He visto con mucho detenimiento los reportajes televisivos sobre los últimos sucesos políticos acontecidos en torno a la enmienda constitucional propuesta por el Presidente de la República Bolivariana y el apoyo de las fuerzas que lo respaldan, también he visto “las marchas estudiantiles opositoras” donde hay tantos viejos y maduraditas como estudiantes, manifestaciones en las cuales, por sus expresiones, se pone al descubierto el “pensamiento político” de ciertos sectores de la clase media o mediana burguesía.
Nota: (Referido a un hecho del pasado reciente, pero ha sido repetitivo hasta el presente junio del 2009, con cualquier motivo se manifiesta el patrón conductual, en este caso fueron estudiantes)
Allí se pueden ver algunos estudiantes, muy minoritarios de la UCV, también pequeños grupos, pertenecientes a las universidades privadas, mas si todos se juntaran en el saco de la realidad, siendo expansivo, no sumarían un conjunto, que pase por ahora, del cuarto de millar. El plan preestablecido es que estos pequeños grupos sirvan de fermento a la masa total de la clase media estudiantil y a estudiantes de algunos sectores de la clase baja. Los dirigentes opositores, “a boca chiusa”, tras bambalinas los incitan a parangonar, apoyados por la propaganda mediática, un sentimiento tradicional de la juventud revolucionaria estudiantil venezolana, quien desde los años veintiocho del pasado siglo luchó auténticamente por la libertad; luego lo hizo en tiempos de Pérez Jiménez y prosiguió, con bastante aporte de sangre, en el período de los sesenta a los noventa. Por supuesto no hay comparación posible entre la lucha de aquellos estudiantes y las de estos grupos tele mentalizados cuya base de lanzamiento está situada en el ámbito de la más radicalizada derecha de nuestra sociedad.
La mayoría de ese sector estudiantil pertenece a la mediana clase media que resulta la más alienada de ese sector, la cual por supuesto atiende con facilidad a los más oscuros intereses, inspirados por un matrizado odio viseral que les produce el actual gobierno.
Alienada por los siguientes factores:
-Clasismo-racismo ancestral y retroalimentado.- Ancestral porque en todas las épocas de nuestra historia ha existido una predominante conducta clasista, clasismo impregnado de racismo vivo y ahora soterrado por la natural evolución de la sociedad. En la colonia por supuesto fue el tiempo donde lo hubo en su total crudeza; lo hubo también en el siglo diecinueve, a pesar de que la guerra federal pudo crear “un relativo sentimiento igualitario” a fuerza de una cruenta lucha entre liberales federalistas y conservadores centralistas cuya variante significativa terminó siendo lucha abierta a la oligarquía por el más destacado líder militar del movimiento. Sentimiento que se perdió, ya que este gran movimiento social no revindicó realmente a las clases desposeídas, las cuales en su mayoría eran descendientes directos de aborígenes, de afro-americanos o mestizos. Al científico Rafael Rangel, estudioso del vector de la “quiebra huesos” o dengue, la fiebre amarilla y otras enfermedades, a finales del diecinueve y principios del veinte lo discriminaron por mulato, decían que “posiblemente” por esa causa terminó suicidándose.
Durante el siglo veinte prosiguieron las desigualdades sociales, hasta los años treinta era extraño ver un criollo afro descendiente o un aborigen puro en los liceos o academias militares y mucho menos en las universidades. Siendo la minoría, existía un marcado predominio de los euro-descendientes en el poder político y económico, aunque en la segunda mitad de ese siglo por razones del crecimiento demográfico, el mestizaje también creció y se diluyó en mayor grado poblacional, se hizo socialmente más patente el ascenso del mestizaje en la vida nacional. Indudablemente que los partidos políticos, incluso los de la derecha reaccionaria, aceptaron esta situación por razones de lógica proselitista, se vieron obligados a aceptaron la democracia social, pero permanecía soterrado “a forza”, muy debajo del tapete, el clasismo y el racismo, una realidad “enmochilada” de la vida nacional.
En tiempos posteriores al cuarenta y cinco, cuando el “partido de Juan Bimba” llegó al poder como “el gobierno de los venezolanos y para los venezolanos” el cual presidió Rómulo Gallegos, que indudablemente con su trasfondo socialista representaba una esperanza de igualdad política para los excluidos y desposeídos, se despertó en los grupos de derecha el anti-igualitarismo radical, influyendo a la mediana burguesía que terminó arrastrada hasta debilitar totalmente al gobierno, pero este a su vez estaba apoyado por una mayoría popular y “comenzó el jaleo”, ese forcejeo culminó como justificación para el golpe de estado del cuarenta y ocho.
