La gravedad no tiene efecto…

Vagando por Facebook acabo de ver y leer un "post" que me hizo además de reír, reflexionar. Un comentario escueto y jocoso acompañado de una imagen sencilla que, a muchos les parecerá chistoso, pero que en mi disparó una ráfaga de interrogantes.

La cuestión era muy simple, lo encabezaba un texto que decía: "Primera ley de la física en las caricaturas", e inmediatamente debajo se veía gris y perplejo al Gato Tom (el de la comiquita Tom y Jerry), sentado en el aire, al borde del precipicio, sin hacerse consciente de su eventual caída.

Ese Tomás despreocupado -aunque con cierto aire de estupefacción-, posado sobre la nada con una ingenua seguridad, permanecía mirándome directamente a los ojos como declarando ¡Estoy salvado!. Pero realmente, nada más lejos de la realidad.

En el mundo real Willy Coyote, Sam Bigotes, el Pato Lucas, el Gallo Claudio o el propio Gato Tomás (Tom, para los amigos) tendrían en contra a un adversario poderoso… la física y de ella uno solo de sus músculos, ¡la gravedad!. Pero ellos se empeñan en vivir en la ilusión ambigua de los dibujos animados.

No hay oportunidad contra ella, la realidad deja que te desplomes apegada a sus principios, y esta sentencia resulta inapelable para todos los involucrados en la escena se crea usted Jerry, El Correcaminos, Porky Pig, Kike Gavilán o el mismísimo Bugs Bunny por más que sostenga ser "El Conejo de la Suerte".

Estos últimos adelante y los primeros yendo atrás, como si se tratase de oposición y gobierno, dejan plasmadas sus aventuras -o desventuras-, en plañideros lamentos trasmitidos por todas las redes sociales, porque las caricaturas y las leyes de la física no van de la mano.

Tan conocidos y populares personajes marcan un paralelismo impresionante y bidireccional con "escuálidos" y "revolucionarios" que es ineludible. Unos, tratando de darle caza a los otros se valen de todas las artimañas posibles, se hacen trampas recíprocamente, se engañan, se prometen cosas mutuamente que saben de antemano no van a cumplir y en el fondo los que resultan ganadores de estas reyertas son los dueños de las Empresas ACME, proveedores de la infinidad de mercancías inútiles -por sus frutos-, con los que dilapidan los recursos de la Nación y que, en ocasiones, aún hoy no sabemos cómo ni de dónde los sacan.

Esta clásica escena -la del meme quiero decir-, analizada con un ojo imparcial y crítico, contradice las leyes de la física generando una situación más que divertida, dramática. El propio Sir Isaac Newton andaría con la peluca en la mano si alguien le pidiera explicar lo que acontece hoy día en suelo venezolano.

Ni divinas ni humanas, ni físicas ni económicas, ni jurídicas ni racionales, las leyes cualesquiera que ellas sean, no operan desde hace ya algún tiempo para los venezolanos. La oferta y la demanda, las leyes del mercado hace un buen rato que se fueron al carajo y observamos atónitos como se canibalizan sectores enteros de la población especulando y robando a sus familiares y vecinos, generando dividendos entre la usura y la especulación.

De la ley de Dios ni hablemos. Se han pasado por el forro del quinto mandamiento en adelante, y eso de "No robarás" (VII), "No dirás falsos testimonios ni mentiras" (VIII), "No codiciarás los bienes ajenos" (X), "No cometerás actos impuros" (VI), "No consentirás pensamientos ni deseos impuros" (IX) y "No matarás" (V) no aplican para casi ningún integrante de los bandos en disputa, sin entrar a considerar que el primero en las tablas de Moisés "de verdaíta verdaítica" lo malinterpretaron a tal extremo, que en donde se leía "Amarás a Dios…", entendieron "Amarás el dinero sobre todas las cosas" y son capaces de vender su patria ya no por treinta piezas de oro como Judas, pero si por 20 millones de dólares. Cosas de la hiperinflación.

La ciencia que rige a los dibujos animados delinea de forma asombrosa la manera de pensar de muchos de nuestros compatriotas que imaginan que los principios de la física y las leyes humanas se cumplen solamente para los demás, para el adversario. La trayectoria parabólica de un misil disparado de norte a sur hacia un objetivo determinado les garantiza que si están situados un tilín a este u oeste de dicho punto la onda expansiva no les afectará, habrá un área similar a la del perímetro de su cuerpo que no se verá impactada como cuando el Pato Lucas choca contra el piso o atraviesa una pared pero al revés. Nada de "daños colaterales", ni su familia ni él se verán afectados por la violencia en caso de invasión.

De un modo oscuramente humorístico, sin importar cuantas veces falle como si fuera Willy Coyote, podemos tener la certeza de que el Gobierno después de cada fracaso se levantará nuevamente e ideará "Un nuevo plan para salir de la crisis" dependiendo siempre de los productos ACME para ejecutarlo. Y aunque el pajarraco que persigue jamás ha exhibido un nivel de inteligencia que se le acerque al del habilidoso Coyote, durante estos veinte episodios correteando por el desierto, el can no ha podio hincarle definitivamente el diente a su enemigo emplumado.

Las Empresas ACME emporio industrial de origen americano, tienen sus fábricas en territorio asiático. Manos de obra barata aseguran que sus maquilas instaladas en India, China, Filipinas o Taiwán inunden el mercado con su producción defectuosa. Ellos compran materias primas a muy bajo costo a los países subdesarrollados y posteriormente los embaucan vendiéndoles sus baratijas inútiles. El eslogan de ACME es muy elocuente: "Durante 50 años, los líderes en el caos creativo".

Resulta curioso, pero Pinky y Cerebro viven en el Laboratorio ACME, lo cual resulta toda una paradoja porque la alocada personalidad que Pinky exhibe justifica que no se dé cuenta de las consecuencias de sus actos pero, que la exquisita manera de hilvanar sus pensamientos de Cerebro ignore la realidad y también le impida darse cuenta de que ambos son ratones de laboratorio y de que su suerte como la de todo experimento, está decidida por los poderes fácticos que posee un científico demente -¿seguro que chiflado?- al que nunca vemos es una locura. La alienación en la que viven unos y otros les impide de una manera desquiciada, imprudente, delirante e irreflexiva, analizar lo que ocurre y pensar por sí mismos.

La tercera ley de Newton esa que habla de acción y reacción nos dice que por cada fuerza que actúa sobre un cuerpo éste realizará una fuerza similar pero en sentido opuesto sobre el individuo que lo produce, o lo que es lo mismo si alguien te agrede tendrás que responder con la misma intensidad y si te atacan con plomo, plomo recibirás. Los que queden en el medio, inocentes o no, asomados o seguidores, fanáticos o neutrales, también llevarán lo suyo porque para cada acción siempre existirá una reacción igual y contraria que no mira a quien se lleva por delante.

Y mientras tanto, entre las múltiples contravenciones a las leyes de la física que cometen "opositores" y "revolucionarios" -y como finalizaba comentando el meme-, ambos permanecerán suspendidos en el vacío creyendo que están a salvo hasta que miren a su alrededor específicamente hacia abajo y se hagan conscientes de su verdadera y precaria situación. La física imposible de los dibujos animados no les alcanzará para salir bien librados de una probable conflagración.

 



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Carlos Pérez Mujica


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