Por eso es que estamos jodi…fregados

Hace años cuando el buen e incomparable Hugo Chávez Frías lanzó la Policía Bolivariana y los cadetes después de un tiempo se graduaron y salieron a las calles, la gente se sintió complacida. Era agradable verlos en las esquinas, con sus rostros juveniles. Se nos fue la idea de aquellos viejos barrigones de bigotes chorreados que daban peinillazos y rolazos y los empujaban a uno dentro de las jaulas. Los nuevos eran un buen ambiente de frescuraaaa.

Quise poder a prueba la simetría del orden que habían aprendido y a obedecer, en buen decir al pueblo. Un motorizado casi me atropella al girar en U en la avenida Nueva Granada y expedito le dije al novicio: “Mira por poco me atropella girando en forma prohibida”. Nojoda, el joven gendarme me miró de soslayo y me contestó: “No puedo hacer nada, porque después vienen en montones y nos joden” ¿¿¿¿????

Pensé en el policía barrigón de chorreados mostachos y cara de borracho de pensión. La misma vaina pero vestido con cara de reguetonero, cejas depiladas y MIEDO, TEMBLOR, COBARDÍA para hacer el trabajo por el cual le pagan el dinero que es de todos.

Así sucede con el “guardián de seguridad” de los mercados de los pobres. Entra un policía y sale con varias bolsas repletas de objetos y cuando uno reclama: “Coño no puedo hacer nada son los que mandan” y así pasan las horas y yo desesperando y tú, tu contestando; quizá, quizá, quizá. Uno recuerda a Ramos Allup, “Este pueblo no aprende; todavía aquí mandan los españoles”.

Otro día, yo siempre con esa mente de bobo en estado terminal tratando de que los otros que pueden traten de enderezar los entuertos. Corría el tren por los rieles y la gente se aglomeraba como que si estuvieran debajo del balcón del pueblo en los gloriosos días. Unos chocaban contra otros porque por la estación todos caminaban por la misma dirección. Fui a donde venden los tickets y le recordé a un sujeto que estaba ahí de corbata azul y cara de jefe que, por favor, utilizara el micrófono para que le dijera a la gente que caminara por su derecha. Me contestó; “ahora no estamos pa eso amigo”

Los que trabajan en un entero, desglosan ese entero y cada uno agarra un pedacito que -no tiene nada que ver, según ellos- con los otros espacios-, Es frecuente escucharlos decir; “Ah no eso no me corresponde a mi….Yo no soy de ahí, pero es el mismo ministerio o instituto, o mercado y llevan el mismo carnet colgado como unas bolas de toro bamboleando del pecho.

¿No hay JEFES que les recuerden a esos empleados que hay que hacer las cosas en unión para que todo salga bien? Pero el colmo de los colmos y hay que ver que yo soy más testarudo que un sapo saltando hacia adelante. Cuando voy en el vagón del tren del Metro de Caracas, suelo escuchar que “Si tiene alguna queja o quiere colaborar con el sistema- no literalmente- escríbanos o diríjase a nuestras oficinas, situadas en ta, ta, ta, ta.

Es lunes 14 de marzo de 2016. Cuando me coloco, porque no hay asientos vacíos, cerca de un muchacho que va sentado con una caja en las piernas, veo que el mismo saca paquetes de ticket de los utilizados por la empresa Metro de Caracas y los cuenta y los acomoda y los introduce en la nombrada caja. Me parece sospechoso, soy un venezolano que ama, si ama, a su país que es donde defeco, orino, como trabajo, lucho y tengo a mi familia. Disimuladamente tomo una foto con mi Cell. El muchacho escucha el ruidito y se pone un poco nervioso. Cierra la caja y se queda como si nada. Cuando llegamos a la Estación. Capuchinos se baja. Cuando yo llego a la Estación Teatro me bajo y corro con el chisme en las bembas. Me acerco a la caseta. Son las 4: 27 de la tarde. Llamo a una muchacha vestida de reojo que está dentro y como si fuera uno de esos héroes que le va entregar a su Presidente la fórmula para crear un “plato e comía pal pueblo” que nos dejará satisfecho por dos meses, le digo en la ventanita de la caseta: “Señorita ¿ustedes utilizan personal que llevan tiket en cajas por las estaciones?” Qué de cosa; también me miró de soslayo y me preguntó qué era lo que pasaba. Le conté lo del muchacho y me regresó la palabra: “No, no hacemos eso, pero si tiene algo que denunciar vaya al Centro Comercial Chacaíto y…”. -la dejé hablando sola y me largué al carajo



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Angel V Rivas

Limpiabota, ayudante de pintura, articulista, Productor Nacional Independiente, editor de El Irreverente. Animador del programa Gigantes del Romance, autor del libro Pacto Satánico y poeta en estado de frustración.

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