Geopolítica de la Paz y Salud Colectiva: entre el poder imperial y la soberanía de los pueblos

Hablar de geopolítica nos remite a declarar desde donde nos situamos y construimos nuestro discurso y nuestro hacer en el escenario político y la geopolítica mundial actual, es decir, en lo geográfico (pre-texto), lo geopolítico, histórico social, cultural (texto) y lo geoestratégico (contexto).

Geografía crítica (pre-texto) de Milton Santos, Dave Harvey y Doreen Massey entre otros, desde la década de los 60 del siglo XX, concibieron el espacio geográfico como construcción social e histórica, la dimensión del poder político como desigual y polarizado, hoy como Norte Global/Sur Global y determinado sociopolíticamente desde las clases sociales, colonialidad, género y ecología política; la denuncia de injusticias espaciales, socioambientales del capitalismo global, extractivismo, colonialidad del poder y saber por movimientos sociales decoloniales, con propuestas alternativas civilizatorias, emancipadoras, para la garantía de la vida y la salud, derechos de la naturaleza, justicia ambiental y territorial.

Lo geopolítico (texto), surgido desde finales del siglo XIX e inicios del siglo XX, asociado a los imperios coloniales, la proyección y competencia del poder de los Estados-Naciones, sobre el espacio geográfico y la expansión territorial. Poder, dominio y rivalidad del espacio global, control de "espacios vitales": heartland, mares, rutas energéticas y comerciales, competencias interestatales. Sustentadas en determinismos geográficos, realismo político, darwinismo social y teorías críticas desde una mirada global del poder, con impactos histórico sociales, políticos y culturales desde la postguerra, que dividió al mundo en dos mitades desiguales, con la estrategia de la "guerra fría", capitalismo vs socialismo, EE.UU vs Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS),

Discurso geopolítico que reaparece con referencia a la crisis civilizatoria actual, para reforzar posiciones hegemónicas de la potencia imperial en declive y las potencias emergentes. Del análisis geopolítico crítico, decolonial como resultado de estudios climáticos, energéticos y recursos minerales estratégicos proponen miradas "otras multipolares", ante la mirada unipolar hegemónica en crisis y declive.

Lo Geoestratégico (contexto) surge en el siglo XX, con las dos guerras europeas intercapitalistas, la estrategia de "guerra fría" y el auge de la planificación militar y estratégica, cuya finalidad es el uso planificado del poder político, económico, tecnológico y militar en lo espacial territorial, para asegurar intereses nacionales y bloques de poder, ahora en disputa ante la emergencia del mundo multipolar desde el Sur Global, con el propósito de la seguridad y defensa nacional, ofensiva y disuasión, así como el posicionamiento estratégico a través de bases militares, alianzas, rutas energéticas y comerciales. Sustentadas en la estrategia militar clásica de Clausewitz, Sun Tzu, realismo político y estudios de seguridad. Sus impactos históricos y políticos han sido seguridad y doctrina militar para las potencias globales.

La crisis civilizatoria ha profundizado la lógica de confrontación, control militar y aumento del gasto bélico en deterimento de las soluciones sociales y ambientales. Las evidencias las vemos en la implementación de guerras híbridas, guerras cognitivas, ciberseguridad, control espacial y satelital.

Lo propositivo desde el Sur Global, es una geopolítica y geoestrategia de paz en resistencia, seguridad humana, defensa de la naturaleza y la humanidad del ecocidio y genocidio actual. Participación y fortalecimiento de la solidaridad y cooperación Sur Sur, a través de seguir configurando un mundo multipolar y multilateral a través de una reorganización y reconfiguración verdaderamente democrática y participativa de la Organización de Naciones Unidas (ONU), ampliación e inclusión del Consejo de Seguridad, con representación de África y Nuestramérica, eliminar el privilegio de derecho al veto de algunos integrantes de ese Consejo de Seguridad y mudar la sede de la ONU de Nueva York a un país más neutral, no hegemónico, ni guerrerista.

