Lesa humanidad

En Venezuela se juega demasiado con los términos. Se hacen imputaciones sin ningún tipo de pruebas.
Se descalifica alegremente. Se responsabiliza de cualquier mal a ciertas figuras públicas. La oposición, sobre todo, incurre en esas prácticas de manera irresponsable, escudada en la impunidad que reina por estos predios.

El objeto de esos ataques es con preferencia el presidente Chávez, quien de acuerdo con la vocería opositora, mediática o no, es el culpable de la terrible sequía que nos azotó el año anterior y también de las inclementes lluvias que hace un año no dan tregua al país. El fenómeno climático y la alta responsabilidad de las naciones desarrolladas por los desbarajustes ocasionados al planeta, admitidos por la ciencia y planteadas en diversos foros mundiales, es objeto de burla.

Entre las acusaciones más graves hechas por esa oposición irresponsable están: el Gobierno venezolano protege a la ETA y a las Farc y, en consecuencia, en nuestro territorio se ocultan militantes de ambas organizaciones y se financia al terrorismo. El presidente Chávez, se agrega, está construyendo -en sociedad con Irán- armas químicas, biológicas y nucleares. Cuando surge cualquier movimiento de descontento en el mundo, se hace la imputación de que el Gobierno venezolano los está financiando y aupando. Ocurre con el caso de los indignados en España y el de la protesta estudiantil en Chile.

En los terribles días del golpe de Estado de abril de 2002, planificado milimétricamente por la derecha internacional y por los sectores más conservadores y retardatarios del país, una vez que se devela lo de la marcha y los muertos que ocasionó, la imputación inmediata fue contra el presidente Chávez: se le acusó ante la opinión pública de crímenes de lesa humanidad.

Hoy, un personaje tan nefasto de la Cuarta República como Diego Arria, cuya moral y ética lo deberían hacer callar, dilapidador de los recursos públicos, conmina al Presidente y amenaza insistentemente con llevarlo al Tribunal de La Haya por crímenes de lesa humanidad. Y en efecto lo ejecutó. Al leer lo que señala como pruebas no queda más que decir, ¡qué bríos tiene este tipo! Arria piensa que se las sabe todas. Pero, por lo que hizo, muchos están dudando de su lucidez mental.

Periodista/
Prof. universitaria


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Asalia Venegas


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