El pueblo de Chávez requiere una conmoción política

La acción política revolucionaria dispone, al nivel en que opera, de una libertad desconocida por los funcionarios. Las revoluciones deben ser conmociones políticas para trastocar el curso del destino, despertando fuerzas dormidas y organizando fuerzas dispersas.

Al barrer la Venezuela de la oligarquía por la Venezuela de Chávez, el pueblo valeroso sucedió de pronto al pueblo resignado, solo un proceso de autentico cambio puede liberar una esperanza prisionera de estructuras estrechas y explotadas, arraigadas en nuestras costumbres. Cuando hablamos de la transformación del clima general en la evolución del proceso, no nos cansamos de insistir en el mejoramiento de la calidad de vida de nuestro pueblo, esto es importante, pero, no es suficiente por el porcentaje de la población beneficiada.

El país continua siendo arrancado de su rutina, ello exige la convergencia de diversas organizaciones revolucionarias con ideología y métodos de lucha diferenciados para abrir un abanico que agrupe la nueva izquierda juvenil, todavía esto no se ha manifestado, para decir que el pueblo esta fuertemente influenciado por el socialismo y los funcionarios. Los primeros pasos del proceso siguieron estrictamente los canales establecidos por Chávez, para obtener la satisfacción de las necesidades fundamentales, salud, educación, obras públicas, pero, el pueblo aprendió pronto que la estructura sobre la que esta montado el proceso no da resultado, ni con la acción legal, y que el poder sobre todo, esta en el, en su liderazgo, de esa forma se fortaleció el chavismo con su perenne porcentaje. .

Las teorías revolucionarias que dominan este proceso marxismo, chavismo, bolivarianismo, resultan insuficientes para el mundo de hoy, en su pretensión quedan colonizadas por la estructura lógica y epistemológica de la cultura actual reflejada permanentemente dentro de la evolución económica, laboral y social de los pueblos indio, negro, campesino, las dificultades con las que tropiezan ante los problemas que los rebasan porque no sienten que el petróleo es suyo, es del gobierno, no del pueblo, así Chávez manifieste lo contrario.

La flexibilidad de la pluriculturalidad choca ante el burocratismo público y la rigidez de la ignorancia social del funcionario; se advierten puntos comunes y coherentes en todos ellos. Todas estas etnias piden mejoras y libertad, no solo las establecidas en la constitución, sino dentro de la revolución, y dan la impresión de participar en un proceso del que terminan siendo prisioneros. Esta reacción corresponde a la estabilidad del equilibrio socio-político que se busca. Y, esta estabilidad es diferente para los indios, negros, campesinos o citadinos.

El juego del sistema se desarrolla alrededor del estado y de su administración tecnocratizada-ineficiente y deshumanizada. Funcionarios, indios, desempleados, economistas, negros, campesinos, estudiantes, obreros, han sido interrogados varias veces sobre sus problemas, y hemos podido comprobar que, en teoría, parecen enemigos todos, sin embargo, sorprende su ingenuidad, cuando dicen agruparse en torno a la revolución cuando hay que tomar una decisión importante o pedir recursos, de lo contrario son victimas del estado. Circulo vicioso que encierra al pueblo dividido por ideas religiosas, política, educación, status, división, que constituye una fuerte armadura contra la que se estrellan los esfuerzos de cambio

Hay que analizar la actitud de los grupos de funcionarios frente a los problemas de su futuro, de cara a las próximas elecciones legislativas; se habla de este problema en términos de desarrollo, ya sea de economía, ya sea de gestión ministerial o publica, pero, todavía no se ha logrado abordar de cerca los problemas del funcionamiento de los sistemas político-sociales en los diferentes estados después de haber consultado al pueblo, y este funcionamiento, tan difícil de transformar, es el que debe ser fuente y objetivo del desarrollo venezolano desde las instituciones publicas.

La inseguridad delatada por las circunstancias del proceso, falta de derechos revolucionarios reales para establecer un orden considerado justo, le quito toda legitimidad al pacifismo, y abrió las puertas a la comprensión de la necesidad de un proceso radical interno y externo. La auto determinación, los sistemas de propiedades están en juego; las tensiones con los sindicatos, en las misiones, en el partido y en la educación, son potencialmente mucho mas revolucionarias de arreglar para la estructura política del proceso. Y no todos dan la talla para esa función, por su mentalidad cuantitativa colocando la naturaleza del proceso en discusión.

El proletariado es rebelde por naturaleza, son anarquistas naturales relacionados con sentimientos negativos respecto al estado y por llevar sobre los hombros la utopía del pueblo libre, y aunque los hechos demuestren que su categoría social los hacen depositarios naturales del proyecto revolucionario, antes que eso, son indudablemente los agentes del cambio para poder desarrollar su propia autonomía con un gobierno que quiera hacerlo.

Autonomía que no llega porque no hay condiciones de conciencia en el transcurrir de la acción renovadora que requiere el proceso, mientras no exista en la práctica el cambio, que provoca un nuevo saber, no habrá la acción que haga hablar al mundo de la transición venezolana, seguimos en el proceso sin abrir nuevas perspectivas a la modificación para acrecentar el conocimiento científico. La pregunta que hay que hacerse, no se refiere tanto a la intensidad del cambio socio-económico, o si ya despegamos hacia el socialismo, esto ha producido resultados precarios y un desarrollo material importante pero sin rumbo colectivo. La pregunta es: ¿Realmente queremos un socialismo?

Ahora, el proceso toca la esfera de los valores sociales y morales revolucionarios ¿cómo definir la calidad del cambio que queremos? Pueblo que reclama nuevas respuestas a las necesidades compartidas de una clase social en igualdad de oportunidades para su desarrollo y, nuevas formas organizativas para lograr la expansión y continuidad del proceso en seguridad y estabilidad.

Las ideas dominantes, muchas veces expresadas de manera antagónica y contradictorias en la práctica como sujeto y objeto no corresponden con las relaciones sociales preestablecidas por la revolución. Los métodos represivos adoptados por el sistema, en la medida en que las nuevas realidades se contrapone con estas medidas, exige remozar los lineamientos que en muchas ocasiones, por falta de ideología, requiere nuevas formas administrativas, o destruir pura y llanamente la actual, para que la riqueza de la rebelión enseñe su mayor aporte, la solidaridad.

¿Como formar un partido socialista sin socialismo? Y sin ser expurgado de los vicios con los cuales no habría podido ser partido. Fundado muy de prisa con gente, ni socialista, ni comunista, peor revolucionaria, cuyo solemne juramento de fidelidad es una barbarie sectarista por las mentiras piadosas al servicio de la ideología, o por las mentiras oficiosas al servicio del gobierno, o por las mentiras viciadas para contrarrestar las de la oposición.

Verdad, probidad, dignidad, rebeldía, marcan la diferencia y son a partir de ahora infranqueables barrearas entre la nueva izquierda y el culto revolucionario a lo falso. Distinguir la evolución del proceso en la persistencia costumbrista a una ideología socialista que se practica, es un fenómeno cultural más que político en las actuales circunstancias que requieren más liderazgo.



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Raúl Crespo


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