Caracas- A pesar de que aún no se ha determinado el móvil del asesinato del fiscal Danilo Anderson, los investigadores del caso hallaron una pista que podría llevarlos hasta el posible autor intelectual, pero para demostrarlo están obligados a “hilar fino” y tapar las grietas que abundan en un expediente lleno de interrogantes e imprecisiones.
Una de las hipótesis que es analizada por los expertos es la posibilidad de que unode los firmantes del decreto de Pedro Carmona Estanga pudiera ser el cerebro del atentado, ocurrido el pasado 18 de noviembre.
A esta conclusión llegaron luego de analizar seis correos electrónicos localizados en el cpu de una computadora incautada durante el allanamiento realizado en la residencia, ubicada en Santa Sofía, del piloto Jesús Zurilla, a quien en enero el juez 34 de control le dictó medida privativa de libertad.
Trascendió que Zurilla, ex aviador de Viasa, envió mensajes en clave a través de mails que supuestamente fueron recibidos por el abogado Antonio López, abatido en un presunto enfrentamiento con el Cicpc el 23 de noviembre.
Las misivas hacían referencia, entre otras cosas, a un “hombre en llamas”. Se dijo que Zurilla, cuando fue interrogado, alegó que los mensajes se correspondían a títulos de películas, pero según la fuente no pudo explicar el significado de extrañas frases que podrían estar relacionadas con el atentado.
También la policía confirmó la existencia de vínculos laborales entre Zurilla, quien se encuentra en fuga, y uno de los “carmonafirmantes”.
Los investigadores están convencidos de que Otoniel,Rolando y Juan Bautista Guevara son los autores materiales del hecho.
Sin embargo, no se han practicado nuevas diligencias para ubicar elementos que los comprometan. Una de las pruebas sería un croquis con la calle que baja del Iupolc hacia Los Chaguaramos y que no incluye el área de la explosión, conseguido en la oficina de Rolando Guevara, hallazgo que para algunos se convierte en una contradicción, pues los ex policías implicados, acostumbrados a trabajar casos de homicidios, deberían conocerse esa ruta de memoria.
Las pesquisas de campo están paralizadas, lo que podría entorpecer la ubicación de pruebas fundamentales para el esclarecimiento.
Por algo los viejos policías dicen que “tiempo que pasa, verdad que huye”.