Algunos de mi edad deben recordar que esa intolerancia la expresaban a “voz populi”: No toleraban a un Ministro de Educación “medio negro”, cuántos epítetos denigrantes, críticas malsanas y degradaciones se ganó el maestro Luis Beltrán Prieto; tampoco aceptaban a los presidentes de estados; ni a los jefes civiles o directores de institutos que fueran de color, “aindiados” o mestizos puros. A los militantes de base de esa tolda política, en general los llamaban “pata en el suelo, mal hablados o bien “alpargatados engreídos”…(con u despectiva) “La historia se repite a veces en igual forma, pero en distintas circunstancias y en otra situación”.
Los médicos, maestros o profesores descendientes de aborígenes o de africanos, los que para entonces eran muy pocos, despertaban “excluyentes dudas” sobre su calidad profesional. Los tiempos cambian pero lo humano tiende a permanecer, la mayoría de nuestro pueblo sigue siendo afro o aborigen descendiente y mestizo, pero gran parte de esa mayoría pertenece a los estratos más bajos de la sociedad y siguen siendo discriminados.
Lo anotado y señalado fueron vivencias camarada lector, era apenas un niño pero lo presencié, nadie me lo contó. Anoto que mi padre un socialista de principios, me corrigió muchas veces la contagiada conducta verbal denigrante, clasista o racista tomada del ambiente.
-Estatus económico.- Una porción considerable de la clase media, sin entrar a considerar el cómo ni el porqué, ha obtenido los bienes necesarios para vivir en un estado de confort satisfactorio, sobre todo en el aspecto habitacional desde los años cincuenta. Ahora bien, debido a la gran desigualdad social de su estatus, en relación a las capas más bajas, las cuales, en las ciudades han ocupado los cerros u otros lugares baldíos o de in apetecible propiedad, ha creado y sido el principal factor por el cual se ha acentuado el clasismo en la clase intermedia, hay un “somos distintos” a primera vista, “ellos” son del cerro y nosotros de la colina o “ellos” del barrio y “nosotros” de la urbanización.
Esa considerable diferencia de estatus entre estos sectores de la sociedad es uno de los factores que ha marcado una desconsiderada conducta clasista y excluyente de aquellos que han logrado “un estándar de vida superior”, quienes refiriéndose a los más pobres, por general denigran y excluyen y si no lo dicen lo piensan con aberrante catalogación sentenciosa de menosprecio: “Los casi monos del cerro”; “los flojos, incapaces de progresar”; “los sucios, que les encanta vivir como puercos”; “ese atajo de negros e indios incultos” y pare de contar. Por supuesto detestan su roce, a no ser, para que les sirvan.
Lo “más grande” que pudiera sucederle a un miembro de esta clase sería tener que acudir a un hospital o inscribir a sus hijos en una escuela o liceo del estado. ¡Yo en un hospital de “Sanidad”, prefiero morirme…! ¡Mis hijos en una “escuela pública”, ni pensarlo, será para que le peguen piojos y aprendan cosas feas…! Si por algún motivo no pueden hacer uso del vehículo, a disgusto usan el transporte público, preferiblemente “el metro” por su similitud con el “Subway” y lo usan con una cara de “burro embarcao’, tanto, que por su actitud se conoce a leguas su “estatus económico mental”.
A la señora de servicio la llaman: “la mujer” usando el “genérico de género” como un nominal genitivo, convirtiéndolo en un posesivo adquirido como atributivo pertinente de clase y no de género o… cómo si la señora no fuese también mujer, así de difícil es de entender esos giros lingüísticos. O también, “cachifas”, sinónimo de limpia retretes, pisos, habitaciones y otros, además es capaz de cocinar, lavar y planchar… y debe hacerlo bien... Una excelente sustituta de la señora de casa, sin más rango que el de cachifa o “súper sirvienta asalariada sin derecho a prestaciones”. ¡Imagínate Chelito, se fue la “mujer” de servicio y hace una semana “estoy de cachifa”, tronco e’ broma mijita… ya no puedo más!
Con el tiempo gran parte de ellos, subidos de estatus, se han tornado “clasistas elitescos”, siendo los más, aquellos que son profesionales o comerciantes prósperos que viven en urbanizaciones cuyas casas u edificios “destacan por su estandarizada arquitectura del neo riquismo” o pertenecen a urbanismos que sugieren con su aparente “bucolismo urbano” el buen vivir neo colonial, neo clásico o american’s house para sus moradores. (Ojo no generalizo ni individualizo y pienso que muchos tienen derecho a tener posición y posesiones, señalo una demarcada tendencia a veces en extremo clasista desvirtuada que fuerza vacuamente la realidad social y humana.)
