Malí bajo el fuego de los “légionnaires” franceses


“África comienza en los Pirineos” Albert Camus

La Francia de Charle de Gaulle no distaba en sus ambiciones imperiales de sus vecinos europeos, ni del pasado histórico colonial que le heredó hasta el 1959 el Sudan Francés. La actual Malí fue parte del mapa cuadriculado que impusieron las potencias en África durante siglos y, del que fueron expulsados por movimientos nacionalistas como el de Patricio Lumumba contra los Belgas, Amílcar Cabral contra los portugueses o Modibo Keïta contra los franceses, lideres posteriormente asesinados o derrocados por golpes de Estado pro-occidentales..

No resultó paradójico que los franceses regalaran a los EEUU la llamada estatua de la libertad, en vista de que la derrota infringida a los británicos por los colonos dependió en buena forma de la colaboración francesa, que permitió la creación del soñado Estado liberal de Alexis de Tocqueville antes de la Revolución Francesa. Las relaciones imperiales con EEUU preceden a la actual administración de Hollande, una historia compartida de rapiña, que permite a Francia conservar en pleno siglo XXI colonias en Suramérica, el Caribe, Océano Indico, Océano Pacífico y los casquetes polares.

En África se ejercen maniobras militares para controlar minerales estratégicos y riquezas energéticas, con la etiqueta de Estados “fallidos” acuñada por la geopolítica estadounidense han agudizado los conflictos en Somalia, Costa de Marfil, y recientemente invadiendo a pedido del gobierno de Bamako el Norte de Malí. En un territorio hostil por sus condiciones climáticas como el Sahara y el corredor del Sahel, los Tuareg han sobrevivido durante siglos, desplazándose entre las fronteras modernas de Argelia, Libia, Malí, Burkina Faso y el Níger, con un conocimiento ancestral que les permite sobrevivir en condiciones extremas, fue la imposición de Occidente la que desdibujó las rutas histórica de los pueblos Bereberes e impuso gobiernos locales que los han expulsados bajo el pretexto del terrorismo.

En este conflicto de Malí, se combinan el efecto étnico y la influencia del Islam, pero en el fondo sigue siendo la neo – colonización del África una estrategia directa de contención de posibles estados Islámicos que adopten medidas radicales frente a Occidente y sus intereses corporativos. Muchas décadas detrás ha quedado el pensamiento panafricanista que llevó a Malí a una confederación regional, la caída de Bamako en manos de los islamista, hubiese significado un cambio en el 80% de exportaciones del Oro que sustenta su economía, afectando minas del nor – occidente como las de Sadiola donde la canadiense IAMGOLD se apropia junto con la AngloGold Ashanti de la producción, exportación y reservas. Mientras las mineras pagan irrisorios impuestos a Malí, con la excusa de atraer las inversiones internacionales su población se sumerge en la más extrema pobreza, altos índices de VIH y los efectos de una guerra cruenta por el control político del país.

La ejecución del espía francés por parte del Al-Shabbaab en Somalia, la toma de rehenes en la planta de gas en Argelia, son un mensaje claro a Francia sobre el destino de sus tropas en Malí, que han desplegado para asegurar los depósitos de uranio, petróleo y oro de sus socios. Esta historia de intervenciones francesas en África aún está abierta y la próxima en la lista parece ser la República Centroafricana que posee también importantes depósitos de Oro, Diamante y Uranio, una recolonización apoyada por Chad una ex – colonia y elementos de ECOWAS parte de la Unión Africana desplegada como estructura policiaca.


@josefortique


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José Fortique


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