Carajo despierten, así empezó Colombia

No voy a ocultar la angustia y preocupación por la actitud de parte de un inmenso sector de la población Venezolana y de las autoridades nacionales, respecto a la forma como el narco trafico y el paramilitarismo sicario ha ido ocupando espacio en el quehacer nacional. Especialmente en los barrios y alrededores de liceos y escuelas. Ya suena como algo cotidiano al oído, cuando se dice que alguien fue muerto por acción del sicariato, es decir aceptamos como una realidad vivencial, el hecho que se pague para asesinar a otro. Eso es muy grave, tan grave, como que se diga que en el barrio, pueblo o caserío, fulano de tal, es el que distribuye la droga; y lo tomemos como un asunto sin implicaciones o natural.

Pero si Uds. Recuerdan; en la Colombia de principios de los sesenta, cuando se empezó a diseminar por todo su territorio lo que hoy llamamos el tráfico de drogas y la conformación de lo que después se denominó “Las Auto defensas de Colombia”. Estos dos factores fueron impulsados por elementos políticos internos y externos de esa nación, en complicidad con la estrategia para quebrar la moral del pueblo colombiano (cosa que no han logrado, ni creo lograran) a fin de dominar por el vicio, el terror y la inconsciencia, el espíritu rebelde y libertario de ese pueblo hermano. La droga fue ocupando espacios cada vez mas amplios, debido a la pobreza que se impulsaba desde las altas esferas de la oligarquía dominante. Así fue como se coronó la hazaña; de poner en la presidencia de ese país a un narcotraficante, cuyo padre. Intimo amigo del capo mayor ( Escobar Gaviria), logró meterlo en las altas esferas del negocio. Y lo hizo muy allegado, al punto que lo llamaba “Varito”. Lo terrible de esta historia, no termina de acabar y la gran nación Colombiana, está aun inmersa en una lucha de desangramiento interna, que de paso es utilizada por una potencia extranjera, para beneficio de sus intereses . Pero también conformaron un congreso con mas del 50 % de sus miembros, como instrumentos del narcoterrorismo paramilitar.

Hoy en nuestra acosada Venezuela, conseguimos a candidatos a cargos de representación popular, que son reconocidos personajes vinculados al narco consumo de droga (caso de Carabobo) y otro en Yaracuy, que además de la droga, se le identifica con el asalto a gandolas en las autopistas de la región. Están desarrollando una campaña, basada en dadivas de artefactos eléctricos, alimentos y útiles escolares y otras necesidades sentidas por el pueblo.

Pero he aquí lo preocupante de esto: la inconsciencia de las personas, hace que acudan a estos elementos, en búsqueda de una ayuda o solución a un asunto puntual. Pero no se dan cuenta, que el dinero con el cual les brindan esa aparente ayuda, proviene de la destrucción de los jóvenes, que absorben en el consumo de la droga, y que en muchos casos son los propios hijos de los que se pretendió ayudar. O por el contrario, es el dinero procedente del asalto de transportes en las carreteras y autopistas del país, y que a veces cobran la vida de un inocente trabajador del volante, padre de familia. Si no se enfrenta el monstruoso problema del narcotráfico, el paramilitarismo, el sicariato, el delito impune, etc. Es necesario que nos adaptemos a la forma de vida de Colombia: donde en cualquier momento, en cualquier sitio, a cualquier hora, matan hasta por error a cientos de personas, aun por simple sospecha. Donde la ley de las Armas y el interés económico, es la que controla desde al presidente, hasta el ultimo funcionario publico, pasando por jueces y legisladores. Ya las informaciones de los diarios serios de Venezuela, hablan de implicaciones de funcionarios de policía (de las diferentes policías), de guardias nacionales y de oficiales de diferentes rangos, de las diferentes ramas armadas. Afortunadamente son muy escasos los casos, pero viene en ascenso y está pasando en nuestro suelo. Es tiempo que se le asigne al protagonismo popular, una mayor importancia en el ataque a esta maldición llamada: narco paramilitarismo sicariatico. El pueblo del barrio, del caserío, de la urbanización etc., conoce al elemento cancerígeno, que daña y trafica con estos males, pongámosles a su disposición los instrumentos para que la información llegue a los servicios de inteligencia, para que luego éstos actúen en consecuencia, previa evaluación de la información. Pero que sea de forma confidencial. Y debe ser ahora, antes que los servicios de inteligencia mismos, sean infiltrados por estas carroñas destructivas. ¿Quién le pone la cola al burro?.

Para luego es tarde. Averigüen bien quienes son los aspirantes a los diferentes cargos públicos de representación, busquen de donde sale el dinero de la finanza, verifiquen antecedentes, o constaten con el pueblo y su sabiduría natural.

Al pueblo solo le ruego un poco más de precaución, de conciencia y evaluación de las cosas antes de recibir cualquier favor económico o material. ¡NO TODO LO QUE NOS DAN ES PARA BIEN!

javiermonagasmaita@yahoo.es


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Javier Monagas Maita


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