Rebote mediático

Credibilidad vs manipulación. Esta es la dicotomía en que se mueve la estructura mediática nacional. La manipulación de los hechos e informaciones ha sido planificada milimétricamente por los dueños de estos medios. Hoy se constata lo que suponíamos ocurriría mientras más se acercase el 3D. Los sectores más fanatizados de la oposición se aferran a la estructura mediática pensando, erróneamente, que estamos en el 2001. Pero han pasado ocho años y el pueblo ha aprendido a desbrozar ese lenguaje.

La mayoría está clara en la manipulación que cultivan los medios privados. Ante hechos baladíes o alejados de la política, como los eventos deportivos, los medios contaminan su tratamiento si aquéllos están vinculados con el Gobierno venezola no, aunque sea superficial. En épocas pasadas se decía que los medios eran especies de claraboyas a través de las cuales eran observados los distintos acontecimientos. Se hablaba de que eran un enlace con el mundo exterior, "una ventana al mundo". Lo que transmitía la pequeña pantalla o las voces y sonidos que se diseminaban por el espectro físico a través de las ondas hertzianas eran, aparentemente, un contacto con la realidad. En algún momento del avance tecnológico, se dijo que estos medios habían sustituido a la plaza pública como centro de reunión. Estos aparatos comenzaron a mediar para cualquier contacto humano, sobre todo la radio y la TV.

¿Qué han hecho los medios en Venezuela? Nunca se había dado esta concertación patológica entre el gran capital, la de recha más recalcitrante y los sectores más conservadores del país, al oponerse a un gobierno o al atacar, sin tregua, a un gobernante. Todo ello ha generado lo que denominamos la perversión en el ejercicio del periodismo. ¿Por qué?

Los hechos se adulteran, las cifras se distorsionan, los logros gubernamentales son obviados. La patología oposicionista conduce a desear que el precio de venta del petróleo caiga, que los homicidios y hechos de sangre se multipliquen día a día, que Venezuela no consiga el puesto no permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU. A esto se suma el rebote mediático: la pauta conspirativa se extiende a las cadenas internacionales. Vemos en red una visión negativa y distorsionada del país. Ganó la manipulación.

Periodista / Prof. universitaria


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Asalia Venegas S.


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