El Gran Viraje Bolivariano y la confusión en su militancia

“Si no puedes ser fuerte,
pero tampoco sabes ser débil,
serás derrotado”.

Los Anales, Primaveras y Otoños citados

Sun Tzu, en El Arte de la Guerra.


Desde el final de la Guerra Fría y la caída del denominado Bloque Soviético, en procura de un Nuevo Orden Mundial, el gobierno de los Estados Unidos de América en sustitución del fantasma comunista y su expansión, como excusa para agredir a otros pueblos soberanos del mundo, ha colocado en la agenda de su política exterior imperialista, tres temas fundamentales que han servido desde entonces para impulsar presiones sobre todos aquellos países, que se han atrevido a adelantar reformas políticas o procesos de cambios contrarios a sus intereses. El primero de estos temas, fue el narcotráfico, el cual por la vía de la política de Certificación por parte de Washington, de la lucha emprendida por los gobiernos del mundo en contra del trafico de sustancias estupefacientes y precursores, unilateralmente calificaba como “mucho” o “escaso”, el esfuerzo realizado por el gobierno evaluado en contra de las drogas, exponiéndolo a eventuales sanciones que iban desde restricciones a sus importaciones hacia los EEUU, hasta agresiones directas tal y como sucedió con Panamá en tiempos de Noriega. Paradójicamente, el primer consumidor de drogas a nivel mundial y el primer exportador de precursores – químicos sin los cuales sería imposible procesar y producir las drogas, que luego se trafican y comercializan en las calles – juzga y sanciona de manera arbitraria y no pocas veces convenientemente a sus intereses políticos y económicos a otros gobiernos del mundo, en flagrante violación a su soberanía y al Derecho Internacional, sin que ninguno de estos gobiernos pueda hacer lo mismo con ellos.

El otro tema, es el referido a la defensa de los Derechos Humanos. Es bien sabido, que de manera permanente este ha sido un argumento que el gobierno imperialista de los Estados Unidos ha utilizado, para mantener el criminal e injusficado Bloqueo al hermano pueblo de Cuba, que viola escandalosamente el derecho que tiene ese pueblo a su soberanía, a su autodeterminación y al acceso a los más elementales servicios de salud – medicamentos, insumos y equipos médicos, entre otros – que al ser comerciados por empresas extranjeras con el gobierno cubano, expone a estas últimas, a sanciones comerciales y al congelamiento de sus bienes en EEUU, por intermedio de la ley Helms – Burton y otros dispositivos legislativos destinados a endurecer el bloqueo. En este sentido el Departamento de Estado, diseñó también de manera unilateral una llamada “Lista Negra”, donde incluyó a China, Siria, Uzbekistán, Sudan, Nigeria, Tailandia, Kenia, Cuba, Corea del Norte, Myanmar, Irán, Zimbabwe, Bielorrusia, Eritrea y Venezuela, calificando a los gobiernos de todos estos países como “violadores sistemáticos de los Derechos Humanos”, al tiempo que Mr. Bush, ordena a sus tropas, masacrar a los pueblos Iraquí y Afgano, apoya irrestrictamente al Estado sionista y asesino de Israel a masacrar y a violar sistemáticamente los Derechos Humanos del pueblo palestino y libanés, manteniendo además activa la prisión de Guantánamo y autorizando a la CIA a torturar a sus prisioneros, mediante el veto presidencial a una Ley que el Congreso gringo sancionó, contraria al empleo del “submarino” o simulación de ahogamiento y de “otras técnicas de interrogatorio”, para obtener información de supuestos terroristas. Quién puede ponerlos a ellos en la cabeza de esta “Lista Negra”?. Nadie. Pero esta claro el doble rasero con que el imperio aborda este tema.

