Camaradas del grano de maíz

Ante todo reciban un fraternal abrazo y el reconocimiento por la consecuencia con que han mantenido sus banderas. La constancia de vuestro trabajo, el esfuerzo por estar día a día en ese intento por dar vuestro aporte intelectual a la revolución bolivariana. También debo reconocerles que echo de menos aquellos tiempos de la polémica frontal, cuando con su nombre y apellido enfrentasteis las posiciones desde vuestro punto de vista equivocadas, desviadas y desviantes de José Vicente Rangel. Ustedes dieron muestras de un coraje poco común en estos tiempos y por estas latitudes. Algunos llegamos a pensar que casi les cuesta vuestro silencio. Es decir; que el granito de maíz de vaina no se lo comieron los pollos.

Volvió por sus fueros el compañero de ruta. Y por la calle del medio expuso sus tesis conciliadoras para “superar la tremenda división en dos mitades que vive Venezuela” Y apoyándose en que la Constitución Nacional consagra un estado de economía mixta, convoca al gobierno bolivariano a sentarse a “concertar” con el poder económico de la oligarquía y personeros de la oposición, para poder darle al fin solución a los gravísimos problemas que le han quedado grandes a la revolución bolivariana. Entonces me sorprendió vuestro silencio. Al menos yo no vi nada o no leí nada. Mucho menos con la fuerza y claridad de aquella contienda.

El carácter cualitativo, político, que en mi opinión contiene la victoria del 15 F y el triunfo en sí mismo, plantean a la revolución bolivariana una disyuntiva. Una encrucijada donde se perciben claramente dos caminos: el reformismo por la vía de la conciliación por un lado. O la profundización revolucionaria camino al socialismo por el otro. Eso lo perciben tanto la derecha endógena como la exógena. Y nosotros también. Allí está, en nuestra humilde opinión parte de la pelea que la revolución bolivariana tiene que librar en el futuro inmediato.

Por supuesto que hay que tender puentes. Pero no a los personeros de la contra revolución, ni a sus organizaciones desestabilizadoras, terroristas y fascistas. La revolución para que sea revolución tiene primordialmente que ser el despertar de las inteligencias del pueblo. No hay mas pa´ donde. Y será ese pueblo el que construya los puentes entre sus diferentes expresiones y sectores. En los Consejos Comunales, en las misiones, en los diferentes frentes de trabajo y de lucha para la creación del poder popular. Por supuesto bajo las orientaciones del Comandante y del partido, si es que por fin algún día llegamos a tener partido.

Pero la razón primordial de esta, en esta oportunidad, es para solicitar vuestra atención a algunas reflexiones sobre el Grano de Maíz titulado: “La evolución de las ideologías” que saliera publicado el pasado lunes 9 de marzo en el diario Vea. El artículo en cuestión es plenamente dedicado a la clase media o pequeña burguesía y es en mi opinión tremendamente maltratada, no solamente por el mal trato que se le da, sino por lo mal que se trata el tema.

Para evitar equívocos debo aclarar que pertenezco a la pequeña burguesía. Como a buen seguro pertenecen los camaradas del Grano de Maíz. Y el Comandante Chávez y toda su familia a pesar de sus orígenes medio campesinos. Y buena parte de la vanguardia revolucionaria a través de la historia. Como lo era el Che Guevara, como lo son Fidel y Raúl Castro, como lo eran Lenin, Carlos Marx o Federico Engels. La clase media aporta capacidades técnicas, profesionales, intelectuales, emotivas y hasta poéticas a la vanguardia. Como clase. Independientemente de que abrace la ideología del proletariado, la ideología de la revolución socialista. Que dicho sea de paso está todavía muy lejos de haber abrazado la revolución bolivariana.

Considero que ustedes no tratan muy bien a esos conglomerados de hombres y mujeres, muchos de ellos jóvenes revolucionarios que protagonizaron históricos actos de heroísmo y sacrificio en las filas de las FALN o del FLN. Muchas de sus vidas entregadas abrazando, aunque no fueran en algunos casos bien comprendidas, las banderas de la revolución proletaria. Y a esos partidos que errónea o acertadamente, producto de análisis e intensas discusiones colectivas, asumieron esa difícil forma de lucha.

Dicen ustedes en su artículo:”Entonces los barbudos encienden la imaginación de la pequeña burguesía venezolana y esta se hace guerrillera, se viste de verde olivo” Esta afirmación hecha así, al boleo, pareciera contener una desviación pequeño burguesa.

Ustedes disculpen señores, pero me parece que le dan un paseo bastante por encimita a una etapa de nuestra historia, de las más duras y luminosas, de donde seguramente se alimenta el proyecto revolucionario de hoy en día. Un paseo demasiado superficial, cargado de calificativos como “incapacidad y temor profundo a cambiar las estructuras” Para vuestro superficial análisis esa pequeña burguesía que se empató en la moda de la guerrilla a la cubana, después, debido a que esta no fue “exitosa y la ideología pequeño burguesa no admite adversidad, no es consecuente” se fueron unos a la asimilación al sistema y otros al anarquismo.”Así se hicieron anarquistas tropicales” (?)

Sencillamente me parece que no hay comprensión para nada de lo que es la clase media, ni en Venezuela ni en ninguna parte. Ni mucho menos de su papel y aportes dentro del proceso revolucionario, ni de los elementos que tiene que aportar como clase social, como clase explotada tanto o más que las demás. Ese es uno de los problemas graves de la revolución bolivariana. En Venezuela la importancia política de la clase media es de considerable magnitud y ese ha sido uno de nuestros problemas capitales.

Resulta sorprendente la afirmación: “Un año después en situaciones similares, Cuba en un proceso dirigido por la ideología del proletariado, la de la revolución verdadera, consigue enrumbarse, en contra de todo pronóstico, hacia el socialismo” Porque el proceso cubano lo dirige una vanguardia preclara, integrada entre otros por los hijos de un próspero campesino gallego, mediano productor de Santiago que les dio formación, ideales, principios. Y que después por el desarrollo de los acontecimientos abrazó la ideología proletaria porque esos pequeños burgueses querían hacer una revolución verdadera.

Por supuesto, muchas cosas tenemos que aprender los pequeños burgueses que aspiramos transitar el camino revolucionario. De mucho fardo tenemos que liberarnos, para poder ser verdaderamente útiles a la revolución a nuestra gente, a la humanidad. Ente ellas esa vanidad prepotente que haciéndonos creer los grandes maestros de las teorías y de la vida, nos pone a andar pontificando como si fuéramos los poseedores de la verdad absoluta. Tener un auditorio es, no quepa duda, una gran responsabilidad.

Saludos revolucionarios.

mundoiribarren@gmail.com


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Edmundo Iribarren

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