¡Victoria popular!

El hecho que las mayorías nacionales hayan reconquistado la frecuencia radioeléctrica del Canal 2, durante 53 años secuestrada por una familia, para su usufructo económico y para lanzar el mensaje consumista, el mensaje de los antivalores que destruyen las mentes y siembran la violencia, es un gran triunfo de la Revolución Bolivariana.

El consumismo es el mecanismo perverso de promoción de violencia utilizado por el capitalismo. Sembrar en las mentes la necesidad de los zapatos de marca, la camisa o pantalones de marca, el reloj de marca, el automóvil de marca, el refresco o la comida de marca, en fin todas esas paparruchas que pregonan los canales de la televisión privada y que promueven 24 horas al día; esos mensajes consumistas que alienan las mentes, destruyen al individuo, conducen a la violencia, y son la causa de la inseguridad que recorre los barrios y calles de nuestras ciudades.

Esos antivalores que ahora estamos padeciendo, tuvieron su escuela en la televisión. Su caldo de cultivo en la pobreza de las mayorías nacionales. explotadas, excluidas, discriminadas por esa sociedad “in” de oligarcas, burgueses y la vieja clase política al servicio de sus bastardos intereses. Y su cantera en la juventud lanzada al vértigo de la delincuencia y violencia sembradas por los canales de televisión privados que destruyen la vida de tantos venezolanos al tener que pagar sus delitos en la cárcel. Antivalores que durante 53 años fueron promovidos y sembrados en las mentes de los venezolanos por RCTV.

Acabar con toda esa miseria moral que durante 53 años se promovió desde la pantalla de RCTV, es un gran triunfo de la Revolución Bolivariana. Un gran triunfo en el mismo orden de la Constituyente la cual tuvo carácter primario para refundar la República y liquidar el poder de la vieja clase política, cuya mayor fortaleza estaba en el Congreso Nacional. Es por eso que la primera acción de la Constituyente, estuvo dirigida a cerrar el Congreso y de esa manera, darle el primer golpe demoledor a la vieja clase política que durante cuarenta años estuvo encargada de realizar el proceso de destrucción nacional; y con la implementación del neoliberalismo, había llegado a la fase final, la privatización de los servicios de salud y educación; la privatización de las principales empresas del Estado, en cuya lista estaba Pdvsa. Destruir esa vieja clase política, entreguista, traidora, apátrida, fue el primer golpe certero de la Revolución Bolivariana.

El segundo gran golpe certero, fueron las leyes habilitantes del año 2001, que la oligarquía las utilizó como pretexto, y caldo de cultivo para el golpe de Estado del 11 de abril del 2002. La burguesía agraria no pudo digerir la Ley de Tierras y con ella, la liquidación del latifundio y la reivindicación del campesino. Tampoco las transnacionales y la meritocracia apatrida de Pdvsa, pudieron asimilar la Ley de Hidrocarburos. Y en general, la oligarquía y la vieja clase política echada del poder, no pudieron asimilar dichas leyes habilitantes, y su fatuo orgullo, enfrentado a las mayorías nacionales, los enloqueció y el pueblo con razón, les gritaba “¡Chávez los tiene locos!”

Esa locura condujo a la clase política al golpe de Estado del 11 de abril, que sirvió para expulsar a todo el alto mando militar retrogrado, formado en la Escuela de Las Américas, con la vieja concepción de los ejércitos de América Latina, de ser instrumentos de represión contra toda reivindicación popular y al servicio de los intereses de la oligarquía y el imperialismo. Fuerza Armada que vivía encerrada en los cuarteles, de espaldas al pueblo, al país y no tuvo ningún escrúpulo para cometer la masacre del 27 y 28 de febrero de 1989 (el caracazo). Con la expulsión del Alto Mando militar apátrida, se reforzó el pacto cívico militar que día a día se estrecha más y más, entre Pueblo y Fuerza Armada, para avanzar en las metas de la Revolución Bolivariana.

