El laberinto de Luis Britto

Al compatriota y valorado, Britto García - con doble t -, como que lo picó la culebra que se le escapó a García Márquez ¿será cosa de Garcías? Mire que ponerse a analizar al genio solitario Simón Bolívar y darle un carácter novelesco - que no novelero - y lo cumbre de todo, es que se traslada al siglo veinte, para buscar en las plumas de los grandes escritores que han osado decir algo en letras sobre ese solitario llamado Bolívar. (Estoy hablando de su escrito, no de la novela).

Pero el amigo Luís, me hizo reflexionar sobre algo que es común a los hombres geniales: la soledad. Bolívar, era un hombre mortal con virtudes y defectos. Pero el hecho de abandonar todo lo que representase riquezas, para enfrascarse en una lucha titánica contra un enemigo más poderoso desde todo punto de vista, menos en el humano, solo lo podía hacer alguien que: o estaba muy dolido con la vida, o que llegó a comprender que las riquezas no valían nada si no había virtud. Pero lo cierto de la vida, es que esos seres que acceden al poder, siempre son rodeados por alimañas que nada más piensan en el beneficio de las migajas de poder que puedan arrebatar para obtener los favores y ventajas que el legitimo poseedor no da importancia. De esa manera los Santander, los Páez, se desviven por destruir lo que el genio construye o construyó. Esas mentalidades enanas, no pueden entender en su minúsculo cerebro egoísta, que la grandeza no está en las posesiones materiales, si no en la gloria de servir, tal como lo expresaba Simón. García Márquez dice cosas de Bolívar en “el general en su laberinto”, es cierto, pero no llega a visualizar la profunda pena colectiva de los grandes hombres y mujeres que la historia condenó a ser recordados por sus acciones y no por sus dramas humanos. Como dice Britto, ha de llevarse al personaje real a una trama imaginaria basado en una realidad (que contraste). Pero tenemos un problema, y para mi muy grave: ¿de donde salen las versiones reales de esas historias y con que interés se escriben?

En la comparación de las historias de Venezuela de ese panfleto ambulante de la burguesía llamado Guillermo Morón y la del excelente y humilde, Federico Brito Figueroa – con una sola t – la diferencia de enfoque es abismal. Figueroa, lanzado al olvido intencional de la cátedra, da un sentido mas real y humano a la historia, mientras que Morón es mas elitesco y parcializado hacia los intereses de los ladrones de vida y sudor de la oligarquía burguesa.

Hoy en nuestra realidad, existe un personaje, que sin ánimo de compararlo, es un polo de atracción organizativo y de unidad en la sociedad venezolana (sociedad en el sentido amplio), es el factor que logró que por fin las fuerzas que se decían de izquierda, se aglutinaran en torno a un proyecto de país, de estado, de sociedad, de economía, de derechos humanos reales. Como muchos de esos caciques de pacotilla, no estaban dispuestos a ser uno más de la tribu, se sintieron rebajados y desenmascarándose, se fueron al lado de lo que decían combatir. Pero al lado de ese hombre de carne y hueso, que comete errores por carajazos y más aciertos que errores, están unos buitres que se alimentan de la fe del pueblo en el líder y se las ingenian para hacer negocios y buscar la oportunidad de sustituirlo en la aceptación popular, como si eso fuera tan fácil. Son esos Santander y esos Páez, los que mantienen al guía en la soledad, pese al bullicio, la adulancia, la jaladera de bolas, las relaciones diplomáticas, y las reuniones sociales necesarias. Son ellos los que aíslan al hombre mortal del pueblo mortal. Ojala entre Él y nosotros, rompamos los muros.

Tú eres culpable Britto, de esta irreverencia, déjate de vainas y no sigas subvirtiendo el orden constituido con tus escritos comunistas. Ahh ¿sabias que dentro de la revolución hay censura de revolucionarios? Hay un límite de tolerancia, tal como en el capitalismo Light, del cual, si pasas eres borrado, anulado, tildado de contra revolucionario y escuálido. Y hasta te hacen impublicable, basados en criterios de defensa a ultranza de lo que se enquista dentro de la revolución y que por tanto están protegidos por el mando del que dirán o de aquello de “con mis corruptos no te metas” qué difícil es hacer cambios en paz.

javierdelvallemonagas@gmail.com


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Javier Monagas Maita


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