Cuando Zamora pasó por Yaracuy

28 de marzo de 1859

El 23 de marzo de 1859, el General del Pueblo Soberano Ezequiel Zamora, luego de haber desembarcado en Coro el 20 de febrero del mismo año y con un avance triunfante arrollador, estableció un cuartel general en Morón (hoy estado Carabobo), allí se le incorporó un contingente de 400 montoneros, tal como los llamaba Emilio Navarro. Formaron parte los negros cimarrones (provenientes posiblemente del actual municipio Veroes del estado Yaracuy), que habían abandonado sus Cumbes, atraídos por la insurrección campesina, igualmente lo integraron los peones reclutados por Prudencio Vázquez en Camunare (hoy municipio Urachiche del estado Yaracuy). Para ello utilizaron como camino las veredas que se extendían a lo largo de la margen derecha del caudaloso río Yaracuy.

El 24 de marzo, previo de haber derrotado en El Palito (hoy estado Carabobo), con una magistral estrategia militar, al General Godo León de Febres Cordero, defensor de la Oligarquía, después de rendir homenaje a los soldados, clases y oficiales caídos (entre los cuales destaca el general Juan Nepomuceno Guevara) en la acción de El Palito, Zamora decide continuar la marcha hacia San Felipe, aunque los Godos creían que marcharía hacía el centro de la República por Valencia o Nirgua.

El sábado 26 de marzo, en horas de la mañana ya Zamora estaba en Urama (hoy estado Carabobo), vecindario que había sido sublevado por Casimiro Herrada, Esteban Herrada y Joaquín Molina. El día 27 de marzo ocupo el camino de Las Guabinas y ese mismo día sublevó a los vecindarios de Canoabito y Las Guaduas (limite de los actuales estados Carabobo y Yaracuy). Igualmente acaloró con el fuego revolucionario de la insurrección campesina a Taría, Los Cañizos y Aguas Negras (caseríos del actual municipio Veroes del estado Yaracuy). El 28 de marzo de 1859, “al pasitrote por la calles”, entro Zamora y el heroico Ejercito Federal a San Felipe, llego así el heredero de Bolívar, el redentor de los desarrapados del mundo, el horror de la oligarquía. Las banderas de “tierras y hombres libres”, “hagamos partía para los pobres”, retumbaron tal cual sismo en la tierra del Indio Yara.

En su obra Tiempo de Ezequiel Zamora, Federico Brito Figueroa nos comenta: “En media hora Zamora dominó la resistencia de la guarnición y ocupó la ciudad de San Felipe. El comandante de la plaza, general Juan Torrellas fue hecho prisionero a una milla de la población, y solamente logró escapar el comandante Pedro Araujo, con cuatro soldados que le acompañaron. El resto de la tropa, 160 hombres, resolvió incorporarse al Ejército del pueblo Soberano. El peón Prudencio Vázquez, nativo de Camunare, fue ascendido a comandante por los servicios prestados a la insurrección campesina desde 1858”.

El día 29 de marzo, Zamora realizó una convocatoria a una asamblea abierta, la cual se efectuó en la plaza principal de San Felipe y procedió a crear una nueva entidad federal con el nombre de Estado Yaracuy. A través del sistema de elección directa, con la participación de todos los ciudadanos y ciudadanas, incluyendo a la tropa, se eligió el gobierno provisional revolucionario, que quedó integrado por Agustín Rivero, Antonio Salom, Máximo Castillo, Juan Sanoja y Eduvigis Rivero. En las calles de San Felipe resonaban los gritos “Viva el gobierno de la de la democracia y el pueblo”

Después de estos hechos históricos, forjadores del gentilicio yaracuyano, Zamora dirige una proclama al pueblo y a la tropa, en el que ofrece sacrificar su vida, si fuese necesario, para reestablecer la república, para edificar la libertad, para hundir a los tiranos. En esta alocución el General del Pueblo Soberano expresa: “Ha llegado el momento de vuestros pronunciamientos: proclamad el Evangelio práctico de los principios políticos. La igualdad entre los venezolanos, el imperio de la mayoría, la verdadera República, la Federación... (…)Triunfará la bandera de la Federación o me veréis sucumbir bajo las bayonetas del centralismos, de la tiranía”.