La cuarta gran derrota de la vieja clase política vino con el sabotaje petrolero. Durante 64 días, por los canales privados de televisión, en cadena, se transmitieron con absoluta libertad de expresión, los partes de guerra sobre el cierre de las refinerías, el secuestro de los tanqueros, la paralización de la industria petrolera, las colas en las estaciones de servicio, la falta de gas para el consumo doméstico. Cuando el Pueblo, la Fuerza Armada y el Gobierno dominaron la situación y rescataron la industria petrolera, aquella meritocracia apátrida de Pdvsa fue también defenestrada, expulsada de sus puestos de mando.

Y fue así como Pdvsa pasó por fin a ser de las mayorías nacionales, pasó a ser conocida por esas mayorías nacionales que nunca recibieron la más mínima información sobre la industria que permanecía ignorada, por cuanto los mismos gobiernos nos habían hecho ver que era algo inalcanzable, algo ajeno a nuestro país, algo que las mayorías nacionales no estaban en capacidad de entender ni de conocer. Hoy, todos los venezolanos sabemos que Pdvsa es nuestra empresa petrolera al servicio de las necesidades de las mayorías nacionales y no, al servicio de la oligarquía y las transnacionales..

La quinta gran derrota de la vieja clase política vino con el referendo del 15 de agosto del 2004. Las mayorías nacionales le dijeron NO a la pretensión de la oligarquía, la burguesía y el imperialismo de sacar al presidente Chávez. Y luego, el pasado 3 de diciembre, de nuevo, las mayorías nacionales le repiten la dosis de votos en las urnas electorales, con la reelección del presidente Chávez para un nuevo período de seis años.

En este momento estamos celebrando la sexta gran derrota infligida a la oligarquía, la burguesía y el imperialismo en el campo de la cultura y la información. Rescatar la frecuencia radioeléctrica de RCTV, es un gran triunfo de la Revolución Bolivariana que se ubica en el mismo orden de importancia de la Constituyente, del cierre del Congreso, de las Leyes Habilitantes del 2001, de la expulsión del Alto Mando militar, de la Ley de Tierras para liquidar el latifundio, de la expulsión de la meritocracia apátrida de Pdvsa, del gran triunfo electoral por el referendo y la reelección del presidente Chávez.

Es necesario que las mayorías nacionales entiendan la importancia de rescatar la frecuencia del Canal 2 para ponerla al servicio de esas mayorías nacionales que durante 53 años fueron víctimas de los antivalores sembrados desde la pantalla de RCTV y que llevaron a nuestro país a la situación en que se encuentra, de inseguridad, de violencia, de desarraigo nacional, de consumismo, que es en el fondo, un perverso mecanismo generador de violencia.

La violencia en calles y barrios de las ciudades tienen su raíz, su origen, en el consumismo y antivalores sembrados en la pobreza y miseria en que la IV República hundió a las mayorías nacionales. Decirle y repetirle a un muchacho de 10 o de 15 años que el éxito en la vida está en los zapatos de marca o en el reloj de marca, es una forma perversa de encaminarlo hacia la violencia, para obtener esas baratijas que los hará distintos, que los hará aparecer como triunfadores, que los hará notables entre sus amigos, vecinos y familiares. Cambiar esos antivalores por las normas de la ética y el civismo que deben adornar a un ciudadano, es un trabajo extraordinario que tiene por delante el nuevo Canal 2, como televisión de servicio público.

