“Que el fraude electoral jamás se olvide”

Vencer el escepticismo

 Perdón por la expresión, pero los mexicanos estamos hasta la madre del estado de cosas imperante: de la corrupción, de la partidocracia, de las crisis, de la inseguridad, de la inoperancia gubernamental, de la caterva de zánganos que dizque legislan, etc. etc. Así puede resumirse la intervención de un destacado empresario en una reunión convocada para comentar el Proyecto Alternativo de Nación postulado por Andrés Manuel López Obrador. Creo que, sin lugar a dudas, tal es el sentimiento de la enorme mayoría de la población sin distingos de clases sociales, edades o sexos. Tal es también el mayor reto para el lopezobradorismo, en tanto que la calificación barre parejo con todos pero que, además, ha sido el blanco favorito de la manipulación desinformativa. Para encontrarnos y entendernos hace falta colocarnos en los zapatos del otro, antes que pretender colocar al otro en los nuestros. A una persona cuya información proviene de la televisión y de los “más prestigiados comentaristas” cómo puede pedírsele que crea en el discurso de AMLO si le han hecho entender que todos son iguales y que él es un peligro para México. Lo peor del caso es que ese perfil de persona es mayoritario en la clase media mexicana, tremendamente marcada por el escepticismo. El reto es mayúsculo pero no queda de otra que afrontarlo y hacerlo con inteligencia y, sobretodo, con honestidad; en ello va una buena parte del éxito  proyecto, comenzando por lo electoral.

       Lo irónico del caso es que todo el mundo está hastiado, pero el único político que lo expresa con todas sus letras y en todos los foros es Andrés Manuel; es el único que presenta un proyecto para transformar de raíz el estado de cosas; es el único que recorre todo el país para organizar el pueblo para emprender la transformación y que reúne a las mejores gentes para la elaboración del proyecto. Las otras fuerzas políticas, incluida la de los tránsfugas enquistados en la directiva del PRD, sólo ofrecen más de lo mismo: más engaño; más corrupción; menos empleo; menos crecimiento y más pérdida de la nación; más hartazgo en la sociedad. En esta condición, más que aclarar las dudas que genere el proyecto, lo importante será generar la duda respecto de la etiqueta negativa que se la ha endilgado a López Obrador, respecto de la cual muchas de estas personas no ponen el menor reparo. Conseguir el beneficio de la duda allanará el camino para explicar y debatir y, con alta posibilidad, convencer.

       Hay varias cosas que hacen ruido, entre ellas: el caso Bejarano y el plantón de protesta por el fraude electoral. Es importante afrontarlas y explicarlas, aunque ya haya pasado mucha agua debajo del puente. Por lo que hace al caso Bejarano habrá que volver a circular el famoso video de la maleta; ahí el tal Ahumada le pidió que le apoyara ante Andrés Manuel, a lo que Bejarano contestó:”Tú conoces a Andrés y sabes que no acepta estas cosas”; posteriormente el propio Ahumada publicó su libro, Derecho de Réplica, en el que hace explícito que la Jefatura de Gobierno del DF lo estaba investigando por fraudes en la obra pública y que, para protegerse mediante el chantaje, recurrió al expediente de la filmación de las entregas de dinero y lo negoció con Fernández de Ceballos y Salinas de Gortari, quienes se encargaron de armar la trampa mediática. Por lo que se refiere al plantón de protesta la explicación es ahora más fácil, el desastre del país generado por la ilegitimidad del régimen valoriza objetivamente la pertinencia del reclamo por el recuento de los votos; en tanto que su negación y el “haiga sido como haiga sido” sólo confirmaron la veracidad del fraude; se critica al que encabezó la protesta pero se exonera al que la causó; el plantón paralizó a la ciudad durante un mes, el fraude paralizó al país por todo un sexenio.

       A la clase media no le gusta que AMLO arremeta contra la mafia de los privilegiados que, entre otras linduras, no pagan impuestos. Habrá  que preguntarle a un pequeño o mediano empresario que se ve permanentemente acosado por el terrorismo fiscal si lo considera justo. Aquí el riesgo es que los interpelados, engañados por el cinismo de los teletones y los altruismos privados con cargo al erario público, reaccionen al revés en el sentido de optar por la aspiración a incorporarse al grupo de los grandes privilegiados, más que a corregir la injusticia, en tanto que arremeten contra la gente de la economía informal que tampoco paga impuestos. La corrupción imperante nutre este tipo de razonamiento a riesgo de generalizar el cinismo.

       Creo que el punto nodal está en la convocatoria para el rescate de la moralidad, tanto la pública como la social; también es la de mayor dificultad para el convencimiento. Caras vemos corazones no sabemos, reza el refrán. Solamente cuenta la trayectoria personal para dar soporte a una postura que ofrece y demanda honestidad, dignidad y generosidad, atributos que son indispensables para convocar a la transformación afirmativa de la realidad y de las relaciones entre los humanos. La carretonada de calumnias y basura que se le ha querido endilgar a Andrés Manuel, no ha podido doblegarlo ni desviarlo del objetivo superior de servicio a la gente. Hay mucha tela de donde cortar.

gerdez999@yahoo.com.mx 


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Gerardo Fernández Casanova


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