Lucha de clases en una sola lección

“El más bruto es el jefe. Pareciera que hicieran concurso de credenciales para ver quien es el más bestia para ponerlo en el cargo de mayor responsabilidad. Se perdieron todo los valores de los méritos académicos. En dependencias técnicas de PDVSA se redujo el número de científicos y los sometieron a ser conducidos por bestias. En algunas dependencias científicas del Estado dedicadas a ciencias físicas se designaron a personas que jamás habían tenido relación con las materias del caso. Esto motivó que tanto mi esposa como yo nos fuéramos a Chile donde ambos trabajamos en puestos de trabajo relacionados con nuestras profesiones, criamos a nuestras hijas en medio de un buen nivel académico, con seguridad ciudadana y estabilidad laboral y familiar. Este lamentable ambiente de degradación dirige a Venezuela hacia el abismo”.

El breve resumen precedente sintetiza el pensamiento y los sentimientos de un ciudadano que viajaba por avión en una ruta nacional hacia Chile y quien parecía interesado en que todos los vecinos a su asiento conocieran sus tristezas, frustraciones y lamentos. La perorata se vio interrumpida por la finalización del viaje para alivio de algunos.

Primera pregunta derivada: ¿cómo habrá sido posible que tanta bestialidad haya suplantado a tanta inteligentzia? Existe una sentencia lapidaria que reza: “quien es inteligente para una cosa lo es para todas las demás”. Entonces… ¿qué le pasó a tanto iluminado que permitió ser suplantado por gente tan ruda y de tan escasa inteligencia?

Segunda: ¿cómo es posible que en 14 años Venezuela siga existiendo en manos de tanta brutalidad sin haber rodado por el abismo pronosticado por nuestro vecino de viaje?

Una sola respuesta para ambas: o ellos no eran tan inteligentes como pregonaba el personaje de marras o los chavistas no son tan burros. No se trata de refutar una a una sus visiones absurdas o personalizadas, porque más parecen sufrimientos espirituales por haber perdido lo que por tanto tiempo creyeron que era suyo y esto último es terreno de la psiquiatría más que el de una crónica.

Sin embargo no es de sobra asignarle una denominación dentro del espacio de la sociología política. En la Revolución Francesa hubo un pacto de lucha entre la burguesía y las masas empobrecidas de obreros y esclavos contra el poder absoluto de las monarquías. De este hito de la historia de la humanidad hacia acá ha triunfado la alianza entre la pequeña burguesía y los detentadores de los medios de producción para dominar a obreros y pobres en general. La lucha entre estos últimos y los primeros ha costado demasiados muertos y por lo que se ve los muertos seguirán engrosando los anales de esta lucha a muerte. Porque son irreconciliables los actores de la lucha de clases. Los pequeños burgueses, también explotados por la alta burguesía, no se resignan a perder la hegemonía aparente que dicen disfrutar y se enfrentan a obreros y empobrecidos como si ellos fueran los dueños del poder económico. Muchos profesionales, técnicos, investigadores, literatos y cultivados en general creen que son ellos los detentadores del poder y que los imbéciles y burros son sus enemigos. Con sus aparentes sabidurías desprecian y ridiculizan a quienes no tuvieron las mismas oportunidades que ellos para formarse en las ciencias y el conocimiento. Pretenden ignorar que por más pujo que empeñen, no serán invitados a los festines del poder económico y social porque son despreciados a su vez por la gran burguesía que no los considera sus iguales sino sus serviles. Esta es su verdadera miseria sin redención previsible, a menos que entiendan que el proletariado es su aliado en la lucha contra la prepotencia insaciable de la gran burguesía.

El otro pequeño detalle que olvida la pequeña burguesía es que las masas empobrecidas poseen un caudal de conocimientos promisorio y que con una adecuada oportunidad de educación se capacitan para dirigir las tareas de un pueblo por delicadas que parezcan. No es por la falta formación que las masas empobrecidas han sido dominadas sino por la pobreza misma, por el aplastamiento del poder ejercido por los detentadores de ese poder.

La unidad entre pueblo, riqueza material y fuerza armada es invencible. El pueblo tiene la oportunidad de formarse y progresar en el terreno de la ciencia y la tecnología. La riqueza material le pertenece a todo el pueblo no solo si son riquezas naturales sino porque todo lo que sea transformado en riqueza mediante el esfuerzo del trabajo le pertenece al trabajador. Y la fuerza armada se debe al pueblo de donde proviene. Cuando la pequeña burguesía entienda su papel y propenda a dominar el odio de su condición clasista para unirse en lucha contra la gran burguesía cesará el enfrentamiento de clase contra obreros y empobrecidos, sus aliados naturales.

Agradecemos a nuestro vecino de viaje la oportunidad brindada para revisar en vivo estos conceptos. Le deseamos un buen viaje de regreso a Chile y, con todo el fervor revolucionario, que el espectro de Pinochet le permita iluminar su mente alienada para comprender que en Venezuela se lucha por estructurar una revolución en paz, una patria más justa donde cabemos todos si somos capaces de reformular nuestra conciencia social y política y que Venezuela sigue siendo su patria. Pregunta final: ¿qué ocurriría en Venezuela si los puestos claves técnicos y científicos estuvieran dirigidos todos por mentalidades como la de nuestro vecino de viaje?


mavet456@hotmail.com





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