¿Entretenimiento?

¡Se desataron todos los demonios! ¡A correr! No. A correr no, ¡a enfrentarlos! Con el anuncio del Presidente de la República de la no renovación de la concesión a las empresas 1BC para el funcionamiento de una planta televisora de señal abierta denominada Rctv, se levantaron los zombies y están danzando macabramente como en aquel videoclip llamado Thriller. Bajo argumentos llorosos que pretenden conmover no se sabe a quién o a quiénes, que plantean supuestos aportes de esta empresa televisora a la cultura, a la educación, a los valores, a las costumbres, a la familia y, sobre todo, a la historia de la televisión en Venezuela (¡), los fantasmas solicitan al Estado venezolano que recapacite, que reflexione, que medite sobre la medida anunciada, que se concretará el 27 de mayo de 2007.

El desarrollo tecnológico fue colocando a la televisión en una doble situación: a) máquinas frenéticas reproductoras de capital, por aquello de la publicidad; b) aparatos al servicio de la ideología hegemónica, legitimadores del stablishment.

Los medios audiovisuales son por excelencia los portaestandartes de la denominada industria del entretenimiento, también llamada industria cultural. Los postmodernistas encubren esto, como todo, y lo acuñan como la "industria del consumo cultural".

Es necesario replantearse la pregunta: ¿cuál y qué cultura? Rctv ha cultivado lo peor del entretenimiento: la chabacanería, el irrespeto a los usuarios, el maltrato al lenguaje, la burla a la cultura, la deformación de los valores y el retorcimiento de la moral. Rctv es un ícono de la degradación de la industria cultural en Venezuela. Hay múltiples estudios e informes hechos por diversos estudiosos de la comunicación en el país que grafican lo anterior.

Esta degradación se palpa en los estereotipos y arquetipos que se trabajan en los programas de concursos, los musicales, las telenovelas, los espacios cómicos, etc. Rctv ha erosionado la cultura. No ha dado ningún aporte ni a la educación, ni a la familia venezolana. La Conferencia Episcopal (CEV) produjo siempre informes muy críticos y muy duros contra la industria del entretenimiento en Venezuela. ¿Cómo es que ahora dicen que el país pierde porque no se le renovará la concesión a esta empresa televisiva? Periodista/Prof. universitaria


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Asalia Venegas S.


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