Uribe está sintiendo el peso de la crisis

Más cooperación, más integración en el mercado de América Latina. La visita del presidente de Colombia, Álvaro Uribe, concluyó el martes en Brasilia. Tras años de distancia y de férrea alianza con Estados Unidos, Uribe manifestó su "voluntad de integración". En su visita a la ciudad de São Paulo, pidió más inversiones para Colombia a un grupo de 330 empresarios brasileños, Uribe realizó una declaración clave:"No podemos continuar dividiendo a América Latina entre estatalismo y neoliberalismo".

La segunda visita oficial de Álvaro Uribe a Brasil ha tenido gran significado político. La coyuntura política internacional quiere ser aprovechada por Colombia para proyectarse e intentar afiliarse a la integración económica de América Latina, en el que está muy interesado también Lula, quien ayer insistió en una "moneda única" para la región, una idea que ha impulsado nuestro presidente Chávez, sin mucha audiencia hasta ahora.

La llegada de Obama a la Casa Blanca ha colocado a Colombia al borde del abismo. El partido demócrata nunca ha estado de acuerdo en aprobar el Tratado de Libre Comercio con Colombia, por el que ha suplicado durante años Uribe, sin éxito alguno. Obama citó la violencia sufrida por los sindicatos de Colombia como principal obstáculo para el mismo. Solamente en el año 2008 fueron asesinados 43 dirigentes sindicales, que deben ser sumados a los 2.700 que han muerto en los últimos 25 años por acciones de paramilitares. Sin Bush, ahora Uribe está, como se dice popularmente, “como perro sin amo”.

Álvaro Uribe se atrevió a reconocer sin pudor en Brasil que espera con "paciencia" el tratado de libre comercio con los EE.UU., pero que intenta acercarse a la Unión Europea y a América Latina. Quizá por eso, Uribe ha buscado acercarse a Chávez, llegando al extremo de felicitarle por el resultado del referéndum.

El Gobierno colombiano invierte casi el 5% del PIB del país en gastos militares, el sistema de salud, la educación pública o las infraestructuras del país están a punto de colapso. Los recolectores de caña de azúcar, viven en un régimen semi-esclavista. Las transnacionales no saben lo que es la responsabilidad social corporativa. Los servicios públicos están privatizados. No existen los convenios laborales. No está permitida la libre afiliación a los sindicatos. Uribe esconde un sistema muy poco democrático en cuestiones laborales y económicas. Los medios de comunicación son muy sumisos con Uribe y justifican sus acciones poco democráticas. En Venezuela la oposición tiene como modelo a Uribe.

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Omar Montilla


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