La pandemia de COVID-19, fue una inflexión que hizo visible lo que desde hace tiempo se gestaba: la salud ya no es únicamente un tema médico, sino un campo de disputa geopolítica y geoestratégica. Lo vimos en las pugnas por las vacunas, en la negativa de las grandes potencias a liberar patentes y en la subordinación de la salud y la vida a los intereses del mercado. Mientras unos pocos concentraron ganancias descomunales, millones quedaron excluidos de su derecho a la vida y a la salud.

Este escenario refleja la profundidad de la crisis civilizatoria moderna occidental capitalista, cimentado en el extractivismo energético petrolero y más recientemente del litio y otros minerales de la naturaleza, en la explotación de la fuerza de trabajo y mercantilización del ser humano, que muestra claros signos de agotamiento del modelo económico ultraliberal en crisis y declive del Imperialismo de EE UU y sus aliados de la Unión Europea, su histórica y patológica obsesión sobre el "peligro ruso para Europa", con la finalidad de anexarse Rusia a través de la Guera OTAN-Ucrania.

El triángulo de la colonialidad

La salud colectiva, lejos de ser un terreno neutral, está atravesada por lo que denominamos el triángulo vicioso de la colonialidad como un patrón ideológico que se expresa en el poder político, la academia a través de privilegiar algunas universidades europeas y anglosajonas, por sobre el resto de las universidades mundiales, que se ha denominado euroanglo-centrismo académico y al ser humano mediante la alienación de su subjetividad como experiencioa humana que se evidencia en:

  • La colonialidad del ser, mediante bloqueos comerciales y medidas coercitivas unilaterales que provocaron y siguen provocando muertes evitables particularmente de: niños y niñas, pobres, mujeres embarazadas, adultos mayores, pueblos originarios, eso es violencia directa hacia los pueblos y poblaciones civiles

  • La colonialidad del poder, un mundo "basado en reglas" para los países del Sur Global, que la potencia hegemónica y el Norte Global, no respetan. Imposición de patentes comerciales, guerras híbridas y guerras cognitivas; organismos internacionales como el Banco Mundial (BM), Fondo Monetario Internacional (FMI) que a través de "deudas eternas" perpetúan desigualdades, injusticias y exclusiones, eso es violencia estructural.

  • La colonialidad del saber, que descalifica saberes ancestrales y actuales locales, los únicos saberes válidos y científicos son los producidos en Universidades de EE.UU, Alemania, Francia, Gran Bretaña e Italia, que naturaliza y universaliza una visión individualista y fragmentada de la vida y la salud, eso es violencia cultural.

Venezuela bajo asedio

El caso venezolano ilustra cómo la geopolítica imperial hegemónica yanki impacta directamente en la vida cotidiana. Venezuela en el 2015 fue calificada por el Gobierno de Barak Hussein Obama, como "amenaza inusual y extraordinaria", con la aplicación de (MCU), desde entonces, Venezuela ha enfrentado un bloqueo comercial y económico, robo de parte de sus reservas de oro, por parte de bancos y políticos ingleses, los "Morgan y Walter Raleigh modernos neoliberales", con efectos devastadores: deterioro progresivo y sostenido de nuestra empresa petrolera PDVSA, agravada además por la corrupción interna de esa empresa, la principal empresa del país, escases de alimentos y medicinas, fuga de talento humano de salud, especialmente personal médico y de enfermería, deterioro de infraestructura sanitaria de salud, deterioro de hospitales, escuelas, universidades estrepitosa caída de sueldos y salarios que se mantiene y agrava día a día.

Migración en general, cifras extraoficiales, señala 7 millones de migrantes venezolanos y los daños colaterales para el país y las familias; los venezolanos y las venezolanas no acostumbrábamos a migrar masivamente, la cual fue provocada como consecuencia de la guerra cognitiva orientaba a la captura mental de jóvenes y adultos jóvenes profesionales y la estrategia de guerra híbrida orientada al control de recursos estratégicos como petróleo, oro y minerales estratégicos.

