Un ataque con Gas Sarín pende sobre Venezuela

La oposición anti-política derechista venezolana en su fase guerrerista contra el Estado de Venezuela y el Gobierno revolucionario que lo representa, el Gobierno Bolivariano ha utilizado cuanto ha tenido a su alcance en la insurgencia armada.

Más de cuarenta víctimas mortales, extendidos estragos al patrimonio como consecuencia de la insurgencia derechista y el estado de anarquía creado contra el Gobierno, pero en esencia contra el pueblo, así como un chorro de dólares norteamericanos y un fiero ataque mediático mundial, no han podido conducir al golpe de estado. La "revolución de colores" patentada por George Soros en el mundo para "torcerle el brazo" (al decir de B. Obama) a gobiernos legítimos no funcionales a los EEUU se ha descolorido en Venezuela. No les sale la fórmula del Maidan Ucraniano. Allá bastaron ca. de 100 asesinados por la insurgencia fascista y un asedio sostenido en la Plaza Central de Kiev para que el golpe de estado se hiciera efectivo. Un Presidente sin arraigo en el pueblo puso pie en polvorosa y huyó del país ante la inminencia asesina de la ola de violencia desatada. La estirpe de Salvador Allende no la tienen todos los presidentes. En Venezuela el pueblo permanece "resteado" con su Revolución y el Presidente Nicolás Maduro. La asonada golpista se ha ido convirtiendo en un muro de los lamentos de la derecha opositora. La apuesta es por la guerra de desgaste que propicie el momentum para un tiro de gracia.

Fracasada la maniobra intervencionista de la OEA por el imponente despliegue táctico-estratégico del Gobierno de la Revolución, la componenda internacional auspiciada por los EEUU ha tomado el carril intervencionista de la ONU. Venezuela ha sido llevado al Consejo de Seguridad para buscar el consenso interventor. Rusia y China son un obstáculo para que se pueda aprobar cualquier resolución condenatoria y sancionadora de intervención en Venezuela. Harán uso del veto en cualquier caso. No caben dudas. Ambas potencias han hecho reiteradas declaraciones de principio sobre el respeto a la autodeterminación de Venezuela y su derecho a resolver sin ingerencia extranjera los conflictos internos. En la geopolítica de la cooperación ambos estados son aliados estratégicos de Venezuela. Una alianza promovida y trabajada por el Pdte H. Chávez y continuada con acierto por Pdte. N. Maduro.

Pero que nadie se llame a engaño. El espíritu y la letra del Decreto del Pdte. B. Obama que acusa a Venezuela Bolivariana de amenaza inusual y extraordinaria para los EEUU están vigentes. No necesitan los EEUU la aprobación del Consejo de Seguridad de la ONU para emprender sus invasiones depredadoras contra estados y naciones soberanas. La invasión a Irak lo simboliza todo. Basta con fabricar un acto de »falsa bandera« contra el país que han de hacer víctima de su agresión invasora con auto licencia para matar y derrocar gobiernos bajo el brutal cinismo de "intervención humanitaria".

Hoy en la Casa Blanca se sienta un Pdte. taimado y acosado por el poder fáctico que domina los EEUU. Un hombre de negocios que ya también, como todos sus antecesores politicastros, ha sucumbido al negocio de la guerra del todo poderoso Complejo Militar Industrial. Ha sido suficiente la »falsa bandera« del ataque con Gas Sarín - un mal remake del fabricado durante la Administración de B. Obama – para que en un sorpresivo santiamén D. Trump lanzara 56 cohetes cruceros Tomahawk contra Siria. Pocas veces se ha visto tan clara como esta vez la operación belicista del Imperialismo.

La operación consiste en facilitarle el letal gas sarín a las fuerzas en insurgencia arma, en este caso contra el Gobierno legítimo de B. al Assad. Estas se encargan de preparar el ataque contra su propia gente, gente inocente, mujeres, ancianos y niños en esencia, pues el dramatismo del impacto en la opinión pública es mayor. Las agencias de los medios corporativos globales al servicio fundamentalmente de los EEUU se mantienen prestas a amplificar la noticia y hacerla trendy en el mundo como un ataque despiadado del Gobierno contra la oposición moderada - tal como la califican esas mismas agencias - y su propio pueblo. La repetición confabulada de todo el mainstream mediático, televisivo, prensa plana y redes sociales crea el clamor de indignación y castigo en el mundo. Todo ha de ocurrir antes que se den investigaciones que puedan desmentir la patraña. La intervención de los EEUU se da inmediatamente bajo la conmoción de repudio contra el Gobierno del "dictador Assad". Hasta hoy no pueden demostrar que haya habido ataque alguno con gas sarín ni que lo haya podido realizar el Gobierno sirio. El informe del profesor del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), Theodore Postol, exasesor del jefe del Estado Mayor de la Armada de EE.UU., un experto en tecnología nuclear, destroza el informe de inteligencia del Pentágono y demuestra el engaño de »falsa bandera«. Tampoco hasta hoy hay pruebas de algún tipo sobre las armas de destrucción masiva que en supuesta posesión del Pdte. Hussein, pero de nombre Saddam, sirvieron de »falsa bandera« para bombardear, invadir y matar a cerca de un millón de iraquíes.

