Transnacionales

Las transnacionales constituyen los tentáculos económicos del capital financiero, eso es un hecho indiscutible. Por supuesto, aquí lo que nos interesa analizar, como es obvio, cómo es dicho reparto. Existe una lucha entre las transnacionales por los mercados del mundo capitalista. Lucha que se ha expresado a través de diversas variantes. Pero también existe un distribución económica del mundo que amortigua los enfrentamientos; algo así como “aquí hay para todos” los burgueses dueños de los cárteles. La enconada competencia de los dos gigantes del petróleo, la Standard Oil, de Rockefeller y el consorcio anglo-holandés Royal Dutch-Shell dio como resultado el reparto mundial del petróleo entre ambos monopolios.

En 1926 las alianzas monopolistas de la industria metalúrgica de Alemania, Francia, el Sarre, Bélgica y Luxemburgo, acordaron fundar el cártel internacional del acero, que determinaba el volumen de la fundición de este rubro y la cuota correspondiente a cada país. En esta alianza, el papel preponderante correspondía a los industriales alemanes, que producían el 43.5% de todo el acero del monopolio. Posteriormente fueron incorporados a éste algunos otros países de Europa; en 1935 se le adhirió Inglaterra. La competencia de este grupo con la industria del acero de los EEUU terminó en 1938, al concluirse un acuerdo entre el consorcio del acero y la asociación exportadora de los monopolios siderúrgicos norteamericanos, formándose así un cártel internacional que controlaba el mercado mundial entero. La creación de los monopolios internacionales trajo como consecuencia un alza de los precios de los medicamentos, de las lámparas eléctricas, neveras y utensilios de diversos tipos. Para mantener los precios altos recurrió a limitar la producción. El cártel internacional del acero imponía multas a aquellos de sus miembros que rebasaban su cuota de producción y por el contrario, abonaba gratificaciones a las formas que no utilizaban totalmente sus cuotas.

Otra forma de monopolio internacional, bastante difundida, son los acuerdos sobre patentes. Los monopolios tratan de apoderarse del control absoluto de las patentes de una determinada rama de la industria, ya que su posesión les permite batir a los rivales y contribuye a un enriquecimiento rápido. Y como en escala mundial algunos monopolios pueden poseer patentes que se complementan recíprocamente, surge la tendencia a unificarlas y a concertar acuerdos internacionales en este plano.

El reparto del mundo por las transnacionales se basa en acuerdos entre los monopolios internacionales con respecto a exportación de capitales, restricción de mercados, oferta y demanda, precios, unificación de intereses, centralización de patentes, y otros, con el fin de asegurar a los integrantes de los cárteles transnacionales ganancias monopolistas explotando a la población de todo el mundo capitalista, y ante todo a la de las colonias, neocolonias y países dependientes. La consecuencia de este propósito se lleva a cabo fijando altos precios en acuerdos internacionales regulando la producción y la venta de tal o cual mercancía, mediante el establecimiento de las cuotas correspondientes para cada integrante de la asociación, repartiéndose los mercados internacionales y concertando acuerdos de intercambio y utilización conjunta de las patentes.

Los capitalistas desean siempre obtener la mayor ganancia posible y si esto lo pueden conseguir en el extranjero, sin pensarlo dos veces exportan sus capitales. Sin embargo, la exportación de capitales en el imperialismo se convierte en una necesidad como producto de causas concretas que nombraremos a continuación:

La hegemonía de los monopolios constituye la causa principal de la creación de capital excedente para la exportación, ya que los consorcios aumentan la pobreza y origina la disminución del mercado interno de consumo; trayendo esto como consecuencia, que el empleo de nuevos capitales se haga difícil. Además, la dominación de los monopolios impide la penetración en las áreas comerciales de capitales ajenos por el temor a que aumente la competencia, lo cual trae, obviamente, una disminución de la ganancia.

La existencia en el extranjero de países que producen un alto índice de ganancia. El fin de exportar capitales, para la clase dominante, no es ayudar a los pueblos sino incrementar la fortuna de los grupos de la burguesía financiera e industrial monopolista norteamericana. El mundo, como sabemos, se divide en países-desarrollados y subdesarrollados. Los segundos producen un índice mayor de ganancia a los capitalistas, debido a las materias primas baratas, los bajos salarios, la carencia de capitales, el bajo precio de la tierra, el valor menor de la moneda y otros. Este alto índice de ganancia mueve necesariamente a los capitalistas a exportar capitales a estas naciones.

El gran excedente de capital que después de la Segunda Guerra Mundial se formó en EEUU. Las grandes ganancias obtenidas por la clase dominante estadounidense en la industria militar trajo después de la Segunda Guerra Mundial un excedente de capital el cual fue, por una parte, invertido en empréstitos para la reconstrucción de Europa, lo que permitió que se afianzaran las condiciones para la penetración del imperialismo yanqui en el viejo continente; y por otra, también en empréstitos e inversiones en los países subdesarrollados de economía dependiente.

El haberse entrelazado íntimamente en el imperialismo la exportación de capitales y mercancías. La exportación de capitales se ha convertido en un pilar de la vida económica del mundo capitalista, contemporáneo. Sin embargo, lo dicho no significa que la exportación de mercancía carezca de importancia bajo el imperialismo. Por el contrario, éste fortalece todos los factores que hacen necesario el mercado exterior bajo el capitalismo, a saber: un amplio desarrollo de la producción y de la circulación mercantil, que rebasan los límites de un Estado. Durante la época imperialista, la lucha por los mercados ha adquirido singular encono. De 1900 a 1970, la exportación de mercancías en el mundo capitalista se ha cuaplicado. La exportación de capitales y de mercancías se entrelazan en el imperialismo, pero es la exportación de capitales la que desempeña el papel de terminante. La exportación de capitales a los países atrasados contribuye al aumento de mercancías a esos mismos países. La concesión de un empréstito a un país estipula habitualmente, que una parte de dicho empréstito se invierta en adquirir mercancías en el país acreedor.

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Jesús Muñoz Freites

Filósofo. Docente. Cronista Oficial del Municipio Los Taques en el estado Falcón

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