¡Tremendo periodismo!

L a palabra periodismo debería remitir a la verdad.

En la génesis de su historia se hablaba de las "buenas nuevas" o "nuevas noticias" que llegaban de lugares remotos. Siempre el periodismo se impregnó del criterio de verosimilitud. Los distintos hechos se fueron haciendo próximos. Las distancias se acortaron y la curiosidad fue sustituida por un real interés de conocer los eventos que conmocionaban al hombre y a la sociedad.

La tecnología paulatinamente dio sus aportes. El periodismo gozará de herramientas que permitirán satisfacer la "sed informativa" que caracterizará a la sociedad moderna. En su proceso de desarrollo, hubo deformaciones en su praxis como el sensacionalismo y el amarillismo. En épocas de conflagración bélica la verdad queda secuestrada; las propias características de la guerra inducen a la transmisión de informaciones sesgadas. Decir la verdad puede favorecer al bando enemigo.

Cada tiempo histórico ha delineado, así, los perfiles del ejercicio periodístico. En las últimas décadas, el fragor del intervencionismo imperial ha mostrado al mundo, de manera reiterada, cómo se secuestra la verdad y cómo se construyen hechos de manera acomodaticia. El gobierno adalid de la libertad, impide al pueblo de Estados Unidos saber lo cruento de la invasión a Irak y del ensañamiento contra la población civil. Se censura en suelo estadounidense a la cadena Al-Yazira.

En Venezuela, en esta misma línea de fuego, nunca la verdad había sido tan adulterada como en los últimos años.

Los que controlan la industria mediática nacional han jugado de manera perversa con el manejo de la información. Diferentes noticias, hechos y eventos, vinculados al quehacer del gobierno bolivariano, pasan por el tamiz de la deformación.

La verdad o lo que pudiera ser la realidad, es tratada de manera maniquea.

Muchos de los que se dicen periodistas, enfebrecidos por la obsesión de que el gobierno caiga, han dejado bien lejos lo que aprendieron en las aulas de clase. Las enseñanzas de los textos clásicos del periodismo quedaron atrás. La mentira, el embuste, la "equivocación", son la constante. La irresponsabilidad es la compañera de este ejercicio periodístico que se ha incubado en el país. ¡Y todavía dicen que no hay libertad de expresión! Periodista


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Asalia Venegas S.


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