Napurí, 100 años sin soledad

Su sorprendente arribo a los cien años de vida no le privó de la marca biográfica de todo bicho humano: Quién fue, qué hizo. En su caso, la vida cotidiana de un militante que pasaba de un escenario a otro, con personalidades versátiles, en regiones, grupos de activistas y países muy disímiles. Tan variada gama le enseñó la metódica tarea de caracterizar, visualizar estados de situación. Un ser así no llegó a los 100 años rodeado de soledad, sino de vida intensa.

A los pocos días de estar en el ancianato donde se aloja desde 2024, ya había construido un mapa con los datos básicos de su nueva realidad.

Cuando lo visité la primera vez, un tórrido domingo del febrero austral de 2025, me contó su mapa. Mientras me contaba, el entusiasmo se le salía en resplandores conspirativos por sus ojos diminutos de águila.

Contó la cantidad de viejitos y viejitas, que cumplen la rutina de caminar cada mañana, y quienes no. Los que se quejan. Las "chicas amables" que lo saludan con sorna y extrañeza. La relativa calidad de la atención, las operadoras terapéuticas, incluso había logrado que alguna le cuente cosas de la vida laboral. Esto lo decía con una sonrisa tenue pero no disimulada.

El primer día notó un detalle. Había al lado la nave de una iglesia que resultó ser una propiedad del hospicio. Napurí sospechó por algunos detalles arquitectónicos que la iglesia y el párroco que la atiende son de origen eslavo de una corriente religiosa de esa ignota zona del mundo.

Cuando habló de los viejitos y las viejitas solo me dijo "Son los que esperan". Cuenta con desazón que no les importa nada, ni del hospicio ni del mundo que los rodea en ese lugar perdido del barrio de Lanús en la Provincia de Buenos Aires. "Solo esperan…" dijo.

Con todos los males biológicos que acumula un anciano a los cien años, lo que más le aqueja a Ricardo Napurí es sentirse solo con gente que solo espera, que no conversan nada sobre nada de este mundo.

Su disciplina de sobrevivencia comienza cada mañana temprano con un recorrido alrededor del pasillo del jardín interior. Dos veces. Lo hace con el mismo sentido del deber que a los 20 lo hiciera en la Escuela Militar donde se formó como piloto, o en el campus universitario de la Universidad de San Marcos, en Lima, donde estudio algunos años, o cada mañana rigurosa cuando entrenada para calificar como campeón nacional de atletismo.

Napurí, como cualquiera, es víctima del hábito que más ejercitó en su vida. El que aprendió en el grupo Praxis desde que recaló en Argentina, en 1948 y se volvió militante, o en las fieras asambleas mineras bolivianas cuando construyeron ese raro "soviet del altiplano" en los 70, o en Vanguardia Comunista, el fuerte partido de cuadros que creó y dirigió en Perú en los 60, o entre los socialistas chilenos, o ya ingresando a la vejez, durante los años en que fue parte del Movimiento al Socialismo, el prometedor partido trotskista argentino, entre mediados de los años 80 y su explosión en fracciones filtradas de odio, en 1992.

Un ser así no llegó a los 100 años rodeado de soledad, sino de vida.

Pero en el hospicio Ricardo siente los aletazos de la "soledad grupal", una paradojal situación alienatoria propia de quien convive con extraños, como en algunos cuentos de Rulfo o Updike.

Le recordé lo que dice García Márquez en 100 años de soledad, que "la vejez es un pacto honrado con la soledad" y me respondió esto: pero este pacto es entre yo y yo.

Su rutina de sobrevivencia incluye mirar con detenimiento los noticieros y detenerse buenos ratos en Telesur y RT. "El capitalismo esta mostrando hasta donde es capaz de llegar si no es detenido". Napurí quiere seguir comprendiendo el mundo aunque sabe que ya no puede hace algo para transformarlo.

Completa su dieta de vida escribiendo lo que llama sus "memorias", pero le recuerdo que desde 2009 conocemos Pensar América latina…, lo más parecido a una memoria de vida.

Me deja terminar, me mira con sus ojos chiquitos y me contesta… "Pero en ese libro cometí errores que quiero corregir. Se lo comenté a Mirian Bregman cuando nos reunimos" (Myriam Bregman y Raúl Godoy conversan con Ricardo Napurí, militante de la lucha revolucionaria en Latinoamérica. www.Laizquierdaadirario.com)

Cuáles errores?