Competencia o cooperación sanitaria

El mapa geopolítico mundial de la salud oscila entre dos caminos:

  • Una competencia unipolar, dominada por la potencia imperial hegemónica EE.UU, (UE), sus aliados nuestramericanos y la industria farmacéutica transnacional, mercantilizando a los enfermos, la enfermedad y sus tratamientos, creando un mercado cautivo seguro y un negocio especulador, en oportunidades utilizado como arma política, como sucedió con las vacunas durante la pandemia covid-19.

  • Una cooperación solidaria multipolar, basada en alianzas como ALBA, CELAC o BRICS, países amigos y solidarios como Cuba, China, Rusia que buscan compartir saberes, tecnologías y soberanía sanitaria, quienes usaron las vacunas durante la pandemia covid-19, como acto humano y solidario con la vida y la salud de nuestro pueblo; no como la encubridora "ayuda humanitaria de la ONU/OMS" manipulada por EE. UU y UE.

La humanidad se encuentra en una encrucijada: seguir atrapada en la lógica imperial, o dar un salto hacia un orden internacional que coloque la vida, la salud, la justicia, la igualdad y la inclusión como su horizonte de sentido.

Una alternativa desde el Sur

Frente a este panorama, Venezuela ha planteado el Plan de la Patria 2025-2031, que propone un horizonte distinto. Allí se proponen siete transformaciones (7T), que se debe asumir desde el Presidente de la República y la Vicepresidencia Ejecutiva, el sector seguridad social y salud en clave de Salud Colectiva Decolonial: asumir un nuevo modelo económico socialista de mercado con rasgos bolivarianos, crear un fondo supranacional de medicamentos, fortalecer la formación, organización y movilización del poder popular como sujeto colectivo histórico y clasista, impulso al ecosocialismo, la ciencia & tecnología, para proteger la naturaleza y mitigar la crisis climática y la geopolítica de paz mediante alianzas con Asia, África y Nuestramérica, promover una diplomacia geopolítica sanitaria.

El Plan de la Patria 2025 – 2031, además de ser una Ley Orgánica, es un instrumento para evaluar la gestión gubernamental corresponsable Estado-Gobierno/Pueblo-Poder Constituyente, con conciencia patriótica y clasista, es hacer realidad, "otro mundo y sociedad son posibles", priorizando y respetando la soberanía de los pueblos, la vida, la solidaridad humana, las relaciones diplomáticas, el derecho internacional y reconfigurando democráticamente la Organización de Naciones Unidas (ONU) y en particular su Consejo de Seguridad, incorporando la vocería de África y Abya Yala, eliminar el veto de algunos países y sea mudada su sede principal fuera de Nueva York.

Una geopolítica de los pueblos

El desafío es claro: superar el triángulo perverso de la colonialidad y violencia; avanzar hacia una geopolítica de la salud que reconozca la interdependencia planetaria solidaria y en paz. Se trata de dejar atrás la visión de la salud como mercancía y asumirla como derecho humano inalienable y bien público mundial.

Los derechos humanos y las necesidad colectivas de los pueblos son eternos y perpetuos; la Geopolítica de Paz como transformación debe tenerlos como faro y horizonte de sentido

La salud, en definitiva, ya no puede seguir siendo botín de potencias. Es tiempo de que se convierta en bandera de emancipación y soberanía compartida de los pueblos.



Esta nota ha sido leída aproximadamente 839 veces.



Pedro Alcalá Afanador

Doctor en Ciencias Gerenciales - Doctor en Ciencias Sociales - Especialista en Salud Pública - Psiquiatra - Médico Cirujano

 alcalaafanadorp@gmail.com      @alcalaafanadorp

Visite el perfil de Pedro Alcalá Afanador para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes: