Socialismo en un solo país

La política del socialismo en un solo país conduce entre otras cosas, a la transformación de los procesos, en instrumentos de la diplomacia de Washington y estimula la tendencia golpista en la región.

Los gobiernos con procesos al socialismo necesitan adquirir una correa de integración; sin ella no se podrá probar la política social, ganar respeto, credibilidad, a los ojos de la oposición y las oligarquías mundiales. En término más generales, bajo el impacto del desarrollo de los procesos surgen tendencias isquierdizantes en los gobiernos revolucionarios.

Las tendencias existentes se jactan de estar desarrollando su propia alternativa a la estrategia de las direcciones revolucionarias pacificas, caracterizadas por un fuerte gradualismo. Reducen todo a procesos y movimientos, lo que les permite aliviar los problemas del verdadero objetivo y retrasar la conquista del poder para el pueblo.

Con ello eliminan la estrategia o al menos reducen el problema de la revolución a una combinación de modificaciones en el sistema empleado, la forma de vida, las instituciones son: descentralización, regionalización, y la hegemonía cultural, base principal de los gobiernos revolucionarios que se “supone” transformara la conciencia de las masas. Tienden a poner un signo igual entre los países. Constituyente, referéndums, reelección, estas tendencias dejan de lado la crisis del golpe hondureño a favor de un ilusorio proceso prolongado del socialismo en un solo país.

Los propios procesos de cambio que atraviesan cada uno de los países en Latinoamérica refleja una situación contradictoria en la que se encuentran inmersos. A partir de Venezuela, los países se han diferenciado en los ejemplos más notorios de izquierdismos. Han llegado a cuestionar públicamente el marxismo, como si el socialismo ya estuviera estructurado, olvidando que en etapa revolucionaria, la unión y la solidaridad entre gobiernos, es lo que cuenta, antes de presentar el socialismo real y existente como modelo.

Venezuela, con un proceso más avanzado en la región, no le alcanza, si solo este país y el presidente Chávez promueven la integración socialista. Región dividida, no han adquirido conciencia sobre los problemas de la democracia. En estos años, las masas han manifestado el deseo de apropiarse de los aparatos productivos, junto con una fuerte tendencia auto organizativo, pero sin oponerse a la jerarquía.

Los sindicatos obreros venezolanos, así como su pueblo se encuentran sin ideología, mismo problema de todas las poblaciones que abrazan la revolución pacífica, encuentran en la autoridad burocrática el riesgo de pagar el precio. Aparentando ser defensores de los nuevos derechos democráticos, ansiosos de mejorar su credibilidad como partidarios del gobierno, las masas, aparentan aceptar los gobiernos, aceptan al mismo tiempo, la mediocridad revolucionaria burocratizada con base material propia, que no está dispuesta a perder sus posiciones con la complicidad de las autoridades del gobierno, con ella, la indiferencia por la ideología y la integración.

De esta forma, la orientación estratégica del proceso, está enraizada con las revisiones marxistas que justifican el orden burgués y las maniobras diplomáticas de Washington, en este sentido, la línea de compromiso revolucionario y la unión con otras naciones están solo sujetas a una continuidad energética, aplicada de mutuo acuerdo, sin solidaridad revolucionaria.

Vacío creado al abandonar toda referencia al socialismo ideológico como objetivo a alcanzar y modelo a seguir. Obliga a múltiples direcciones de los países, avanzando más en la codificación de la revisión del marxismo, mascara ideológica para la integración llevada por inercia, sin conocimiento, evita consolidar los procesos con una identidad política, porque todavía, esta inercia, no se forma al molde revolucionario, pacifico o no, que las masas deben seguir para tener una orientación estratégica.

Si estrategia es actuar a la defensiva, esa no ha servido de nada, pues, la iniciativa, esta, otra vez en manos de EEUU. Solo Chávez, Correa y Evo, son los que en Sudamérica denuncian los proyectos golpistas de Obama y, solo medios de Venezuela critican abiertamente la política imperialista de EEUU. Hipócrita el presidente norteamericano, con el típico doble discurso, característico de todos los huéspedes de la casa blanca, impotentes ante los proyectos expansivos del pentágono.

Una vez que garantizo a la OTAN su botín en Afganistán, con Latinoamérica, la “indiferencia política” es traspasada a la OEA, encargada de preparar diplomáticamente el golpe contra Ecuador. Los golpes, sin derecho a equivocarse, están tomando cuerpo en Colombia; los soldados norteamericanos, europeos e israelíes, tendrán bases y permisos constitucionales para la guerra sucia contra Ecuador y Venezuela.

La responsabilidad revolucionaria exige dignidad y sanciones, como las que esta tomando el presidente Chávez, al revisar los acuerdos bilaterales y diplomáticos con Colombia; Ecuador, desde el año pasado rompió con el gobierno de Uribe, son los encargados de enfrentar a la historia, con sus muchos ejemplos de revoluciones que se hundieron poco a poco bajo el peso del pasado. Hoy, la historia la podemos construir de nuevo, la integración y unión es la clave.


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Raúl Crespo


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