Verbos en Juego: ser, Tener, aparentar

Allende los tiempos cuando me formaba como Antropóloga, imbuidos, como estábamos, del pensamiento asociado al Mayo Francés, se me desarrolló el gusto por la reflexión acerca de los Verbos, de modo que disfruté mucho la lectura realizada por el presidente a manera de reflexión, al cierre de su participación televisiva del viernes en la tarde: Ser-Tener-Aparentar…

De ello, quiero compartir algunas reflexiones y opiniones, acerca del poder mágico y no reconocido conscientemente del Verbo en nuestras vidas. Es simple, si el verbo indica acción en la oración, entonces nos carga significativamente la vida cada vez que lo usamos. Por obvio, no valoramos su uso y por tanto, lo desperdiciamos.

Cada acción, porta implícito al verbo desperdiciar, y por tanto, produce desperdicio, el cual, es medido por la distancia que existe entre el deber ser y el ser de las cosas; entre el deber hacer y el hacer las cosas; y, esa distancia, en general, se determina a partir del estar de la cosa.

Es válido preguntarse, para que le sirve a la revolución, esa lectura-reflexión del presidente. Entre otras, a estas alturas del proceso, en mi opinión, hay mucho desperdicio acumulado, que necesita ser asumido para “no morir ahogados en su propio desperdicio”. Y, ese desperdicio está produciéndose y reproduciéndose cada vez, que en lugar de usar el Ser como verbo para la acción en nuestras vidas, se usa el Tener y el Parecer para Aparentar Ser.

A nuestra anterior “democracia” se la tragó su propio desperdicio, se vació de contenidos y solo quedó un cascarón vacío, definido por los desperdicios, de tanto parecer, de tanto aparentar, de tanta acción para tener sin ser. De tanto, no reflexionar, de tanto no cambiar. Yo, presencié, ese devenir histórico, crecí, con ese proceso y puedo percibir, como persona, los signos y señales, que hoy, como en un eterno retorno, se presencian, instalándose en el escenario del proceso revolucionario. Y, son la resistencia al cambio que permanece aferrada al aparentar ser ; y, son los cambios que no se impulsan lo suficiente, amenazados por la inercia del parecer y la promesa del tener para aparentar sin ser.

Los procesos son el resultado de las acciones de las personas que los conducen y/o participan en ellos, de modo que la responsabilidad -para no decir culpa-, no es del proceso sino de las personas y de los Verbos escogidos para darle sentido a sus acciones dentro o fuera de el.

A raíz del último triunfo electoral, el presidente fue muy claro en el uso del verbo consagrar, “yo me consagro” dijo, con una poderosa carga significativa, posteriormente por intervención de una frase bíblica, el verbo, se des-energizó y pasó a 2do plano del discurso para la acción, al introducirse el verbo consumar, convirtiéndose en “yo me consumo” y por extensión en ‘yo me consumiré” debió ser: “yo me consumaré”; oh, conjugación tramposa, que comparten a veces, el verbo consumar, a veces el verbo consumir; lo cual, por descuido, nos hace decretar justamente lo contrario del deber hacer. Lo prefiero, consagrado y consumado realizándose con y en el proceso, que no consumido extinguiéndose en el intento. La interpretación cuestión de cotidianidad, de lo obvio, los medios nos han amaestrado para consumir, no para consumar desde nuestro existir -ser y estar- , iluminados por el valor del compromiso.

Finalmente si de verbos se trata, me despido, cantando la vieja y hermosa canción de Silvio…. el Rodríguez, que le da titulo a este, y, cuya letra, por allí, va diciendo:

“ … si tu signo es arder, arde con todo: tu camisa, tu patio, tu salud; si tu debes arder de cualquier modo arde bien, con virtud….. pon el verbo azul, corazón/ pon el verbo cien , corazón, pon el verbo tu,/pero pon el verbo que te haga bien…..”

¿Cuál es el verbo que nos hace bien?


paznelly@hotmail.com


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