Buenos Aires, abril de 2025.- La represión contra los jubilados en Argentina ha dejado una marca imborrable en la sociedad, y el caso de Pablo Grillo, fotógrafo herido durante una protesta frente al Congreso, es un ejemplo desgarrador de las consecuencias de la violencia estatal. Grillo, quien recibió el impacto de una cápsula de gas lacrimógeno en la cabeza mientras capturaba imágenes del operativo de seguridad, estuvo al borde de perder la vida.
El incidente ocurrió el pasado 12 de marzo, cuando Grillo cayó al suelo inconsciente, sufriendo pérdida de masa encefálica y fractura de cráneo. Desde entonces, ha estado internado en el Hospital Ramos Mejía, donde ha sido sometido a múltiples intervenciones quirúrgicas. A pesar de la gravedad de sus heridas, los médicos han informado que su recuperación avanza favorablemente. Según su padre, Fabián Grillo, el joven ya puede comer, hablar, escuchar música y realizar actividades como leer y dibujar. En unas semanas, podría salir de terapia intensiva y comenzar su rehabilitación.
Un llamado a la justicia y el fin de la represión
El caso de Pablo Grillo no solo pone de manifiesto la brutalidad de la represión, sino que también ha generado un llamado a la acción por parte de su familia y organismos de derechos humanos. Fabián Grillo ha presentado denuncias judiciales contra el Ministerio de Seguridad y la Policía, exigiendo que este tipo de violencia no se repita. “La intención es que haya un ‘nunca más’ para este tipo de casos, de represión y mentira política, de ocultar y mentir”, declaró.
La solidaridad hacia Grillo ha sido abrumadora. Músicos como el Indio Solari, La Renga y Bersuit Vergarabat, así como jugadores de fútbol y organizaciones sociales, han expresado su apoyo. El Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) también ha visibilizado el caso, plantando una gigantografía del fotógrafo en una nueva protesta de jubilados frente al Congreso.
Por una sociedad libre de violencia estatal
El caso de Pablo Grillo es un recordatorio de la importancia de defender los derechos humanos y garantizar la libertad de expresión. La represión no puede ser la respuesta a las demandas legítimas de los ciudadanos. Es fundamental que la sociedad argentina se una para exigir justicia y construir un futuro donde la violencia estatal no tenga cabida.