingrid tenia muchas culebras en Bogotá y muchos novios con los cuales saldar cuentas. No excluyó su lista, aquellos con quien convivió el dulce affaire de la selva, según sus cálculos había en la lista varios paracos, motosierrosos que habían declarado sus resquemores por la vida que se daba en París la ex-cautiva.

En una muy compleja como ardua discusión, por fin se convino, con el voto salvado y protesta escrita de la Dama Pulecio en los 6 milloncejos que todos conocemos. Se consumó el lance cuando se introdujo el alegato en la Fiscalía No. 5 para Asuntos de Pago de Daños al Fashion de Familias Honorables de Bogotá. Así, se daba inicio al trámite, que los pondría buchones.

Como de costumbre esa noche la familia volvió a Champs Elyseés a celebrar el lucido lance. Ingrid supo aprovechar sus horas de arreglo en la peluquería para lucir ante ese pequeño “tout París” los resultados del dinero invertido en esta calurosa, como amable operación de estética diaria. La niña Ingrid siempre será joven, la edad no le afecta, las imperfecciones de los años le resbalan, tiene una moral protegida con Loren Dumond, Remy Lauré, o Arsène Valeré. Goza, sueña, porque sabe que con el dinero que pronto llegará, todo, pero todo, se puede arreglar incluyendo sus incipientes surcos y ranuras.

Del triste final de la dramática como bochornosa ópera, que copió de Madame de Bovary o de la Dama de las Camelias, no queremos ni hablar. Es tan grotesco el cierre de esta farsa, que sus admiradoras de Caracas, y el Consejo de Redacción de la Revista Exceso, por lo pronto, no piensan invitarla a los (¿) cincuenta de Antonieta Lopenco de Mendonca y Urrutia. ¡¡ Vaya sarao que os perdéis ¡¡ … y para las elecciones de septiembre, never de los never, ya fuiste declarada pavosa por la gente de la enclenque Mesa.

La ingrata prensa internacional, El Tiempo, Hola, y Panfleto Negro, incluido, abrieron primera pagina con este epitafio: “Ingrid Betancourt da marcha atrás y trata de lavarse la cara”. …. No somos nada….

tuliomon@gmail.com


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Tulio Monsalve


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