Venezuela desarma a los combatientes

Antes la izquierda tenia un explosivo y un fusil entre las manos. La revolución así llamada. Hoy este concepto se ha transformado.

Revoluciones nuevas, lideres nuevos, dispuestos a combatir poderes abusivos y decadentes como el capitalismo. La nueva fuerza se encuentra en Sudamérica cautivada en la ideología bolivariana. El presente era tan inaguantable que se necesitaba de una nueva revolución para alumbrar el futuro. Los viejos militantes que luchaban por su vida en la guerrilla, en la clandestinidad o refugiados, para ellos la revolución se ha invertido con mucho de verdad. Revolucionario no es solo el que lucha por su vida o se escapo de la cárcel. Los levantamientos de Ecuador antes del presidente Correa, los de Perú, Chiapas, Chechenia, Nepal, Palestina, lo del pueblo Kurdo, India, Filipinas, Puerto Rico, Argelia, Afganistán, incluso Bolivia antes del fortalecimiento del referéndum y del apoyo unánime de UNASUR eran, son insurrecciones no revoluciones.

Abusamos del termino revolución, es habitual su extensión a toda clase de agitaciones menores con intenciones impotentes. Revolución es la refundación total de la gestión de la sociedad y de las relaciones humanas. La revolución pacifica sustituye en el siglo XXI los viejos combatientes armados por operaciones comerciales rentables para mejorar la escala social del pueblo. Una revolución no recoge las sobras que dejan los cambios de gobierno, tampoco se deja deslumbrar por ciertos acontecimientos. No imita los modos de vida del pasado por ser penetrados, erosionados y rechazados por las generaciones. Actualmente los hechos nos demuestran que una guerra de liberación puede coincidir con un programa revolucionario pacifico, lo que si no esta descartado es la radicalización de la voluntad política en cualquier tipo de revolución para terminar por destruir el sistema que se pretende remplazar, de lo contrario la toma del fusil siempre será una opción valedera para combatir la opresión.


Este tipo de revolución pacifica por el petróleo venezolano facilita la integración de los pueblos por las oportunidades comerciales socialistas que se ofrecen, pero nos enseñan que el tiempo inmiscuido por el sistema globalizado, a nivel interno, puede no tener resultados revolucionarios para la sociedad que no esta madura para traducir el programa en instituciones publicas capaces de estar a la altura de una revolución, aun utilizando métodos y consignas revolucionarias. La solicitud de entrega del poder al pueblo sin estar preparados para cambios profundos y definitivos es una forma de conservar el poder con una sociedad mala ejecutora de las concepciones de la dirección política. Actuando así se frena la evolución revolucionaria.

Continuamos conservando el despotismo de la cultura capitalista. Las prisiones en los barrios, colegios y universidades, alcaldías, ministerios, gobernaciones, familia, trabajo. Cultura que ahoga los cambios, hábitos que no nos permiten despertar plenamente, andamos somnolientos. Comparando entre si las costumbres capitalistas y las revolucionarias ¿ como hacerlo sin cambiar la cultura de la sociedad? Uno de los efectos debe consistir en manumitir a la persona de la esclavitud mental cultural respecto de la clase donde la revolución lo hizo nacer.

En América Latina el crecimiento económico de los últimos años ha superado el 5.5%. En Venezuela supera el 9%. Los recursos petroleros y económicos aumentan al mismo ritmo que la población y sus necesidades igual que los intereses políticos- económicos en las sociedades. Estos incrementos simultáneos obedecen a una misma causa. El estancamiento cultural que hay que superar.

La revolución bolivariana tiene todo para transformar América Latina, política, psicológicamente, económicamente, energéticamente y con vastos recursos naturales. Inclusive puede producirse sin revolución cultural como en efecto externamente lo esta haciendo, por la informática y la vieja pero nueva ideología rescatada de paz e integración por este gobierno y por las nuevas generaciones, eso de por si es una revolución cultural momentánea. Pero no puede sostenerse sin la integración y la ayuda tecnológica de naciones ideológicamente compatibles o acordes con nuestros ideales que puedan ofrecer a los EEUU un encaramiento de igual a igual y no hay mucho de donde escoger China y Rusia para industria pesada y Argentina y Brasil para una industria liviana Lo cual supone una revolución de un nuevo genero. Energética e industrial.

Ese es el potencial a utilizar, Petróleo que hay y tecnología que no hay. Solo industrializándonos podemos hablar de autonomía regional y para decir soberanía necesitamos ser auto sustentables y para lograrlo al buen ritmo que vamos necesitamos otros diez o veinte años en la alimentación especialmente. Y con el imperio estadounidense asechando la consolidación revolucionaria como bloque tiene buenas perspectivas, así lo demuestra el UNASUR. La consolidación interna es un deber del pueblo. Defendámosla.


rcpuma061@yahoo.com


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Raúl Crespo


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