Necesitamos un inmenso esfuerzo creador para tener patria

Decía Mariano Picón Salas en los años cuarenta que, después de lo que quedó de Venezuela, habiendo sufrido el desangramiento de la guerra de independencia; la guerra de los cinco años de los dos "compadres" y el abandono de su gente, ignorante y desesperanzada; la guerra Federal y los endeudamientos insólitos para aparentar lo que no éramos; la sumisión de un pueblo a la ignorancia, al hambre y el terror gomecista…, había que volver a "formar pueblo, es decir, integrar nuestra comunidad nacional en un nuevo esfuerzo creador; trocarla la confusa multitud en unidad consciente".

Es exactamente lo que necesitamos hoy, integrar nuestra comunidad nacional en un nuevo esfuerzo creador y hacer que la multitud, ahora confusa de tantas mentiras, cambie para conformar una unidad consciente.

La revolución de Chávez fue eso, un esfuerzo creador, el cual tuvo algunos logros en la conciencia de la masa, unificó los intereses del pueblo trabajador, y otros logros materiales muy significantes, expresión de esa voluntad. Chávez fue un líder esforzado, el arrojo lo define. La gente lo confunde como un mecenas porque se acostumbró a la sumisión a ricos e imperios, pero Chávez surgió como expresión de los arrestos de libertad de aquel pueblo que se fue sin condiciones a cruzar las fronteras e independizar a otros países, esta es nuestra herencia más noble encarnada en un hombre, el último libertador. Ese espíritu es el que debemos despertar (otra vez) en nuestra gente.

La unidad debe ser unidad consciente, no existe otra, no puede haber otra. Sin consciencia somos solo una muchedumbre manipulable. La tarea de los líderes más avanzados es la de educar al hermano y la hermana que tienen a su lado y a todos los que puedan, sobre la necesidad de avanzar como nación y no escapar dispersos por el mundo, reconquistar el sentido y el sentimiento de patria, sobre una base de igualdad y de justicia social, que no hay salvación para nosotros si no es como sociedad. No se puede hablar de patria dentro de una sociedad desigual, con privilegiados y desgraciados viéndonos las caras, o peor aún, colectividad fragmentada, todos en una carrera loca por salvar la vida de forma personal. El que ahora invoca la patria invoca una unidad que no existe, miente, manipula; se miente a sí mismo. No hay peor mentira que la que uno mismo se cree.

En seis años, las fuerzas restauradoras del pasado han vuelto a revivir en el pueblo venezolano, como un herpes, la desesperanza, el fatalismo y la resignación. Podríamos decir que Venezuela tuvo una recaída de conciencia, moral y material que nos retrotrae a 1935 o antes. Maduro, su gobierno y la (otra) oposición, reviven la lucha de aquellos falsos liberales y conservadores que arrastraron a un pueblo de tontos a matarse para que los "compadres" estuvieran felices (maduristas y guaidoses). Rescatar el espíritu de Bolívar y de Chávez requiere del esfuerzo de todos, o mejor dicho, de lo mejor que hay en todos nosotros, de nuestro arrojo, inteligencia y "espíritu de aventura" (para seguir con Picón Salas y su "Aventura Venezolana")

La aventura venezolana no ha terminado. Chávez la reactivó, continuó haciendo patria, la patria donde la dejara bolívar, pero ya consciente de la necesidad de igualar las cargas, de la necesidad de hacer una revolución socialista, marxista, leninista, es decir, conjugando todo lo mejor del pensamiento revolucionario para enfrentar la disolución capitalista, al viejo mercantilismo hecho espíritu hegemónico, sistema frío y mecánico que machaca la vida sin piedad. Para liberarnos del imperialismo moderno lo debemos hacer desde aquello que gobierna nuestra propia voluntad, desde el esclavismo encarnado, el egoísmo mercantilista encarnado; luchando en contra de su lógica donde quiera que se encuentre, en las relaciones sociales, en el intercambio comercial; ese debe ser nuestro norte, nuestra luz a seguir si queremos tener Patria, pequeña o grande, humanidad, mundo.

Después de 200 años hemos dañado nuestro legado universal al punto de que estamos al borde de perecer como especie a consecuencia de la voracidad capitalista, en nombre de una libertad para que la disfruten unos pocos. Un Bolívar de hoy sería socialista en razón a sus propósitos humanistas e inteligencia realista, pegada a la verdad. Como pueblo, sin privilegios los de abajo reclamamos justicia pero también derecho a la vida, patria y humanidad. Sin humanidad se acaban todos los sueños, para ricos y pobres.

Invocamos y apelamos al espíritu esforzado de Bolívar y Chávez que hay en nuestros intelectuales, en nuestro ejército y en nuestro pueblo trabajador para trocarla la multitud confusa en unidad consciente y volver a Chávez, al Plan de la Patria, base espiritual de nuestra revolución. Llamemos a la conformación de una Junta Patriótica que retome el camino de nuestra aventura venezolana, ahora socialista, bolivariana y chavista.

¡Patria socialista o muerte!...



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Marcos Luna

Dibujante, ex militante de izquierda, ahora chavista

 marcosluna1818@gmail.com

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