¡¡Nos cazan el talento!!

Si de algo tenemos que preocuparnos quienes creemos en las posibilidades de la revolución, es en buscar la manera de que nuestros jóvenes sean arrastrados por ese imán de los países desarrollados que es el nutrirse del talento de los países menos desarrollados. Esto no es nada nuevo y piensa uno que esa es otra herramienta de guerra que utiliza el neoliberalismo en contra del socialismo: atraer al talento joven y ofrecerle mejores posibilidades de bienestar para sus vidas. Por eso, con el dolor de sus almas, dejan las tierras que los vieron nacer.

Los que están formados en las más variadas profesiones y adicionalmente dominan otros idiomas, les cuesta conseguir buenos empleos en sus lugares de origen por razones conocidas. Particularmente en Venezuela, el Estado, a través de los distintos gobiernos en nuestra historia, no ha logrado, todavía, superar esa vieja tendencia del viejo sindicalismo de igualar a todos, sin diferenciar formación, especialización ni calidad en las funciones de los trabajadores. Algo así como la fatídica solidaridad automática: ¡Eres inocente porque estás conmigo! ¡Te protejo porque eres de los míos!

Otro asunto está relacionado con los bajos salarios que cobra la mayoría trabajadora, lo cual hace difícil la vida para quienes salen de las universidades cargados de sueños y tropiezan con esa dura realidad de emplearse para un empresario que paga mal, que exige mucho y que es incapaz de ganar un poco menos (¡Nunca dejar de ganar!) para favorecer a sus empleados.

Aunque volteen para otro lado cuando se trae el tema a colación y le pasen por encima a las preguntas cuando se las hacen, aquí todo el mundo sabe que cada año cuando se acerca la salida de las nuevas promociones en las universidades más reconocidas, se hacen presentes una variedad de empresas internacionales ofreciendo cualquier posibilidad a talentosos jóvenes que egresan de las carreras conocidas como duras, es decir, las ingenierías, matemáticas, química, estadística, ciencias actuariales, telecomunicaciones, electrónica, ciencias de los materiales, computación, informática, sistemas, etc.,

Y así, ante las más variadas ofertas los jóvenes se marchan, porque buscan asegurarse una posibilidad. Muchos se van tristes, con miedo y con el dolor que les da dejar la familia, pero aún así piensan que luego de años de sacrificios no los van a perder ganando salarios que no les permiten vivir con dignidad.

¿Cuánto cuesta alquilar un apartamento? ¿Comprarlo? ¿Un auto? ¿Un parto? No hace falta meterse en un equipo multidisciplinario altamente analítico, con tipos muy sesudos para averiguarlo. Todos los días los avisos económicos nos restriegan en la cara las cifras.

Esto, como decía, debe ser estudiado por la revolución. No hay necesidad de ser genio para saber que estamos ante un problema muy serio En un reciente evento efectuado en Puerto Rico, donde asistieron representantes de las firmas comerciales gigantescas y ejecutivos de toda índole, de Brasil, México, Estados Unidos y cuanto país conoce uno, dejaron claro una cosa, se van a lanzar en una gigantesca cacería de talentos entre los países menos desarrollados a fin de favorecer sus economías y negocios porque los insurgentes China e India, vienen con la misma idea. Y ahí también dejaron claro que “Los mejores recursos demandan mejores salarios y mejores beneficios…” Lo que es una realidad, es que el tema de recursos humanos es vital para el mundo desarrollado, precisamente cuando es vital para nosotros que queremos crecer. ¿Cómo hacemos para traernos a nuestros jóvenes y evitamos que se nos vayan? ¡He aquí otro dilema a ser resuelto por la revolución bolivariana! ¡ O mejoramos lo nuestro o nos lo mejoran, así de elemental!

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Pedro Estacio


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