El Clavo Visor + Entérate (XXV)

Pensaron sumaban con la Usaid y ahora hacen creer quedar libre de culpas

Sin todavía concluir el primer mes del recién instalado gobierno de Donald Trump II, las medidas para frenar las migraciones en masa desde el lado de México hacia suelo estadounidense anunciadas una vez se conociera su elección como presidente se vienen cumpliendo al pie de la letra por organismos de seguridad, especialmente por agentes federales, vigilantes en la última parte de las deportaciones en la que ya se incluyen a los primeros venezolanos de regreso, eso sí, dignamente al país. 

Es muy importante destacar el trato como seres humanos se brinda a quienes regresan a través de los vuelos de la línea aérea Conviasa. Esto es posible gracias a que se permite el ingreso  y salida de nuestros aviones en territorio norteño como parte de los acuerdos que trajo la visita del representante diplomático estadounidense Richard Grenell con el presidente de la República Bolivariana de Venezuela Nicolás Maduro. De allí que no se sepa de actos de violación física ni verbal contra quienes retornan al país. 

Un punto adicional de esta entrega trata para quienes promovieron el éxodo de Venezuela es que vienen detenciones en seguidilla. La exorbitante cantidad de dinero manejada por esos promotores, producto de las migraciones de venezolanos en el continente son mil millonarias.  Pedían hasta US$ 8.000 por cada migrante. Un episodio tenebroso de los últimos tiempos que merece su condena por ser mismos venezolanos extremistas quienes dramatizaron y ahondaron la crisis en miles de hogares del país. Fíjense, de quién es la culpa venezolanos por estar ilegales y lucir tatuajes sean llevados a prisión en Guantánamo, según el departamento de Seguridad forman parte de la banda del Tren de Aragua. 

Para todo venezolano incurso en delito en el país se cuentan con suficientes leyes para ser aplicadas a sabiendas de las penas correspondientes. Ahora vámonos a la comparación cuando de grandes movilizaciones de personas se trata. Rememoremos un episodio lejano que tan solo estaba en nuestra imaginación, basado ciertamente, en los textos narrativos de historia. Es el caso de la emigración peatonal a oriente ante la llegada del tirano Boves y su legión de la muerte en 1814, cuando buscando preservar la vida los habitantes de Caracas no vieron otra opción sino escapar dejándola prácticamente sola. En ese hecho los actores se asocian a una guerra civil más que un conflicto internacional.  No obstante, lo sucedido con venezolanos de reciente data, especialmente humildes saliendo del país no tuvo que ver con un gobierno persiguiendo por pensar diferente o no ser miembros a partidos políticos afectos. 

Desde que nuestra economía fue atacada desde el exterior nos tocó observar, cada vez en mayor proporción, desde 2017 de acuerdo a los recursos tecnológicos tenidos a la mano cómo se iban familiares, amigos y todo el que se atrevía hacerlo con tal adquirir, según los mismos viajeros, mejor calidad de vida donde no se comiera solo sardina con yuca y consiguiera papel toillet, aspectos más significativos que ver humillada la patria por parte de una élite política que no consigue asumir los nuevos tiempos de gobernabilidad en Venezuela. 

La soledad de algunos espacios públicos fue notándose en las principales ciudades del país luego de producirse caravanas de venezolanos, de manera inicial, rumbo a los países al sur del continente y, posteriormente, como poseídos volviéndose multitud caminar hacia “el sueño americano” atravesando la inhóspita selva del Tapón del Darién sin justificar no lo hacían por hechos bélicos, desastres naturales, catástrofe nucleares o pandemia.  

Ante la vergüenza de la derecha extrema internacional ya es público y notorio los principales responsables empiezan a ser solicitados por la justicia estadounidense para que expliquen y digan qué hicieron con los fondos de las ayudas humanitarias y, especialmente, lo destinado para derrocar al presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro.  