Finalmente y con ocasión del ataque del 11 de septiembre a las Torres Gemelas y al edificio sede del Pentágono en el año 2001, se puso en el tapete el tema del terrorismo. Con la excusa del combate a este fenómeno, EEUU – sin autorización del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y en contra de una muy importante parte del pueblo norteamericano y demás pueblos del mundo - invadió Irak y Afganistán, pero además puso en boga, la denominada Doctrina de la Guerra Preventiva, que le da “el derecho” agredir a todo aquel individuo o grupo de individuos de los que se presuman terroristas, además de sancionar e invadir países, cuyos gobiernos colaboren con éstos. Siendo el de Estados Unidos, el único gobierno del mundo legalmente condenado por el Tribunal Internacional por acciones terroristas contra el pueblo de Nicaragua, ahora es quien lidera la lucha contra el terrorismo a nivel mundial. Recuérdese que El 9 de abril de 1984, el gobierno de Daniel Ortega solicitó ante la Corte Internacional abrir un proceso judicial contra Estados Unidos por actividades violatorias del derecho internacional. La solicitud, además, peticionaba a la Corte dictar medidas provisionales de protección. Específicamente, pedían que la Corte ordenara el cese inmediato de todo apoyo de Estados Unidos al grupo de paramilitares (terroristas) denominados “contra”. La Corte Internacional sentenció en favor de Nicaragua, pero los Estados Unidos se negaron a respetar la decisión argumentando que aquella no tenía jurisdicción sobre el caso. Después de la decisión de la Corte, los Estados Unidos retiraron su declaración de aceptar la jurisdicción obligatoria de la Corte.

El gobierno Sandinista probó ante la Corte el ataque perpetrado por unos 6.000 “contras” (paramilitares terroristas) en territorio nicaragüense en marzo de 1984 y el minado de los principales puertos de Nicaragua con el objetivo de aislar económicamente al país y donde resultaron dañados buques de propiedad holandesa, panameña, soviética, japonesa y británica. Esto, además del abierto esfuerzo de la administración Reagan para obtener 21 millones de dólares para apoyar las actividades de los “contras” para lo cual intercambiaron armas en Irán (compradas con dinero de los Carteles colombianos de la droga) y generó el denominado “Irangate” que terminó siendo un delito dentro de los Estados Unidos.

Para 1989, el costo de los daños económicos causados por la guerra civil en Nicaragua se calculaba en 17 mil millones de dólares, en concepto de destrucción de infraestructura (puentes, torres de transmisión de electricidad, represas, centros de salud, de educación y producción agrícola, etc.) y sus consecuencias económicas. Las víctimas se calculan en más de 38.000 personas y la Corte Internacional ordenó a los Estados Unidos pagar la referida indemnización, pero se negaron a cumplir con lo ordenado. ¿Se puede ser más cínico?.

La posición en pasado reciente del Gobierno Bolivariano de Venezuela y el Gran viraje actual con respecto al Gobierno imperialista de los EEUU.

En este contexto y desde el inicio del gobierno bolivariano en 1998, han sido múltiples e intensos, los esfuerzos del gobierno de los Estados Unidos, siempre echando mano de los mismos argumentos descritos anteriormente, para desestabilizar y finalmente derrocar al Gobierno de Hugo Chávez. E igualmente múltiples e intensos los esfuerzos del gobierno venezolano para defenderse de tales ataques, lo que hace verdaderamente incomprensible la actitud asumida por Chávez en los últimos días, con relación a los gringos y al imperio. Veamos.

En materia de narcotráfico fue firme la determinación del Presidente Chávez, de no permitir el sobrevuelo de naves norteamericanas en el espacio aéreo venezolano para labores de detección e intercepción de vuelos de aeronaves pertenecientes al narcotráfico, por ser éstos violatorios de la soberanía nacional. Comenzó allí un tira y encoge con el gobierno gringo, quien en esa oportunidad, acusó a Venezuela de no colaborar en la lucha contra el narcotráfico. Este enfrentamiento llego a su clímax, cuando el Presidente Chávez, en agosto del 2006 expulsó a la delegación de la DEA de Venezuela, acusándolos de espionaje y de conspirar contra el gobierno bolivariano. Le siguió a este hecho la declaración en enero de este año, del denominado Zar Antidrogas gringo Jhon Walters, realizada en el marco de la última conferencia internacional de lucha contra el narcotráfico en Madrid, donde denunció que existen pruebas de que Venezuela es utilizada cada vez más como una ruta para el tráfico de cocaína hacia Estados Unidos y Europa, algo que Caracas negó con vehemencia. Para rematar un fin de semana más tarde en Bogotá, en compañía del “Hermano” Álvaro Uribe, que: "No se pueden mover 200 o 300 toneladas a través de Venezuela si no se tiene una infraestructura importante que no es difícil de encontrar", dijo, al tiempo que sugería que tanto puertos como aeródromos venezolanos son utilizados por los carteles de la droga colombiana reflexionando que "es difícil entender por qué el presidente Chávez no toma medidas para contrarrestar esta amenaza". Sentenciando de seguidas que: "Hay un punto en que la negligencia se transforma en complicidad (...) Creo que es tiempo de asumir que el presidente Chávez se está transformando en el principal facilitador del tránsito de cocaína a Europa y otras partes del hemisferio". Pregunto: ¿cómo entender entonces la posición de nuestro gobierno, cuando el pasado 5 de julio – fecha histórica por demás – nuestro Presidente haya asomado, luego de una conversación con el embajador de EEUU en Venezuela, la posibilidad de reanudar la cooperación antinarcóticos con el gobierno norteamericano, que no es distinto al que por intermedio de la DEA “conspiraba y espiaba” contra el proceso bolivariano hace poco menos de 2 años?. ¿Cómo entender el recibimiento que le dispensaremos a Uribe, como un “Hermano” el próximo 11 de julio?

