En medio de las tensiones internacionales, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha dejado claro que no habrá un estado palestino, desafiando las expectativas de Occidente que abogan por una solución de dos estados.
Mientras países como España y Reino Unido continúan presionando por el reconocimiento del Estado palestino, Netanyahu reitera su postura firme contra esa posibilidad, lo que genera un nuevo conflicto diplomático en la región.
Este posicionamiento de Israel se cruza con el debate sobre el uso del artículo 5 de la OTAN, el cual solo se ha invocado una vez en la historia, tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.
En ese entonces, Estados Unidos utilizó el artículo para justificar la persecución de Osama Bin Laden, tanto dentro como fuera de sus fronteras, lo que ahora Israel intenta vincular a la situación en Gaza, sugiriendo que el ataque a su soberanía debería ser tratado de la misma manera.
La controversia se intensifica con las declaraciones de altos funcionarios internacionales, como la embajadora de Estados Unidos, que rechazan los ataques unilaterales contra naciones soberanas como Qatar, pero a su vez justifican las acciones de Israel en su lucha contra Hamas.
Este enredo geopolítico se complica aún más con el enfrentamiento de narrativas entre Rusia e Israel, donde Moscú acusa a Tel Aviv de violar los términos de un alto el fuego mientras persiste en su ofensiva.
La situación no solo pone en juego la estabilidad de la región, sino que también desafía los principios de la OTAN y el papel de sus miembros en un contexto global cada vez más polarizado.