En el nuevo estado Yaracuy, Zamora ordenó “no atropellar ni violar por ninguna causa, motivo ni pretexto, derecho algunos de los ciudadanos, especialmente en sus opiniones políticas, y sólo se hiciese uso de la fuerza contra los que conspirasen a mano armada contra la nueva fórmula de gobierno que había dado la República”, apoyado en el sistema “de elección popular, horror a la oligarquía” y considerando que solamente el pueblo “explotado y oprimido” y no las clases dominantes, representaban la soberanía nacional.

Sin embargo, tal como ocurre hoy día la canalla oligarquía apartida, se hizo presente para desprestigiar a la Revolución, veamos un fragmento citado por Federico Brito Figueroa en su obra Tiempo de Ezequiel Zamora, relacionado con un informe elaborado por los Godos y presentado ante la Secretaría del estado de los Despachos de Interior y Justicia: “Ya sabrá S.E. el encargado del Poder ejecutivo, que algunas casas de esta ciudad (San Felipe) fueron saqueadas por las tropas de los facciosos, esencialmente de los negros (Racismo) de Agua Negra y de la Costa, que se habían incorporado no con otro fin que con el de robar y matar”.

La normas de moralidad revolucionaria que difundió Zamora a la tropa, le hizo ganar el apoyo irrestricto de las masas campesinas y de los pobres de los centros urbanos, sino también contó con a colaboración de capas sociales medias, lo que desde la época colonial se denominaron “blancos de orilla”, quienes le suministraron dinero, víveres, medicinas, papel y tinta. Así vemos como en San Felipe, comerciantes como Manuel Ferreira donaron al General del Pueblo Soberano varios barriles de pólvora y escopetas, entre otros artes de guerra. Igualmente recibió 1.500 pesos, negándose a recibir otros 1.000 pesos que ofreció el cura parroquial, ya que los mismos estaban destinados a la construcción de la iglesia de la ciudad.

El 30 de marzo Zamora junto al Ejército Federal que superaba los 2.500 hombres, partió a Cocorote, el 31 de marzo ya estaba en Chivacoa, en donde constituyó el gobierno provisional revolucionario a nivel municipal. En el caserío La Piedras se le sumó a la tropa Asunción Peraza con 300 hombres mal armados. En Camunare se le unió toda la población indígena con el mulato Juan Escalona a la cabeza. En Urachiche todos los pobladores se había unido a la causa revolucionaria y elegido a Nicolás Duran como jefe político. De ahí pasó a Yaritagua donde fue recibido con aclamación y entusiasmo público, en este caserío permaneció varios días organizando las instituciones del poder democrático, para luego marchar a Cabudare rumbo a Barquisimeto.

Celebremos con júbilo patrio el 28 de marzo el día de Yaracuy, unámonos a la causa de Zamora y Bolívar tal como lo hicieron aquellos 160 hombres que se unieron a la causa revolucionaria cuando el Jefe del Pueblo soberano entró triunfante a San Felipe, consideremos que el paso de Zamora por Yaracuy no fue un simple transito, sino más bien que Zamora llegó a Yaracuy para quedarse, para hacer en Yaracuy “Tierras y Hombre Libres”, y “Horror a la Oligarquía”. Pongamos a Zamora en un altar para ofrendarle nuestra vida, y no de pedestal, para levantarnos sobre el. Con Zamora en Yaracuy podremos ver a la patria del Rey Miguel de Buría, Andrés López del Rosario “Andresote”, Prudencio Vázquez, Faustino Parra y Raúl Domínguez; libre de latifundio, libre de oligarcas, libre de explotadores, libre de explotados, y preñada de socialismo. ¡Zamora vive la lucha sigue¡…Patria Socialista o Muerte…¡Venceremos¡.

*FRENTE CAMPESINO NELSON LOPEZ


abrahamcoiman@gmail.com


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