En Venezuela los hay, de: oficio, seres cuya naturaleza no se completa sin un colega con el cual, como mínimo, anudan, intrigas laborales. El objeto lograr un cargo, un ascenso o el nombramiento de alguien para librarlo de un jefe indeseable y lograr asaltar a ese limbo o guarimba burocrática llamado inexactamente: Comisión de Servicio.
Espontáneos, prójimos quienes por falta de alguna función policialmente reconocibles, andan errabundos, dispuestos a gastar su tiempo, hasta en agitar una pelea de perros o meterse, en el “por si acaso” de la conspiradera. Los sigilosos, portadores de una conspiración de humo y botiquín en lugares desahuciados, soñando con una trama que de tan encriptada, secreta e impracticable los puede sumir en la paranoia. Los asomados, expertos en el “estar en algo”, quienes al fracasar la canallada, dicen desconocer como llegaron al lugar adonde se conspiraba y menos cuanto se proponía. ¡¡Sepa Sr. Agente, paseaba por allí y alguien me llamó¡¡.
Esta lujuriante e incontenible manía criolla nos hace preguntar ¿de quién la heredamos?. Inexorablemente, su génesis nos lleva a España, adonde, de tan popular como negocio, motivó hasta una Zarzuela, Los Conspiradores, con letra de Carlos Frontáura.
En la clase media esta neurótica y arraigada manía está motivando el surgimiento de una profesión propia de los “tírame algo”. Eso, si muy identificada con la cultura de la sociedad civil. Poco falta para crearles un Sindicato o un Colegio con leyes protectoras.
En fin de cuentas, saben, aún yéndoles muy mal en una conspiración, como mínimo, les puede salir una postulación a la asamblea. Quien quita chamba y negocios por seis años, casi nada. ¿Y.. si la chambonada sale bien ¿ ganan…. el cielo y hasta un puesto en la TV de AFRavell.
Los Conspiradores Zarzuela en un acto, 1859
carácter le llevo a involucrarse, en más de una ocasión, en asuntos verdaderamente peligrosos.
Acuerdo entre dos o más personas para ir contra alguien o algo, especialmente contra la autoridad:
tuliomon@gmail.com
