Liz renunció en un tris

La realidad pudo más que la arrogancia. La Ministra, Liz Truss, del Reino Unido, llegó oronda, quería comerse al mundo, a lo mejor pretendía dar una imagen de mujer austera, dura y curvera como dicen en Venezuela. Se estrenó con una declaración trepidante: "Estoy dispuesta a usar bombas nucleares contra Rusia".

Con una sonrisa a lo Gioconda, sin pensar ni siquiera en los millones de muertos que puede generar una conflagración nuclear continuó su declaración afirmando: "Es un deber importante y estoy dispuesta a hacerlo"

Y utilizó para su expresión guerrerista, la palabra deber, palabra, muy ligada al tema moral, es decir a la conciencia. Para ella era moralmente justificable, justo y correcto la utilización de armas nucleares, independientemente de las nefastas consecuencias que una guerra de esa magnitud pudiera causar a la vida sobre el Planeta Tierra y por supuesto a toda vida sobre en ella. ¡Vaya moral¡ de esta mujer, supuestamente religiosa que apuntaba también a ser la Jefa del partido Conservador en la Gran Bretaña.

Los líderes cristianos que reaccionaron positivamente a su nombramiento y señalaron a la sazón que debería esforzarse por ser un modelo de integridad moral, deberían haberse quedado, lelos, con la boca abierta, luego de estas declaraciones guerreristas que apuntaban a una conflagración nuclear. Por eso dijo yo, parafraseando un dicho popular: sálvame, Dios, de los religiosos, y de los malos pensamientos, que de los buenos, me salvo yo.

Justin Welbi, Líder de la Iglesia Anglicana, Oró por ella y dijo junto a otros líderes religiosos:"Dios la Guie". Menos mal que Dios, como que la oyó y la guió por el camino de la renuncia, porque una persona con esa mentalidad, capaz de influir en decisiones mundiales, que se estrene en un cargo haciendo premoniciones sobre holocaustos nucleares es realmente preocupante.

La flamante Ministra, quien sustituyó en su cargo al despeinado Boris Johnson, antes de la renuncia, que bate un record Güines, sólo 45 días duro en su cargo, había recibido un duro revés político, cuando se propuso rebajarle el impuesto a los Ricos, imagínense proponer algo semejante en una población que ya empezaba a protestar, porque los efectos de la guerra en Ucrania, ya los están afectando. La media de rebajar el impuesto a los ricos, para congraciarse con ese sector, cayó como una bomba y la mayoría de los sectores la desaprobaron, causándole el primer traspié a la Primer Ministro, víctima de su propia bomba, aunque no nuclear, pero al fin una bomba.

La avalancha de críticas de todos los sectores políticos por esta propuesta fue tan grande, que fue acusada también de desequilibrar el Mercado Interno, es decir que congraciarse con los ricos, rebajándole los impuestos, no fue la mejor idea para iniciarse como gobernante. Se le olvidó a Liz aquella enseñanza bíblica de que: "Primero entra un camello por el ojo de una aguja, que un rico por la puerta del Cielo".

Total que la sonrisa a lo Gioconda, que mostró arrogante Lis Truss, frente a la avalancha de críticas, se le convirtió en mueca y a pesar de su estridencia y anuncios cataclismáticos de guerra nuclear, no aguantó ni un Triki Traki, no quedándole otro recurso que Renunciar, lo que considero, una gran contribución para la paz, en un mundo que requiere, hoy por hoy, de liderazgos sensatos, equilibrados y conciliadores.

Su arrogancia la convirtió en un hazme reír en el Reino Unido. Hubo un medio de comunicación, que disfrazó una lechuga con una peluca característica del pelo de Liz e hizo una apuesta pública: ¿Quién se pudre primero Liz o la Lechuga? Ganó la Lechuga.



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Jesús Sotillo Bolívar

Docente en la UCV

 jesussotillo45@gmail.com

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