A propósito de la intervención del Casco Central de la ciudad de Maracaibo

¿Patrimonializar o improvisar?

Docente/investigador. Universidad del Zulia. Licenciatura en Antropología.

Lo primero que debemos decir es que era necesaria una intervención del centro de Maracaibo, pues allí se habían anidado una seria de vicios que le han hecho mucho daño a la ciudadanía. Estamos de acuerdo con la reorganización de ese espacio esencial para la ciudad.

Lo que es cuestionable es la forma desplanificada e improvisada como se hizo. Observamos, a más de un mes de esa acción, que no hay nada concreto sobre el destino de estos espacios y ni siquiera saben qué hacer con los buhoneros que van del timbo al tambo ocupando espacios improvisados.

Solo vemos que esta intervención ha sido utilizada como fenómeno propagandístico en favor del Alcalde y del Gobernador. Lo cumbre fue el evento que realizó la Alcaldía "Perspectivas para la recuperación del casco histórico de Maracaibo", en el cual el mismo Alcalde asumió que no hay plan para reorganizar el casco central. En este evento pudimos observar que se va a ciegas pidiendo propuestas para comenzar a planificar algo. Allí se plasmaron algunos criterios certeros, pero descoordinados aún de la acción de gobierno.

Al parecer solo hay una idealización de un Maracaibo de antaño, de una arquitectura y de unos espacios que sirvieron en algunos momentos históricos para actividades que ya hoy hay que redimensionar. Pero, además, hay que diferenciar los espacios del casco central, pues no todos deben analizarse desde la perspectiva histórico/patrimonial. Por ejemplo:

1. Las Pulgas, la Redoma, San Felipe componen una «Zona comercial» y como tal hay que reorganizarla.

2. El Paseo Ciencias y la Plaza Baralt son zonas que podrían definirse bajo el patrón de «Espacio Histórico/Patrimonial». Esto también tendría que llevarse a debate, ya que existen varias perspectivas sobre este aspecto. Como se concibe lo patrimonial va incidir en la planificación y la reorganización de esos espacios y, además, en las políticas que se tracen para su mantenimiento en el tiempo.

Hasta ahora desde la gobernación y la alcaldía se han asomado algunos elementos que evidencian una visión del patrimonio muy elitista y que se asemeja mucho a la visión eurocéntrica de la cultura, a pesar que se pretende enunciar desde una episteme descolonizada.

Ya han aparecido publicaciones escritas con proposiciones para el «Casco Histórico». Una de las que leí plantea tres propuestas desde una supuesta descolonización que, a lo sumo, llega a promover la creación de un Instituto Patrimonial Municipal. ¿Cómo nos descolonizamos si asumimos los mismos criterios de occidente para entender lo que es patrimonio?

Descolonizar significa liberarnos de las ataduras de la ciencia y la cultura moderno/occidental, pero lo que hacemos es resemantizar los criterios occidentales y hacerlos pasar como nuestros. Cuando pensemos desde nuestra condición de mestizos, desde esto novedoso que se construye desde hace más de quinientos años (asumiendo el pasado/presente indígena, africano y español de forma crítica), estaremos en condiciones de ver una perspectiva descolonizadora atendiendo las particularidades culturales y medioambientales de América.

Solo así produciremos conocimiento desde y para nuestras realidades, saberes comprometidos con la transformación para el buen vivir, una ciencia desde la unidad de lo diverso. El patrimonio hay que redefinirlo desde lo que somos como pueblo y no como una muestra momificada y anquilosada en la melancolía de tiempos mejores.

Nuestro tiempo es hoy, pero solidificado en un pasado vívido desde donde se construya un futuro fundamentado en nuestras realidades heterogéneas. Creer que el patrimonio es solo una fachada, un teatro, un edificio, una escultura, una pintura es un error, esa es la visión de la elite.

El patrimonio debe ser concebido como parte integrante de la cotidianidad de los pueblos, la creación humana. Aquello que está indisolublemente atado a los procesos identitarios, parte de los imaginarios y de las tramas culturales de una sociedad.

Al creer que con un Instituto de Patrimonio Municipal o Regional le vamos a dar respuesta al tema del patrimonio, nos quedamos en el plano de la neocolonización. Es, precisamente, entrar sin restricciones en el plano del poder subalternizador que despoja a la población de su papel creador y los une a narrativas ligadas a epistemologías que se mueven en dinámicas coloniales.

No, hay que ir más allá, desentrañar las caracterizaciones de un patrimonio que represente lo que somos como sociedad. Desmitologizar el patrimonio, revitalizar la memoria histórica, construir los imaginarios desde nuestra mismidad, cimentar los saberes de la diferencia en oposición al monismo científico occidental y posibilitar prácticas que promuevan nuestra esencia colectiva es, en parte, el trabajo que hay que fomentar.

Haciendo un paréntesis, quisiera referirme a la intervención muy triste del representante del gobierno nacional en el evento nombrado con anterioridad. El exministro Ricardo Molina vino a hacer el ridículo en un evento tan importante para la ciudad de Maracaibo. Sí, en 45 minutos no dijo nada, solo vaguedades, lugares comunes, consignas huecas, vacuidad total, nos durmió a todos con su discurso sin sentido, redundante. Un círculo vicioso.

Los más profundo que atinó a decir fue que había que enlazar el plan (que no existe) sobre el «Casco Histórico» con el Plan de la Patria. De verdad sentí vergüenza ajena. Con razón las políticas el Estado fracasan estrepitosamente ante tanta ineptitud e improvisación. Este caballero no tiene idea de lo que es el patrimonio, ni siquiera tiene una perspectiva occidental del asunto.

Además, no se tomó la molestia de indagar, por los menos, algunos datos históricos/culturales del Centro de Maracaibo para desarrollar ideas coherentemente. Las imprecisiones, el desconocimiento y los desconciertos fueron la tónica en ese revoltijo que llamaron ponencia central.

Por último, quisiera mostrar mi complacencia por la realización de esta actividad, pues abre el camino (si la alcaldía sigue en esta tónica de consulta) para futuros aportes a la construcción de una perspectiva del Casco Central diferente y condicionada desde nuestras raíces histórico/culturales.

Debemos decir que no es cierto que se parte de cero. Hay que buscar las investigaciones, análisis, reflexiones y propuestas que se han hecho desde las instituciones educativas de la región, desde los entes estatales y municipales y desde individualidades. Creemos que, con esos insumos y la incorporación de visiones diversas, transdicipliinarias, transformadoras y novedosas podemos transitar una propuesta con la que todos nos sintamos representados como dolientes de este espacio.



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Johnny Alarcón Puentes

Docente/investigador. Universidad del Zulia. Licenciatura en Antropología.


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