La oposición derechista venezolana ha llevado la insurgencia armada a los límites sin que el golpe de estado se materialice. Por mucho que las víctimas por ellos cobradas se las achaquen al Gobierno no se produce la esperada conmoción en la sociedad venezolana ni en el mundo. Están en total desespero. La intervención de los EEUU no tiene asideros "creíbles" para la opinión pública. Se necesita una »falsa bandera«. Hace falta Gas Sarín.

El Sarín es fácil de contrabando, lo que para las compañías capitalistas que pasan los enseres de guerra a la oposión insurgente – denunciadas por Diosdado Cabello en el programa Con el Mazo Dando - no sería problema alguno, como tampoco para las bandas paramilitares colombianas. Es una sustancia líquida incolora e inhodora de rápido poder de mezcla con el agua, a temperatura ambiente posee una alta dinámica de vapores, penetra en el organismo por las vías respiratorias y la piel, una decena de milígramos de sarín provoca la muerte después de varios minutos. Pero esos efectos pueden incluso ser logrados por envenenamiento con sustancias estupefacientes o psicotrópicas, tal como demuestran investigadores suecos en su informe a la OPAC sobre el supuesto ataque en Siria. Sustancias más fáciles aún de ser abastecidas a la insurgencia opositora venezolana. En cualquier caso los medios, como demuestran en las guarimbas terroristas en Venezuela, han de estar en el lugar y la hora adecuadas, cámaras y micrófonos en ristre.

Los criminales de la CIA conocen de la baja catadura moral de la derecha fascistoide venezolana. Conocen del dopaje ideológico a que han sometido a esas hornadas de jóvenes convertidos en hordas de asesinos. Esa juventud programada hoy ya a camisa quitada prepara un acto de "conmoción y pavor" - aquel nombre de la operación de invasión yanqui a Irak -, la Marcha de las Antorchas al estilo de las camisas pardas hitlerianas y falangistas. La sociedad venezolana ha de sucumbir al terror para que entienda que N. Maduro es un dictador.

Todas las condiciones están dadas para la operación militar-mediática contra Venezuela. No faltarán asesinos a sueldo que preparen el ataque homicida. Basta que el gas o las sustancias sicotrópicas atinjan a dos, tres o cuatro personas y que las imágenes de un niño entre convulsiones paralizantes y espuma en los labios den la vuelta al mundo.

Estaremos entonces ante una agresión y una guerra de rapiñas más de los EEUU contra los pueblos, naciones y países de América Latina. Esta vez con el guión de las guerras yanquis por el petróleo en el Medio Oriente. Una feroz invasión humanitaria que se dará con el apoyo de Colombia desde las bases militares norteamericanas que ocupan ese país bajo el mando del Comando Sur. La OEA conseguirá su objetivo y dará respaldo político a la agresión. No hay dudas que la carne de cañon de esos jóvenes que ha preparado la oposición derechista venezolana se sumará e inmolará como la quinta columna que es de los invasores. La dirigencia de la oposición - nadie dude - se mantedrá a buen resguardo, si no, ¿para qué habría sido todo, para morir en el intento y no disfrutar las mieles de un poder, como sueñan, vuelto a recuperar?.

La intervención yanqui en Venezuela proporcionada por la derecha fascistoide venezolana no sería un paseo como en Irak, Libia y Afganistán. Todo indica que sería el segundo Playa Girón para los EEUU en el hemisferio occidental. Venezuela no estaría sola. Pero el costo de la paz sería alto para el pueblo venezolano. Hoy la paz está al alcance de una paloma blanca. La Constituyente por el socialismo a la que ha convocado al pueblo el Pdte. Nicolás Maduro.



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Roberto Cobas Avivar

Economista, activista político y social

 rcavivar@gmail.com

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