El lunes 28 de mayo a las cero horas, el canal 2 al momento de desaparecer de la pantalla del televisor, sus últimas imágenes presentaban rostros llorosos, con lágrimas de cocodrilo que les rodaban por las mejillas. Eran las lágrimas de la farándula. El diccionario dice que farándula es “la profesión de los farsantes, faramalleros, charlatanes” Y el diccionario también dice que faramalla es “el hablar artificioso con que se intenta engañar al oyente”. Esa farándula de actrices y actores de RCTV, son eso, faramalleros, charlatanes, farsantes. ¿Con qué autoridad moral viene esta farándula de actores y actrices a decirle al pueblo venezolano ¿qué es lo que le conviene ver, oír, o hacer?. Esas lágrimas fabricadas durante todo un día de discursos zalameros, sentimentaloides, quejumbrosos, implorantes, con el lloriqueo por la nostalgia del pasado oprobioso, injuriante, tiránico, violento, intolerante.

A las cero horas del lunes 28 de mayo, desapareció de la pantalla del televisor la imagen de rostros llorosos, con la hipocresía y el cinismo de quienes durante los últimos ocho años han sembrado la violencia en el país, han buscado por todos los medios desestabilizar el gobierno y han tenido el tupé de decirlo, de reconocerlo, de pregonarlo, de regocijarse por el golpe de Estado del 11 de abril; de regocijarse por el sabotaje petrolero de diciembre y enero del 2002 y 2003; y de asumir actitudes golpistas durante la campaña infame de la recolección de firmas para el referendo, dirigidas por la Coordinadora Democrática. ¿Acaso puede ser olvidado el zafarrancho de violencia pregonada por la Coordinadora Democrática con el aval del exsecretario de la OEA y expresidente de Colombia, César Gaviria?

Durante estos ocho años, de igual manera a como aconteció durante 53 años, desde la pantalla de RCTV se pretendió pisotear la dignidad de las mayorías nacionales que defienden las grandes conquistas de la Revolución Bolivariana. Se pretendió, con la desfachatez y descaro muy propio de quienes consideran que el mundo les pertenece, desmerecer los planes más nobles que enaltecen a la Revolución Bolivariana, como lo es, la masificación de la educación, la masificación de la salud no sólo en lo cuantitativo, sino, en lo cualitativo. Educación y salud de calidad para las mayorías nacionales y de esta manera la educación y la salud dejen de ser la exclusividad de los ricos y poderosos económicamente. Y la educación y la salud se constituyan en instrumento de superación de las mayorías nacionales.

A las cero horas del lunes 28 de mayo, la pantalla del televisor quedó en blanco y negro. Ya nunca jamás esa frecuencia del Canal 2, volverá a ser utilizada para el mensaje cargado de miseria moral, de estupidez, de mediocridad, de negación de los valores más elementales que deben adornar al buen ciudadano. La pantalla en blanco y negro simbolizó en ese momento la lápida que las mayorías nacionales colocaron sobre ese cadáver insepulto, putrefacto de la televisión venezolana, llamado RCTV.

Como dice el pueblo ¡No volverán! Ahora la frecuencia del Canal 2 pertenece a las mayorías nacionales para ser utilizado en la educación y formación ciudadana de esas mayorías nacionales. Será utilizada para incentivar los valores que deben adornar el hombre y la mujer nuevos, el hombre y la mujer que han de ser fruto de la Revolución Bolivariana y Socialista. El Canal 2 debe ser utilizado para sembrar los ideales del socialismo auténtico.

A las cero horas del lunes 28 de mayo apareció en la pantalla del televisor, en la misma frecuencia del Canal 2, la nueva televisión de servicio ciudadano. Una salva de vítores y aplausos la recibió en todas las ciudades y poblaciones del país. El estallido de los morteros y las luces de bengala, iluminó el nuevo cielo de la patria, con un mensaje de venezolanidad que había quedado perdido en el pasado y que era necesario rescatar para comenzar por fin a moldear la patria nueva, la patria grande, la patria de las mayorías nacionales.

