(o el cinismo y la cultura política de la oposición)

Tres vendettas contra el oficio de existir


UNA MANERA INTERESADA DE MIRAR
Mirar no solo es observar, es también recrear y lo que es mas, prejuzgar. Miramos y, según nuestro particular punto de vista, en una tragedia vemos la esencia del teatro o en una delicada pintura, los tormentos de la abuela. Pero sucede que, nuestro particular punto de vista, puede -y no es al azar- condicionar y predisponer. Entonces veremos y hasta exageraremos situaciones, causas y consecuencias, de donde ese prejuzgar que también es el mirar se convierte en juez y parte.
Terrible eso, mas cuando deja de ser la acción, la conducta de un particular para culminar en el mandato a muchos individuos, a pueblos y naciones.
Hace rato el Imperio nos ha impuesto su mirar interesado en todos los aspectos de nuestra historia y cotidianidad. Solo ejemplifiquemos como referencia la violencia y miseria en el seno de NuestrAmérica dentro de los muchos que pudiéramos inventariar. Y subrayemos que, La “libertad económica” del Imperio ha asesinado más pueblos que los mismos carteles de la droga en América Latina, sin embargo la ofensiva imperial no se detiene: existe y nos pretenden imponer un Plan Colombia cuyo objetivo es el control territorial hemisférico que toma como excusa el problema de la droga y otro Plan, el ALCA, para profundizar los efectos perversos de la “Libertad Económica” y el control sobre nuestras economías y recursos.
Lamentablemente, ese interesado mirar-actuar continúa siendo ciego ante las verdaderas causas de nuestra miseria, invitando a muchos connacionales a ser parte de ese mirar sin ver.

ESE DELICADO SENTIDO DE ESCUCHAR SIN OÍR
Como en el caso del mirar, también nos pasa con el escuchar, como quien dice: escuchamos lo que nos interesa oír. Desde siempre, para hacerlo sencillo, los pueblos de Sudamérica y en particular el nuestro, han vivido sometidos a las peores violaciones de derechos humanos, sin embargo de un tiempo a esta parte (hace menos de tres meses para ser exacto), los integrantes de la denominada Sociedad Civil o mejor aún Coordinadora Democrática descubrieron que en Venezuela, bajo el régimen de Chávez, se violan los derechos humanos. Y en el contexto de exquisitez que los caracteriza han dado los necesarios matices a esta digna campaña. Primero la violación de los derechos humanos solo acontecen en su particular entorno familiar, racial, político y social. Por ejemplo la tortura y posterior asesinato de mas de setenta dirigentes campesinos en las zonas fronterizas o los mas de tres mil muertos y desaparecidos en febrero del 89, ni de cerca se parece al atroz trato recibido por el Ciudadano y Profesor Carlos Melo en las mazmorra de la Disip.

En los tiempos de la cuarta república, los actuales defensores de los derechos humanos, apenas si tenían tiempo para admirar la sonrisa de Lusinche, la inteligencia de Caldera o los grandiosos planes de C.A.P. Ellos nunca escucharon ni se hicieron eco de las masacres en las cárceles, de las consecuencia de los Planes Unión y menos, de cómo “civilizadamente” se acababa con las protestas estudiantiles. Se ahogó en sangre a Cantaura, Yumare y El Amparo, pero ellos nunca escucharon los sollozos de madres, familiares y amigos de las victimas, para ese entonces solo conocían lo provechoso que es saber ESCUCHAR SIN OIR.

LA CABALGATA DE UN DECIR SIN COMUNICAR.
Alguien, hace mucho tiempo dijo: Ante un nuevo amanecer siempre tenemos el mismo sol. En el país se ha desatado, por parte de los sectores de oposición y particularmente sus medios masivos de comunicación, una novedosa manera de comunicar e informar. Es así como día tras día una larga cadena de especialistas, doctos, comentadores y periodistas inundan desde el amanecer al país con “riesgosas” e “inteligentes” aseveraciones, noticias o comentarios. En realidad los tipos y las tipas se creen que se la están comiendo, pobrecitos, son victimas de aquello que creen ver en otros, el irrespeto a la fluidez de la información en el mundo actual. Para ellos y sus admiradores, y también para nosotros, les tengo una sencilla propuesta: Adquieran en cualquier Librería un texto denominado “La CIA y la Guerra Fría Cultural” de Frances Stonor Saunders y allí encontraran retratado al Ciudadano Leopoldo Castillo, al delicado Cesar Miguel Rondón, a Marta Colomine y toda la gama de veteranos o cachorros de la comunicación y la cultura opositora al proceso bolivariano existente en el país. Claro, con una pequeña diferencia, el estudio realizado por Stonor Saunders se remonta a los años cincuenta del siglo pasado y ellos, eminencia gris de la intelectualidad y la comunicación, hoy se descubren como innovadores y nos bautizan como anticuados por solo mencionar la palabra Imperialismo Yanqui.
También en el texto mencionado descubrirán que la presencia de un Teodoro, Pompeyo u otros venidos de la izquierda a defender ahora a la civilizada y democrática derecha no es ninguna novedad.

EN SÍNTESIS
El cinismo le es a la cultura política de dominación, lo que al pendenciero a las malas juntas, andanzas y groserías, cuyo máximo galardón no es más que la azarosa búsqueda por asesinar la verdad, imponiendo la mentira y con ello pretender acabar con cualquier signo de alegría o transito a la existencia digna de los pueblos. Y como si no fuera suficiente con nuestra caravana de cínicos, ahora viene desde Colombia, en la persona del Senador Gómez, la guinda que le faltaba al postre con su pedido de aplicación de la Carta Interamericana al Gobierno de Chávez por violar la Constitución y los derechos humanos. Es que el dichoso Senador no sabe que existe un país llamado Colombia, un gobierno que dirige Uribe y unos paracos, con el apoyo de ese ejercito colombiano con credenciales históricas en asesinatos y violaciones de los derechos humanos como nunca antes se había visto, escuchado o comunicado. Pero se trata de ocultar que esa práctica política tiene su asiento y residencia en la cuna de la Democracia Americana (USA), destacado estamento que tiene el récord de Presidentes asesinados; de comunidades arrasadas (los indios); de pueblos marginados (latinos y negros) y de la mas perversa desigualdad social. A ese esquema, a ese símbolo y modelo responde la caricatura de política democrática de nuestra oposición y sus aliados internacionales.

Luis Villafaña
M13-PNA


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