Fui injusto con Allende. Sus deficiencias programáticas o errores de actuación entre junio y septiempre de 1973, no lo convierten en "traidor". Esa es otra categoría. Hay otros errores sectarios de ese tipo. También quiero ampliar lo de Chávez… este tipo fue sorprendente por lo que avanzó más que por lo que hizo y hasta dónde o hizo… haber alcanzado la comprensión de superar su propio Estado capitalista con otro de tipo comunal es un hecho inusual, en un sentido mejor que Fidel, que ya es mucho, aunque Chávez se haya quedado a medio camino…

Sin embargo, Ricardo, las de 2009 contienen dos cosas muy buenas.
Me miró y escuchó con paciencia.

La primera, que muy pocos humanos de tu generación podrían mostrar la abigarrada historia personal y política que relatas en las 500 páginas de Pensar América latina, con tantas vivencias políticas y humanas juntas, años de destierro, persecución y cárcel, en un tiempo tan dilatado como turbulentamente humano, con escenarios tan diversos y personalidades tan relevantes (más por lo que hicieron que por los titulares de prensa o la propaganda partidaria posterior) como el Che Guevara, Hugo Blanco, Hilda Gadea, Silvio Frondizi, John W. Cook, Luis de la Puente, Marcos Kaplan, Juan Velasco Alvarado, Juan José Torres, Lidia Gueiler, Salvador Allende, Hugo Chávez, y muchos otros no tan notorios, pero respetados por su obra política, como el argentino Nahuel Moreno, de quien dices fue el responsable de que tu relato supere al de Trotsky, que según Moreno, escribió una auto biografía muy deshumanizada.

Un ser como tu no llegó a los 100 años rodeado de soledad.

El otro aporte de tu memoria de 2009 es de tipo teórica, ideológica.
Cuál? Me preguntó, y se quedó mirando como quien mira a un arqueólogo.
Entre otras ésta. En la página 215 (Edic Herramienta, Bs. As. 2009), mientras relatas la particularidad excepcional de la Revolución Cubana, soltaste esta declaración, "Esto porque la revolución es la forma superior de las rebeldías". Parece una frase simple, de ocasión. Pero eso no es un relato, es una abstracción que se conforma en forma inconsciente a partir de tu experiencia militante.

A mi me sirvió, por ejemplo, para reevaluar el llamado "Proceso bolivariano", también llamado por error, "revolución". Si en 2002 se desatan las "rebeldías" creadoras, transformadoras, ni antes ni después de 2012, se pudieron coronar ("elevar") como revolución. Aunque la llamen revolución bolivariana. En un sentido es lo opuesto a Cuba.

Un ortodoxo del leninismo o el trotskismo diría que se quedó detenida en su febrero… no alcanzó su octubre. Pero eso es esquemático, algebraico y simplón.
Sin saberlo, concebiste una "fórmula" más útil sobre lo que pasa cuando una rebeldía generalizada se pervierte bajo el peso del Estado y no alcanza el estadio de revolución.

En Venezuela fue el aparato estatal (a veces en su forma humana de líder absoluto)… pero también actuó el peso lumpen de la base sociocultural del chavismo.

Tu idea, Ricardo, sirve para analizar lo que pasó en la Chile de junio a octubre de 1973 o en la Argentina entre Octubre de 1945 y lo que siguió, y para otros procesos.
No por casualidad con esa frase encabezo el libro de 2015 Venezuela bajo fuego que tu prologaste y tradujeron en Brasil. Hay memorias y memorias…

Me escuchó con paciencia mirando con sus ojos diminutos, y me dijo: por eso quiero revisar lo que escribí en 2009.

Ese mediodía nos despedimos, amables con el abrazo de siempre.

Yo viajé en el autobús cotidiano hasta la estación de Lanús con dos cavilaciones. Qué tiempo tan oscurecido por derrotas, desmesuras y traiciones, que un tipo tan valioso deba terminar sus días y sus noches sin donde transmitir su experiencia a las nuevas generaciones y deambular, solitario, entre viejitos y viejitas que solo esperan el día siguiente.



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Modesto Emilio Guerrero

Periodista venezolano radicado en Argentina. Autor del libro ¿Quién inventó a Chávez?. Director de mercosuryvenezuela.com.

 guerreroemiliogutierrez@gmail.com

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