¿Qué tiene que ver la frecuencia radioeléctrica de la TV o de la radio con la libertad de expresión? Los equipos transmisores, las antenas, la frecuencia radioeléctrica son el instrumento para lanzar el mensaje, pero, no son el mensaje. Clausurar una concesión radioeléctrica no tiene nada que ver con la libertad de expresión. ¿El señor Marcel Granier durante los últimos cinco meses gozó de absoluta libertad de expresión y con él todos los que lo acompañaron en la defensa de RCTV? Terminó la concesión y el señor Marcel Granier continúa utilizando a discreción la libertad de expresión. ¿En qué le ha sido cercenada la libertad de expresión ¿A qué libertad de expresión se refieren? ¿Acaso al abuso de la libertad de expresión para preparar el paro indefinido que culminó en el golpe de estado del 11 de abril? ¿Al parte de guerra que cada día transmitían con absoluta libertad los canales de TV, en cadena, durante los 64 días que duró el sabotaje de la industria petrolera? ¿Al permanente ataque y desprestigio de las instituciones del Estado: la figura presidencial, los tribunales de justicia, la Fuerza Armada, el poder electoral, etc? La oposición ha tenido absoluta libertad de expresión para insultar, calumniar, tergiversar, e intentar desestabilizar el normal funcionamiento del gobierno. ¿A cuál libertad de expresión y a qué dictadura se refieren? Reclamar libertad de expresión ¿qué es? ¿necedad o estupidez? ¿En que país viven?

Es por todo lo dicho y mucho más, que el 28 de mayo, es una fecha que entra a formar parte de las fechas memorables en nuestra historia republicana. Es necesario entender y valorar la importancia y trascendencia de lo que ocurrió el lunes 28 de mayo a las cero horas.

La mejor demostración de la importancia de esa fecha no está sólo en lo que yo haya podido destacar y resaltar en este mensaje. Sino, en la forma como la oligarquía venezolana, las vetustas oligarquías de Latinoamérica y el imperialismo, salieron en defensa de RCTV. Utilizaron todos los mecanismos a su alcance para impedir la revocatoria de la concesión. Esa lucha y ese enfrentamiento durante cinco meses, es la mejor demostración de la importancia que tiene para las mayorías nacionales la recuperación del canal 2. El resultado de una batalla, se mide, por el ardor de la lucha. Cuanto más cuestan las cosas, más aprecio se tiene por ellas.

Esa lucha librada en estos últimos cinco meses y la que se avecina, es también la mejor demostración del golpe certero que la Revolución Bolivariana le ha propinado al poder de la oligarquía y del imperio, porque han perdido un medio muy idóneo para la alieneación de las mentes, la enajenación de las conciencias, mecanismos por medio de los cuales se mantiene el dominio y sumisión imperialistas. Pero nuestro país es libre y soberano y para hacerlo cada día más libre y soberano, es necesario quitarle, arrebatarle a la burguesía y al imperialismo los instrumentos de dominación, y RCTV, desde el Canal 2 era un instrumento de dominación, de trasculturización mediática.

Enhorabuena por esta extraordinaria ¡victoria popular! Con jubilo, podemos gritar ¡victoria popular! Con el mayor entusiasmo podemos gritar ¡victoria popular! Las mayorías nacionales pueden gritar ¡victoria popular!!victoria popular! ¡victoria popular!

leonmoraria@cantv.net


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León Moraria

Nativo de Bailadores, Mérida, Venezuela (1936). Ha participado en la lucha social en sus diversas formas: Pionero en la transformación agrícola del Valle de Bailadores y en el rechazo a la explotación minera. Participó en la Guerrilla de La Azulita. Fundó y mantuvo durante trece años el periódico gremialista Rescate. Como secretario ejecutivo de FECCAVEN, organizó la movilización nacional de caficultores que coincidió con el estallido social conocido como "el caracazo". Periodista de opinión en la prensa regional y nacional. Autor entre otros libros: Estatuas de la Infamia, El Fantasma del Valle, Camonina, Creencia y Barbarie, EL TRIANGULO NEGRO, La Revolución Villorra, los poemarios Chao Tierra y Golongías. Librepensador y materialista de formación marxista.

 leonmoraria@gmail.com

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