En materia de derechos humanos, es importante destacar que sobre los internados de Yare, El Rodeo, La Pica y Uribana se encuentran bajo medidas provisionales de protección de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos. Somos el único país de la región que tenemos 4 Medidas de Corte IDH, nada más y nada menos, a las que se suman las del caso RCTV, la supuesta violación de la libertad de expresión y el continuado cacareo de los medios de que aquí no hay gobierno sino anarquía, que hay presos políticos, que se persigue a la Iglesia y a todo el mundo. Sabemos que la Corte Interamericana es un instrumento del Gobierno de los EEUU y que las medidas dictadas por esta, se han generado a solicitud de “ONG venezolanas” pertenecientes a la oposición y financiadas por la USAID, con el objeto de que con apoyo de los medios de comunicación, se le venda al mundo la imagen de un gobierno que no solo coopera con el narcotráfico, sino que viola los Derechos Humanos.

Finalmente, los gringos nos han acusado de albergar en la Isla de Margarita, “terroristas” árabes, de tener en la nóminas de nuestro Ministerio de Relaciones Exteriores a militantes de Hezbolá, de apoyar y financiar a las FARC y de impulsar la consolidación de un “Eje del Mal Latinoamericano” conformado por Cuba. Venezuela Nicaragua y Bolivia, mientras ellos protegen a Luis Posada Carriles y a los más prominentes participes del Golpe de Estado y del Paro Petrolero que ellos apoyaron abierta y descaradamente.

Entonces, cómo somos tan ingenuos para creer que al “reestablecer” relaciones con la DEA y con el “mafioso y cachorro del Imperio” tal y como Chávez ha llamado a Uribe, esta arremetida imperial va a amainar en sus esfuerzos por borrarnos del mapa?. ¿Ese viraje nos ayudará en la actual coyuntura electoral?. ¿Cómo explicar el cambio de discurso del Presidente con relación a las FARC, llamándolos a capitular, mientras Fidel Castro los insta a liberar a todos los rehenes, pero sin abandonar las armas?. ¿Qué factores internos del gobierno bolivariano están ejerciendo presión en función de este golpe de timón?. ¿Dónde está la Dirección Política del PSUV y la necesaria orientación que ésta debería darle a su militancia en el debate y comprensión de las decisiones que nuestro gobierno ha tomado en los últimos días?

Por supuesto no soy yo quien tiene las respuestas a todas estas interrogantes, pero creo que el estado actual de las cosas, hace pertinente que estás se discutan en el seno del movimiento popular y revolucionario. Hoy por hoy, nuestro principal tarea como gobierno revolucionario al servicio del pueblo y del socialismo, es no dejarnos derrocar, para lo cual es indispensable una absoluta coherencia entre nuestro discurso y nuestro accionar político, así como la creación de instancias de construcción colectiva de políticas orientadas a resistir y finalmente a vencer esta ofensiva imperialista, que como decía el amigo Walter Martínez, “esta en pleno desarrollo”.

rubenvillafa@hotmail.es


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Rubén Villafañe


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