Ah muchachos pa peligrosos

 En el documental “Caracas, ciudad de despididas”, aparece un reducido grupo de jóvenes de clase media, eurodescendientes por demás, tratando de argumentar los motivos por los cuales abandonarían este país (el que los vio nacer y crecer). Entre otros motivos, el que con mayor fuerza esgrimen, es el de la inseguridad, según ellos, la que reina en esta, su ciudad capital. Suponemos que se refirieren (porque no lo especifican) a los secuestros (los de larga duración y los exprés), los robos, los atracos, la prostitución, el narcotráfico, las extorsiones, los homicidios y la violencia con que estos se suceden.
¿Es o no importante que ahondaran en el tema de la inseguridad? Pasando por alto el hecho de que, es un producto audiovisual de muy buena calidad técnica, de buen manejo estético, y con un propósito político especifico, que además es válido, en tanto, así se asuma (lo cual le arrebata la autoría a los chamos, o por lo menos, la pone en duda), es importante que hayan analizado el tema, porque ello les ofrecía la oportunidad de ver el panorama con mayor claridad y quizá se hubiesen dado, a sí mismos, algunas respuestas, que si bien, no los iba a retener en el país para pensar un poco en el patriotismo, por lo menos, los hubiese convertido en seres menos ingenuos y quizá, más honestos. Es decir, al debatir sobre el tema, algún somero análisis, les hubiese arrojado luces sobre su entorno. Escojamos uno de esos factores: el narcotráfico por ejemplo (para no meterlos en honduras, a hurgar las perversidades del capitalismo, que en el fondo es el origen de toda calamidad moderna y por supuesto, de toda su violencia); es un detonante de inseguridad y violencia aterrador, sin embargo, el narcotráfico vive en la cotidianidad del sub mundo que se han construido con su debida apariencia y trascurre casi inadvertido para la sociedad de cómplices que lo ampara. La droga que les rodea, ya sea como narcoconsumo, como de narcofinanza o como narcocapital, es uno de los fantasmas de los cuales quieren huir, sin siquiera intuir que los acompañará a donde vayan, mientras sostengan ese ficticio estilo de vida.
 Por otro lado, es bueno revisar algunos destinos a la hora de escapar. Algunos son idóneos, pero otros no. Por ejemplo: México no. No por la cruenta guerra que desarrolla el narcotráfico actualmente en ese hermano país auspiciado por el abrumador consumo del vecino del norte, sino porque precisamente, el secuestro expres, es uno de esos terribles delitos importados desde ese territorio. Colombia no, El secuestro (el de larga duración), como industria, lo desarrollaron allá y lo exportaron luego como parte de la delincuencia internacional. Los asesinatos en masa y con irracional crueldad, lo practican los paramilitares para sembrar el terror, estos también tienen su cuna en la hermana república y son otro producto de exportación de la derecha regional. Estados Unidos no. Los asesinatos en masa de los intramuros estudiantiles, son un producto típicamente norteamericano, sin embargo, este es el destino más apetecido por quienes huyen de la Bolivariana Venezuela, sin apreciar en el mapa, que Miami es la meca de los capitales mundiales del narcotráfico.
 Por último, pudiéramos advertirles a estos jóvenes escapistas, para su asombro, que ellos en el fondo, son mas peligrosos que los morenos delincuentes de los cuales pretender huir. Si bien esa exacerbada actividad delincuencial, aliñada además, por una coyuntura política contrarrevolucionaria, se abate sobre jóvenes morenos de clase baja, quienes la protagonizan como víctimas y victimarios, estos no la llevan a cabo por una convicción ideológica, sino como consecuencia de un mal estructural de nuestra sociedad y que es de vieja data. Sin embargo, la potencial violencia contenida en estos jóvenes, hijos de aquella generación boba, suele ser más desbastadora que cualquier tipo delincuencia, una vez llegados al poder. Por fortuna, el menos apto de ellos, que ya es mucho decir, es quien ha servido como fachada para la aspiración de esta minoría y su ambición de acceder al poder.
 La expresión, la puso en la arena política El Comandante, como siempre inspirado en el decir popular: “Ah muchacho pa’ bobo”, refiriéndose al candidato que le adversa en La Batalla de Carabobo, el 7 de octubre, pero tanto este, como los del documental, siendo la descendencia de aquella generación que arrojó como bagazo las practicas económicas neoliberales, son tan bobos como peligrosos.


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Milton Gómez Burgos

Artista Plástico, Promotor Cultural.

 miltongomezburgos@yahoo.es      @MiltonGomezB

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