En el año 76 el gobierno de Carlos Andrés Pérez decide construir la represa de El Guapo, obra que requería tener libre de actividades económicas el área donde se levantaría la obra, así como el espacio donde se almacenaría el agua proveniente de los ríos y quebradas. Conforme a esto, deciden desalojar a todos los campesinos que tuviesen haciendas de cacao y conucos en la zona y, al mismo tiempo, hacer un censo para determinar el tipo y número de bienhechurías que tenía cada productor para luego hacer el avalúo y proceder a pagarles.
El Instituto Nacional de Obras Sanitarias (INOS), responsable de la construcción, contrató a la empresa del ingeniero Raúl Cabrita para que hiciera el trabajo de campo, quien emplearía a Demetrio (Demetrico) Márquez, Benito (Garrapatero) Hernández y a mi para que recolectáramos los datos. Mi responsabilidad era tomar las fotos de las unidades productivas con sus bienhechurías, acompañadas del propietario. A los 15 días fui despedido. Los dirigentes locales de AD hicieron la solicitud con el argumento que era de izquierda.
Una vez culminado el trabajo de campo, los campesinos dejaron pasar el tiempo prudencial para que les pagaran. En vista que esto no ocurría, empezaron a presionar. Inocencio Caraballo, El Indio como le decían, dirigente agrario de AD, buscó apoyo en la dirección regional de su partido, pero no lo consiguió. Ante esta situación solicitaron mi acompañamiento. Formaba parte para ese entonces del Comité de Defensa de los Derechos del Pueblo (CDDP), un organismo que habíamos creado José Marrero, Miguel (Canita) Méjías, Midas Villasmil y yo, con el propósito de luchar por las soluciones de los problemas de El Guapo.
Lo primero que se hizo fue crear el comité campesino por el pago de las bienhechurías, coordinado por Inocencio Caraballo, e integrado, además, por Claudio Salazar, Crisanto Sifontes, Carlito Orocopey, Eduvinis Rojas, Trino Rojas, Erasmo Peña, Luis Aray, German (Pavochocho) Hernández, Manuel Martínez, entre otros afectados. Estos trabajadores del campo, en su gran mayoría, eran militantes del partido Acción Democrática, el denominado partido del pueblo.
Luego el problema se difundió a través del Periódico Guapeando y ¿Qué Hacer?. Uno de alcance local y otro nacional. La dirección regional de AD, al enterarse de estas acciones, llamó a reunión a Inocencio Caraballo, quien se había hecho responsable de las denuncias. Le reclamaron y amenazaron con pasarlo a tribunal disciplinario. Reaccionó y les dijo: "lo primero que hice fue venir a buscar apoyo de mi partido y ustedes me dieron la espalda. No me quedó más remedio que buscar a Himilco para que nos ayudara. Podrá ser contrario a nosotros, como ustedes dicen, pero es el que nos está apoyando". ¿Eran síntomas que presagiaban la decadencia de AD?.
Después de constituirse el comité y hacer las denuncias en los periódicos citados, fuimos a Radio Rumbos, Caracas. Nos dieron espacio. Habló Inocencio y expuso la situación. Después, cada vez que el noticiero iba a pausa, se oía en todo el territorio nacional una mancheta que decía: "campesinos de Boca de Aragua, municipio Páez del estado Miranda, reclaman pago de bienhechurías". Y los campesinos al oírla en sus casas junto con sus familiares, a través de sus radios, estallaban de alegría. Boca de Aragua es el sector donde está construida la represa.
A los tres días llegó un telegrama suscrito por el presidente del INOS - Caracas, solicitando que el comité de campesinos se presentara en su despacho. Al llegar les dijo: "por instrucciones del presidente de la República, esta semana que viene se les comienza a pagar". Y así ocurrió. No menos de setenta familias campesinas fueron reivindicadas producto de la lucha librada por sus representantes ante la indiferencia de los dirigentes de su partido.
Y esto lo escribo, además de formar parte de la historia local de El Guapo, porque recordar es vivir, si el evento es bonito y agradable.