Drogas. Tratamiento incompleto

¿Qué tienen en común, un fumador de cigarrillo, marihuana, crack, un bebedor de alcohol o un inhalador de cocaína? Tienen, un impulso irreprimible por consumirla, compulsión, conocido como adicción o dependencia a las sustancias.

Sea cual sea su denominación, confusión que lleva mucho tiempo, incluso en la OMS, lo único cierto, es que el adicto o el drogo dependiente, ha cambiado neuroquímicamente su cerebro, alterando su conducta. La persona se ha modificado a si mismo, en gran medida como persona, en ese mismo periodo de tiempo, mediante el cambio que ha introducido el mundo en el que vive. La nicotina, cafeína, alcohol, marihuana, crack, bazuco, cocaína, heroína, éxtasis o drogas sintéticas, ácidos (LSD), fármacos, se venden, como en mercados, y las reacciones, no son las mismas. La adición es una enfermedad que quiebra la mente y el cuerpo, sin dignidad y libertad para vivir, escamotea sus bienes, recursos y a su familia.

Las tecnologías preventivas y de tratamiento, han aumentado la sensibilidad del paciente, de sus familias y amistades, un segmento muy pequeño de la sociedad con respecto al mundo que los rodea, por lo tanto su influencia es mínima para sensibilizar tal mundo.

El hombre y mujer no ha controlado su propio destino. El hombre, que el hombre y mujer ha creado, es el producto de una cultura que el hombre ha producido. Y, ha surgido de dos procesos de evolución completamente diferentes:

A- La evolución biológica encargada del ser humano.

B- La involución cultural llevada a cabo por una clase social del ser humano.

Ambos procesos de evolución están sujetos a una planificación intencional. El hombre y mujer hace tiempo cambian paulatinamente su dotación genética procreando selectivamente, cambiando contingencias de supervivencia e introduciendo mutaciones relacionadas con esa supervivencia.

En base a esos cambios, los hombres y mujeres han introducido prácticas nuevas que sirven como mutaciones culturales, las drogas una de ellas, modificando las condiciones de la conducta. En la prevención como en el tratamiento, igual de importante, a la conciencia y la responsabilidad, es el conocimiento, una visión mas clara, con respecto al sistema que rige la cultura y sus consecuencias. El hombre y mujer continúan cambiando, el asunto es, en qué dirección.

De aquí en más, la planificación genética intencional dependerá de la evolución de una cultura. La persona que intencionalmente afecta su conducta es solamente uno mas, entre los posibles millones que quedaran afectados por el consumo de sustancias. La practica cultural del sistema predominante, ya no es por si sola la culpable de la adicción. Últimos estudios la relacionan con la herencia genética, inclusive con la producción de dopamina que cada individuo produce para su satisfacción. Cambiar intencionalmente el equilibrio mental así como su ambiente social, ya no es tan solo un producto de la curiosidad, ni de consumo moderado o status en ese mundo, es un asunto de negocio y herencia. Estos son temas de prevención. Se sigue por la naturaleza misma de la involución social, interés intencional, de un sistema previamente proyectado.

La drogadicción o el consumo, es el punto de confluencia de muchas líneas de la sociedad. Es uno de los problemas del tratamiento a la adicción. En su proceso, se generaliza a todo el mundo, mezclándolos, olvidando que el sujeto es un producto único, con una historia personal. Se hace en la recuperación, la destrucción del ser único.

El paciente ingresa a un centro o clínica, con una enorme variedad de métodos para su recuperación física. Supera la abstinencia, en un periodo de tiempo que va desde los tres meces hasta los seis, dependiendo de los años de consumo y de la droga. Hasta ahí la parte mas fácil, porque al estar encerrado no tiene acceso a la droga, por la tanto se traduce en una evolución física. La recuperación psicológica es más complicada, lleva más tiempo, de dos a cinco años, tratar los defectos de conducta adquiridos en la adicción. Sumémosle a esto: la edad, familia, trabajo, e intelecto, requisitos del ambiente y sus circunstancias. Superarlos, permiten “una” oportunidad para integrarse a la sociedad.

Los centros o clínicas de recuperación, todas en una humanista labor, entregadas por entero a la recuperación del paciente. Loable labor. Pero, desde ahí, el concepto esta equivocado. No alcanza para luchar, contra el enemigo más cruel del sistema, la indiferencia e indolencia de la sociedad y familias, más la escasa actualización y conformismo de profesionales y vivenciales, para ir mas allá del tratamiento, hace de la adicción, una enfermedad con bajísimo porcentaje de recuperación.