-Alienación y penetración-
Indudable esa posición mental dada por el estatus económico es alienante para cualquier grupo o sector social, lo es para los que menos y para los que más tienen. Los de abajo aceptan como lógica su condición de minusvalía social que los excluye y los de arriba sienten el derecho de estar por encima de los otros y si no la tienen crean sus lógicas de supremacía. Se necesita ser bastante sensible y evolucionado de pensamiento para posicionarse exactamente en la realidad de los procesos causantes de los fenómenos sociales y así ubicarse exactamente dentro de un marco de referencia social progresista, los hay bastante en ese sector, los hay bastantes de pensamiento progresista, en Venezuela afortunadamente hay una indiscutible tradición revolucionaria.
El más leve cambio social, real o presumible, es inmediatamente sentido por los factores alienados de los de arriba, sobre todo si presumen que puedan ser lesionados sus intereses, aún más, los hay que en extremo, padecen de fobias y prejuicios ancestrales. Son fácilmente susceptibles a rumores sadomasoquistas sobre aspectos referidos a temas económicos o políticos, llegan a no admitir un estado democrático igualitario en cualquier sentido y paradójicamente invocan a la democracia, “su democracia”.
Las fuerzas económicas que movilizan la sociedad, manejan con y desde la publicidad los prejuicios existentes en beneficio del consumismo, alimentan los valores a su antojo, resaltan el estatus de supremacía, de diferencia y de sensual hedonismo. Hacen énfasis en la transferencia del yo al colectivo, haciéndole delegar las facultades del ser en “las cosas” o en “los otros”; alimentando fanatismos en el deporte o en lo social; despertando actitudes delirantes en el espectáculo y asociaciones mentales a determinada tendencia modal. ¿Cuántos de los que salen en las caravanas frenéticas al ganar un equipo el campeonato han jugado ese determinado deporte, aunque sea en un equipo infantil?... pero nunca reconocen su indolente fanatismo, ellos “aman al deporte”. Y así sucede con la marca de moda; el vehiculo que da nota; las vacaciones en el norte; los deportes extremos, su yo estará siempre en “lo otro del otro”, pre y ante proyectado. Ahora la política cambio, el mitin quedó en segundo plano, ahora la política se vale de los medios, desde allí se inyecta la medicina o el veneno deseado para influir a la gente. Utilizan sembrar el miedo, la pasión, el dolor y el amor simplificado en sexo, la imagen y el figurín son la valía del ser, así registrando los recovecos mentales y sobre todo, solapadamente, el prejuicio ficticio de validez asociado a la supremacía o minusvalía por el estatus, los factores ya existente en el ser alienado es lo que más se retroalimenta.
El prejuicio de que los de abajo tienen que oír a los de arriba porque ellos, si tienen más, saben más y por ende solos los de arriba son los que pueden conducir lo asuntos del estado, esto es impreso o televisado mediante artículos o entrevistas de opinión a la “culta tecnocracia” representante de los de arriba. A nivel mundial, mediante la opinión, todo se ha convertido al ámbito de los charlatanes y la magia, para muestra, vean como ejemplo al Wall Street, a los genios de la economía y sus preediciones… ¡vaya crisis que desataron!
Se debe tener fe en el hombre como forjador del progreso humano, como transformador de la humanidad. Ahora bien, significativos sectores de la actual sociedad consideran distintamente al progreso, los unos en función de la evolución de la sociedad y los otros en función del desarrollo material de determinada sociedad. Para muchos, como yo, no habrá un verdadero progreso si no hay evolución de la sociedad hacia sus propios fines humanos, los cuales atienden lógicamente a su esencia, antes que nada somos humanos.
El progreso material tiende a alejar “de mí” la perspectiva del “en sí” del ser auténticamente humano, “el yo” no puede ser un buscador o tenedor de lo material en función del “yo mismo” sin considerar “al otro” como un cómplice u obediente sustentador de su estatus y “los otros” como un estorbo en sus planes de mantenimiento de su bienestar individual.
Nadie me convencerá de que alguien o alguna filosofía política ha desatado un odio entre clases, la “pugnacidad” actual es propulsada por los medios, para algunos grupos, exigir o intentar establecer reivindicación social será siempre un delito, quien lo haga es un populista.
Ya he existido y vivido lo suficiente para saber lo qué es y lo qué ha sido y además, toda la vida fui medio diablo, así que lo expresado ha sido por ser un tanto por viejo y de tanto en tanto…por diablo.
Analicen, elaboren sus consideraciones y si les parece comuníquenselo a otros.
leoncolinah@hotmail.com