La antihistoria

La decisión del gobierno bolivariano de entregar al Archivo General De la Nación los documentos del Libertador Simón Bolívar y del Generalísimo Francisco de Miranda, las cuales se encontraban bajo la custodia de la Academia Nacional de la Historia, es una decisión jurídica, política y técnicamente necesaria, por cuanto ella esta motivada por el cumplimiento ineludible e indelegable de la obligación del gobierno de la República Bolivariana de Venezuela de custodiar, proteger y difundir en el seno del pueblo venezolano, el acervo histórico de la Nación, hoy en manos de elitescos y antibolivarianos grupos privados que pretenden seguir erigiéndose en “supremos sacerdotes” de la historia Patria, mientras se resisten al proceso de cambios revolucionarios que, de manera democrática, decidió la mayoría del pueblo venezolano.

A estas alturas del proceso revolucionario, sería inaceptable que, el gobierno de la República Bolivariana de Venezuela, siguiera permitiendo que el alma imperecedera de la Nación y, en especial, el fruto el pensamiento político, moral y militar de los dos más grandes hombres de la historia nacional, sigan secuestrados por círculos conservadores que permanentemente manifiestan su odio hacia el pueblo y la revolución bolivariana, atacando la figura de Bolívar y demás próceres de nuestra gesta de independencia, con el único propósito de cuestionar las bases ideológicas y políticas de esta revolución triunfante y favorecer las acciones contrarrevolucionarias de los enemigos del pueblo venezolano.

La Academia Nacional de la Historia, hay que decirlo, como todas las Academias que funcionan en el país, no han sido y, hoy menos lo son, un espacio plural de reunión del pensamiento creador, promotor del debate científico y humanístico y transmisor del ideario democrático y republicano de la Nación Venezolana, sino “bunkers“ elitesco de “sesudos académicos” reaccionarios, con pretendidas ínfulas de infalibilidad, a quienes la Cuarta República elevó a la condición de “Guardianes de la Nación”, cuando en la realidad no son más que legitimadores, cuando no participantes, (salvo contadísimas excepciones) de las conspiraciones y acciones contrarevolucionarias que, el imperialismo, con la ayuda de sátrapas internos, han desarrollado durante estos 11 años, con el fin de derrotar la voluntad democrática de cambio de la mayoría del pueblo venezolano; defendiendo con ello los intereses de las clases que representan y añorando seguir disfrutando de las prebendas y privilegios con las que los gobierno de la Cuarta República premiaban su silencioso apoyo a la República mediatizada, corrupta y represiva de las dictaduras y la seudo-democracia puntofijista.

Es necesario destacar que, que contrario a lo que puedan pensar muchos venezolanos y venezolanas y, aún extranjeros, desconocedores de nuestra instituciones nacionales, las llamadas Academias son entidades privadas de interés público, que se rigen por sus estatutos sin ingerencia del gobierno, salvo la obligación legal de otorgarle un jugoso presupuesto para su funcionamiento y programas, sin que cumplan con la obligación de supedir sus actividades a las nuevas realidades de participación democrática y protagónica del pueblo, creadas por la revolución bolivariana, ni a los lineamientos del Plan de Desarrollo Socialista 2007-2013, impulsado por el gobierno bolivariano del comandante Hugo Chávez Frías.

Mas temprano que tarde, como parte del proceso de transición al Socialismo, estas vetustas instituciones representativas del aparato ideológico del Estado burgués, inevitablemente deberán ser apartadas y sustituidas por nuevas instituciones realmente académicas, abiertas a las diversas corrientes del pensamiento nacional y universal y supeditadas a las directrices fundamentales dictadas por el Estado, con base a la Constitución y leyes de la República, con el fin de que contribuyan con su pensamiento y creación científica y humanística, a la recuperación del hilo histórico de nuestra Nación y a fortalecer las bases fundamentales de la nueva República que estamos construyendo, la cual nos llevara al objetivo histórico de la Humanidad, la sociedad de los Justos: el Socialismo.


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Yoel Pérez Marcano


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