Los centros deben exigir, exigir y exigir… apoyo del gobierno, para una mejor infraestructura y que esta sirva para trabajar o enseñar a trabajar y producir intelecto como recursos. El gobierno debe entender que sus métodos e infraestructuras, a más de incompletos, no son suficientes. La política de gobierno debe cumplir su palabra ofrecida a los indigentes. Entrar y salir del centro, 10-15 veces, para un enfermo de droga es apoyar otra adiccion. Trasmitir valores de su propia producción, tanto para el centro como para el paciente se impone en los centros de recuperación en Latinoamérica. Por obligatoriedad, los centros de recuperación, deberían estar dotados de talleres básicos: carpintería, soldadura, mecánica industrial y automotriz, pintura, informática y aulas. La recuperación requiere de la integración, solos, es imposible.

Hay que reactualizar el concepto de tratamiento en proyectos autogestionables para que de verdad sean sustentables. En la recuperación, las copias solo producen fracasos, por lo arcaico de las imitaciones totalmente atrasadas en las temáticas. Lo que da resultado en los países del norte, no significa que aquí sea efectivo.

La educación, el conocimiento, la idiosincrasia, por tanto, los ambientes no son similares. Incluso, la eterna monotonía de AA y NA, también deben trabajar de la mano con los centros, a ellos les correspondería el seguimiento y la prevención, evitando en la medida de lo posible las recaídas, así se fortalecerá la verdadera recuperación, pues, esta, es de por vida. Ayuda significativa será, en el seguimiento de quienes egresan de los centros, pues la creatividad, es parte fundamental de la prevención, de quien esta activo como del que no. NA y AA, no pueden funcionar por separado de los centros, hay que superar la estupidez de los prejuicios y las reglas del siglo pasado deben modificarse para bien de la comunidad.

La prevención, no es tan solo para prevenir el consumo, grave error, debe evitar también, las recaídas de los pacientes, siempre que el caso no sea irreversible o psiquiátrico. El tratamiento es integral, eso implica, en el proceso, pasar de la abstinencia a la sobriedad. Las herramientas que se utilizan en los tratamientos adictivos y que los enfermos deben utilizar son circunstanciales para el ambiente que deben enfrentar. Sin la ayuda de políticas claras, enfocadas para este tipo de personas y tratamiento, su recuperación será precaria. El desarrollo intelectual y laboral, es una obligación moral, sin contratiempos por parte del gobierno principalmente. En esta etapa, es donde el tratamiento termina por fracasar, haciendo de las recaídas otro problema por el cual la sociedad se aleja.

Los indigentes y adictos, son considerados por la sociedad, parte de la estética maloliente de las ciudades. Así las personas se acostumbraron a verlos, y esa, la enseñanza a sus hijos en las propias familias agravando la codeé pendencia. De generación en generación transcurrió la vida y los años. Individualismo, egoísmo, pobreza, violencia, desigualdad social, son parte mayoritaria del ambiente del cual se alimenta la desunión familiar. Olla que cuando hierve, salpica mierda por todas partes, alimentando la drogadicción. Situación real de vida, cuyo enfrentamiento deben asumir los adictos, para las cuales las herramientas entregadas no son suficientes, por las circunstancias individuales de cada uno de ellos no resueltas en el tratamiento.

Aquellos que aprenden de los libros o de su propia experiencia en este caso especifico, drogas, tan solo tienen una apariencia de la sabiduría, no la sabiduría misma. Practicar lo que otro ha escrito y repetirlo como una verdad es menos eficiente para tratar la adición. Con una apariencia profesional, en muchos casos sustituyen una droga por otra. En el otro caso, quienes se han recuperado de la adición, hacen de su método, el mejor, y lo aplican para todo el mundo. Los dos, con juicio de valor, induciendo a comportarse en bien de los demás, así repitan que la recuperación es individual.

Lo cierto es, que la recuperación es bastante contradictoria Métodos, que solo dan resultado en la etapa de desintoxicación. En la segunda etapa del proceso, las causas finales, desarrollo intelectual y laboral no se tocan, en la mayoría se deja esa responsabilidad a otro más enfermo que ellos, las familias y la sociedad, así, ante tamaña contradicción en la recuperación, la conducta no mejora y sus consecuencias inmediatas, son esenciales para las contingencias de supervivencia que enfrentaran en la calle. Conducta que le ofrecerá resultados relativos por los hábitos del medio al que regresa, conflicto constante con la motivación, la autoestima para seguir sin consumir.

Aun, sí tuviera “todo” a su disposición otra vez, no se tiene la seguridad de la recuperación. Esta empieza a producir mayor efectividad a partir de los 10 años, según personas en recuperación.

rcpuma061@yahoo.com


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Raul Crespo


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