“Que el fraude electoral en México jamás se olvide”

Asesinato en Tamaulipas: Cancer en la república

El atentado en el que perdieran la vida el candidato del PRI a gobernador de Tamaulipas y varios de sus colaboradores, no puede más que merecer el rotundo rechazo de la sociedad nacional entera, sin la más mínima duda e independientemente de cualquier tipo de preferencia política. Es la más acabada expresión de la barbarie en que el país entero está sumido y el anuncio de que esto apenas comienza y va para más. Comparto con millones de mexicanos el sentimiento de la desazón y el desamparo, no sólo por el temor y la inseguridad personal, sino por el siniestro destino que nos aguarda.

Lo peor del caso es la respuesta oficial, expresada en una retahíla de frases desgastadas de tanto uso: el responsable es el crimen organizado y se procederá a investigar hasta dar con los actores y llevarlos a la justicia; los mexicanos debemos estar unidos para hacer frente a este flagelo que atenta contra la seguridad de la sociedad y el estado, no caben las disidencias que sólo alientan a los criminales; el que disiente es traidor a la patria, etc. Meros lugares comunes sin mayor significado práctico.

Vale la pena el ejercicio de analizar algunas de las reacciones provocadas por el funesto atentado:

1.- Con el gesto adusto y en cadena nacional, Calderón salió al paso para curarse en salud y achacar la autoría del atentado al llamado crimen organizado. “No debe permitirse que el crimen organizado imponga su voluntad y sus reglas perversas en las decisiones de los ciudadanos, en los procesos electorales o en las instituciones”. “Ante la cobardía de la delincuencia organizada sólo cabe la unidad y la corresponsabilidad de todos los mexicanos”. En posteriores discursos convocó al diálogo y a la posibilidad de revisar la estrategia adoptada, no sin insistir en que está decidido a seguir combatiéndolo sin tregua. No hay en el discurso el más mínimo asomo de autocrítica ni de respuesta a los razonamientos que se han expuesto en contra del método de ataque adoptados.

2.- En Washington el vocero del Departamento de Estado, Gordon Duguid, dijo que el atentado es “evidencia de que nuestra lucha contra los cárteles de la droga y contra la violencia criminal necesita ser reforzada y continuada vigorosamente” y agregó: “el incremento de la violencia es una reacción a los éxitos de la estrategia”. Me pregunto si en el término “nuestra lucha” se refiere en exclusiva a los yanquis, o si los mexicanos tenemos alguna cabida en ella.

3.- La dirigente nacional del PRI, Beatriz Paredes, se lució en el reclamo a Calderón, a quien responsabilizó del clima de crispación que se vive en el país; condenó la estrategia política de lucrar con la tragedia. Manifestó que “el PRI está dispuesto a dialogar, pero con liderazgos legítimos y no fruto del oportunismo, que bregan en la borrasca de aguas tormentosas para ver si recomponen sus posicionamientos, cuando ha sido precisamente la irresponsabilidad y el cortoplacismo, el querer ganar a cualquier costo, lo que ha enturbiado el debate y envilecido la política”. Le recordó que la civilidad del PRI le permitió tomar posesión de la presidencia. Lástima que sólo se quede en el discurso electoral, excelente por cierto.

4.- Jesús Ortega y los dirigentes de los partidos del DIA se manifestaron por la convocatoria al diálogo de unidad para salvar a la democracia. “No es este el momento de las recriminaciones ni de buscar respaldos incondicionales”. “Este es el momento de dar los primeros pasos hacia una política de seguridad que nos acerque al estado de derecho y a una política nacional que fortalezca las instituciones democráticas”. Más claro ni el agua. La ilegitimidad y el engaño de Calderón no tienen nada que ver con lo que nos está sucediendo.

5.- Andrés Manuel López Obrador insistió en su postura de que el clima de violencia que se vive en el país es producto de la debacle económica generada por los cinco gobiernos neoliberales, cuyo efecto ha sido la pérdida de expectativas de bienestar para la población y el incremento de la miseria. Se dijo dispuesto a dialogar con Calderón si se acepta la modificación a fondo de la política económica. Lamentablemente la voz de AMLO es, para la llamada clase política, un clamor en el desierto; todos medran con la entrega del país y prefieren seguir lamentándose de la inseguridad y aplicando paliativos y limosnas altruistas.

De lo escuchado y leído me queda claro que nada es claro, comenzando por la referencia al “crimen organizado” como si fuera un ente específico al que sólo falta agregarle los alias con que los policías catalogan a los delincuentes. Por ejemplo, podría llamarse: crimen organizado, alias “aguas negras” (BW por sus siglas en inglés) e identificar a una empresa de mercenarios contratados por la CIA para actividades de terrorismo desestabilizador. O alias “aguas blancas” para recordar a los caciques guerrerenses que masacraron a la población indígena. O alias “el asesor político” en referencia al inventor de la guerra sucia electoral. O alias “el pelele” para incluir a quien irresponsablemente pateó el avispero y mantiene el régimen de terror para desactivar la protesta por su pésimo gobierno.

En fin, el crimen organizado tiene mil cabezas; lo que falta para combatirlo es solamente una cabeza.

gerdez999@yahoo.com.mx


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Gerardo Fernández Casanova


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