Estos reconocidos indeseables políticos, pueden ser llamados así en cualquier país del mundo, desoves del bipartidismo adeco-copeyano genuflexo a Washington, son sin lugar a dudas los mayores rastreros de la historia venezolana.  Llamaron primero a intervenciones militares, luego a aplicar sanciones para asfixiar la economía nacional y hasta lograron se nos considerara a los venezolanos como amenaza inusual y extraordinaria para la política exterior del hermano goloso del norte por el comprado nobel de la paz Barack Obama. Y con todo lo anterior, para ellos no está descartada la aventura terrorista del magnicidio sin reparar en el estallido de una guerra civil de impensables proporciones. 

El otro punto adicional son quienes alientan y nutren la savia de tales especímenes, yertos  protectores de parásitos políticos. Se trata de los aliados de las principales corporaciones del mundo, capaces de manipular sin ningún remordimiento la realidad a favor de quienes financian la destrucción de pueblos enteros. Tantos medios de comunicación como conductores de programas, especialmente de Miami, no lograron el ansiado éxito que depositaron en ellos para crear caos en las calles de Venezuela. Posteriormente fueron reemplazados por influencers que cobraron lo impensable para finalmente juntos compartir el pozo de sabandijas chupasangre de las grandes remesas de dinero de la Usaid, hoy atacada y desmantelada por Trump y Elon Musk. Cabe recordar la razón política de esta organización, fuera del territorio gringo, es financiar grupos para quebrar las rodillas de gobiernos no afectos a los intereses absolutistas que son direccionados desde el Pentágono.

Tenemos, pues, el desarrollo de los siguientes escenarios, especialmente para aquellos que se colocaron de lado del imperialismo opresor y también de quienes creyeron en su generosidad. Como siempre decimos, es saludable recordar para sumar añadiduras. Téngase presente la compostura final de los estadounidenses cuando ya todo estaba decidido en la guerra de Vietnan. Y lo más interesante aun es cómo fueron tratados los vendepatrias, los traidores vietnamitas por los mismos gringos y sus propios hermanos de patria.

Luego de entenderse no valía la pena continuar una guerra tan lejos de casa y sin mayores resultados para el hermano goloso del norte, el presidente Richard Nixon anunció la retirada de tropas a principios de 1972, solo que las fuerzas norvietnamitas volvieron a la ofensiva siendo repelidas con bombardeos sobre su territorio, especialmente, Hanoi.

En esa retirada de los ejércitos gringos espías, delatores, colaboradores e informantes vietnamitas se volvieron una masa a la espera de ser socorridos mientras se aproximaba el vietcong. Famosa la gráfica de la embajada norteña cuando el último soldado estadounidense después de subir la escalera, preparados en el rescate para abordar el helicóptero, la empuja al vacío con la fila de vietnamitas indignos a su país cayendo en forma desordenada.

El episodio registrado es una clara demostración de quién o quiénes son aliados o no y de si vale la pena creer en los enemigos de la mayoría de tu país. 

Por último, para nuestros lectores más cercanos los siguientes números, en la guerra de Vietnan se registraron unos 2,5 millones de muertos, siendo entre ambos bandos 2 millones de civiles los contados. En el caso de soldados del hermano goloso del norte (EEUU) cayeron 58.159 con más de 1.700 desaparecidos. Allí fueron arrojadas unas 7,5 millones de toneladas de bomba entre 1955 y 1975 yéndose al final los gringos con resultados adversos e inclusive con el absoluto rechazo de sus propios ciudadanos. Por tales hechos saquemos cuenta a qué juega la ultraderecha venezolana si no sabe de lo que carece al promover migraciones y posibles guerras creyéndose quedar libre de culpas. 

Ahora Entérate

ilógicasrelaciones@envalencia.- ¿Tiene lógica el lugar de sesionar la Ilustre Sociedad Bolivariana de Venezuela Carabobo en la Casa del General Páez, a sabiendas se trata de quien fuera uno de los promotores de la separación de la Gran Colombia? Para la Valencia revolucionaria es de tremenda contradicción. Sin embargo, los espacios, los historiadores junto aquellos estudiosos del pensamiento y obra del Libertador es el momento para tratarlo en nueva ocasión. ***Hasta la próxima***

 


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Brígido Daniel Torrealba


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