Reconciliación, un paso al barranco

“La historia ha sido implacable y nos ha enseñado que ignorarla nos condena a repetirla”

Laila Taj El Dine

El fantasma más temido de la burguesía; el siempre tergiversado y vilipendiado por la pequeña burguesía; el incomprendido por algunos de “sentimientos revolucionarios”, nos referimos al filosofo humanista Karl Marx, en una alocución ante el Comité Central de la Liga de los Comunistas (año 1850) dijo lo siguiente: “(…) en este momento los demócratas pequeñoburgueses, oprimidos en todos lados, predican al proletariado la unión y la reconciliación, le tienden la mano y tratan de construir un gran partido opositor, que abarque todas las matices del sector democrático, en otras palabras, procuran enrolar a los obreros en un organización partidaria en la que predomine la fraseología socialdemócrata, tras la cual disimulan sus intereses particulares, una organización en la que se este prohibido, para no turbar en buen entendimiento, plantear reivindicaciones precisas del proletariado. Esta alianza favorecería únicamente a los pequeñoburgueses y resultaría por completo perjudicial para el proletariado (…) Por tanto, se debe rechazar esta alianza categóricamente”.

Se puede pensar que traer a mención lo dicho por Marx en aquel tiempo es un “dogma” en la actualidad –y bien parecería aceptable este razonamiento porque las condiciones actuales de la revolución bolivariana son otras- pero la historia ha sido implacable y nos ha enseñado que ignorarla nos condena a repetirla y es de esta forma en como muchas revoluciones se han escapado de las manos de los pueblos, postergando nuevamente la hora de su libertad.

Debemos tener claro que la pequeña burguesía, al igual que la burguesía, lejos de pretender transformar la sociedad en beneficio del pueblo, aspira solo un cambio de condiciones sociales que hagan un poco más soportable la vida de las mayorías sin que ello perjudique o afecte sus intereses. En especial, los pequeñoburgueses, desean para los trabajadores, un mejor salario y una cierta seguridad a través de medidas de beneficencia, pero nunca transformando el Sistema y en efecto al Estado, solo intentan reformarlo.

La realidad en Venezuela nos ha hablado por si misma. La reacción repite la misma historia del Paro patronal con los acaparamientos y la especulación que experimentamos durante los años 2002-2003, y los grupos pequeñoburgueses oportunistas que se muestran como simpatizantes sensatos de la revolución, han pretendido hacernos creer que ello y los resultados del 2D, son consecuencias de nuestros “errores”, por procurar acelerar la revolución, y alegan que no hemos sabido trabajar y entendernos con la burguesía venezolana y que a la vez no hemos quemado las etapas necesarias, etc. y por tanto debemos emprender pasos hacia atrás y llamar al equilibrio y a la reconciliación. Propuesta que es totalmente alarmante pero entendible desde el punto de vista de quienes llaman a que nos entreguemos y es que como toda pequeña burguesía siempre antepondrá sus intereses a los de la mayoría.

Sin pretender ser sarcástica, pero cuando se habla de trabajar con la derecha “nacionalista” y construir con ella la revolución, imagino a un zamuro vegetariano, ya que es anti natura imaginar a un capitalista aceptando medidas en beneficio del pueblo. Es un error dirigir nuestras fuerzas, en estos momentos tan delicados para la subsistencia de la revolución, a entendernos y conciliar con la burguesía venezolana.

Contrario a esto, creemos que ahora es cuando debemos acelerar y tomar mayores medidas revolucionarias, socializando la propiedad productiva en manos de los eternos hambreadores del pueblo, de los corruptos y especuladores responsables de la actual coyuntura que atraviesa el país. El problema de los productos alimenticios es porque los mismos son de propiedad privada y por tanto responden a los intereses capitalistas, ya que produciendo menos y acaparando la producción incidirían en la inflación, producto del macabro juego del mercado en donde se expresa la supremamacía del capital: la oferta y la demanda. Nuestro deber es socializarlos y así romper definitivamente con esta jugada.

Es importante insistir en que estamos en momentos cruciales, que necesitamos de mayor claridad, debemos fomentar mucho más la batalla de las ideas e ir a la acción concreta. Los revolucionarios entendemos que es necesario pasar por un conjunto de etapas para llegar a la justicia social y que además existen requerimientos que debemos cumplir en el momento, pero no podemos perder nunca las perspectivas. El socialismo solo se construye creando las bases de la nueva sociedad socialista y no refinanciando el capitalismo. Resulta muy inocente de nuestra parte pensar que podremos convertir a los patronos en “patronos híbridos”.

Por ello, se plantea tomar las medidas necesarias a fin de controlar toda la actividad productiva; atender los problemas del pueblo de manera eficaz y eficiente; y por ultimo, declararnos en emergencia educativa revolucionaria, debemos llegar a cada barrio, a cada rincón en Venezuela, creo que el Frente Francisco de Miranda puede jugar un papel importante en esto último.

lailatajeldine@hotmail.com


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Laila Tajeldine


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