Seguridad alimenticia vs. Soberanía alimentaría

El acaparamiento, el desabastecimiento, la especulación, fueron las herramientas utilizadas por la oposición para desestabilizar el país. Se puso de manifiesto descaradamente antes del referéndum del 2007. El gobierno se vio obligado a crear PDVAL, fortalecer MERCAL, controlar el contrabando hacia Colombia, sancionar a los acaparadores y cambiar al ministro de alimentación. Medidas que garantizaron a la población la seguridad de proveerse de alimentos a buen precio, frescos y en cantidad. De esta manera el gobierno venezolano ofreció a la sociedad seguridad alimenticia. 

La soberanía alimentaría es una demanda fundamental para las naciones en revolución, porque tiene que ver con el acceso para el autoconsumo, pero también con el hecho que sea apto para el consumo humano, que no comprometa la salud, ni a las comunidades, ni al futuro, ni la soberanía del país. Tiene una visión comunitaria y una dimensión ecológica para el manejo de toda la cadena de la alimentación y también una dimensión internacional con la responsabilidad común y diferenciada con el planeta, respecto a la utilización de agro tóxicos. Pero fundamentalmente la soberanía ejerce control sobre las decisiones, es sin duda la estrategia prioritaria sin la cual no se puede tratar la soberanía. No basta tener la capacidad de producir alimentos, necesario es: decidir, controlar, lo que se tiene. 

Organizaciones como la FAO,  el BID, y otras ONGs, desencadenaron una campaña a favor de la seguridad alimenticia, basada en la capacidad de adquisición de un país para acceder a los alimentos. Producir para vender consolidando los monocultivos y la subordinación industrial. Este modelo niega la agricultura tradicional, favoreciendo el agro negocio generador de las mismas injusticias por el manejo de las empresas trasnacionales de la alimentación, mientras que en el sur millones de campesinos se quedan sin la tierra atados a las reglas del mercado. 

La inclusión es hoy como la ecología hace15 años. Esta de moda. Proponen negocios inclusivos para un negocio “bajo” del mercado con modelos de producción pequeños para la producción de leche, caña de azúcar, soya, maíz, café, cacao, lácteos, productos de “actualidad” para la canasta básica de la dependencia y la producción de biocombustibles. Este modelo da trabajo a los pobres, pero trabajan para las empresas cómplices de las trasnacionales, sosteniendo las ganancias de los empresarios porque las empresas acceden a los activos de los pobres, sus tierras hipotecadas, cambian las legislaciones y fortalecen su imagen corporativa con los supermercados de las ciudades, negocios de grandes superficies para un mercado sin “clase social” pero con enorme volumen de compra por estar situados en las ciudades, donde radica mas de la mitad de la población mundial Negocio cada vez mas lucrativo por lo apremiante de transportar alimentos a las ciudades. Son las cadenas de la inclusión. 

En 1992 se formo la WBCSD, consejo mundial empresarial para el desarrollo sostenible, para contrarrestar los foros mundiales y los empresarios puedan tener voz en la cumbre de Rió. Actualmente la WBCSD tiene más de 200 miembros de 24 sectores industriales, sostienen este grupo el BM, PNUD, WWF, UICN, la fundación Rokeffeller,  PNUDA, universidades privadas, cámaras de industrias y organizaciones de negocios. La estrategia esta definida hasta el 2015, reconociendo que el mundo se desplaza en bloques, con gobiernos, empresas, organizaciones civiles para juntos enfrentar desafíos como: las crisis, el clima, desarrollos, ecosistemas, economía, energía, negocios. El BM dice: las organizaciones de productores y la explotación agrícola por contrato son elementos esenciales para que estos pequeños productores formen parte de la cadena y logren satisfacer la demanda de los supermercados.  

Alianzas que ya involucran varios países de América Latina como: Guatemala, Honduras, El Salvador, Perú, Bolivia, Ecuador, Colombia, naciones con una taza de pobreza superior al 37% de su población, pero con la producción de pesca, café, maíz, soya, caña de azúcar, palma africana, estos países forman parte de esta alianza desde el 2007. Rafael Correa, suscribió contrato con un programa de estos el 27 de agosto del 2007. Cadena agro productiva que utiliza información de mercado, parámetros técnicos, para establecer las relaciones económicas entre insumos, precios, gastos, y rentabilidad, asegurando un producto de preferencia para la agro industria, como sucede con la materia prima de los biocombustibles. 

Oferta y demanda, costos de los agros químicos, puesto por las empresas más las expectativas de ganancia corporativa, marco en el que se decide cuanto se paga al campesino por producir para la cadena. Esto es lastimero cuando una sola empresa maneja el control de alguna o todas las fases de la cadena. Seguridad alimenticia que va en contra de la soberanía alimentaría por la manipulación de los pueblos dueños de las tierras porque sostiene la dependencia. “Les doy la comida que yo quiero” Las trasnacionales impulsan el cultivo que mejor valor tiene en el mercado, por lo tanto, quieren que comamos lo que ellos quieren dentro de la seguridad alimenticia promovida por las trasnacionales, no lo que siembran nuestros campesinos. 

La USAID creo los comedores populares en El Salvador y las bolsas de alimentos. Un FMI en alimentos, con acuerdos con comunidades indígenas y campesinas en las naciones donde actúan como en Bolivia, creando desestabilización política por la división que ellos acarrean con su “ayuda” para concretar el separatismo. Para nada les interesa la soberanía alimentaría de las naciones. La inclusión por contrato de comunidades para la cadena, es su negocio con las cadenas de supermercados en las ciudades que requieren miles de toneladas de alimentos diariamente y cuya cadena alimenticia sostiene a grupos de poder. 
 

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Raúl Crespo.


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