Venezuela llega al Mercosur por la carretera de Brasil

Especial para Argenpress.info

En los últimos 6 a 7 años, Brasil y Venezuela fraguaron un flujo de relaciones comerciales, diplomáticas y políticas, que modificaron el cuadro completo de sus relaciones anteriores. Uno de sus símbolos más llamativos fue la construcción de la larguísima carretera Guri-Boa Vista, desde el emporio industrial de Ciudad Guayana en Venezuela, hasta la Manaus. Por allí se han transportado mercaderías, turistas, buenas y malas costumbres y acuerdos de Estado.

Fue algo parecido a lo que observamos en las relaciones entre Argentina y Brasil y Chile y Argentina, donde las hipótesis de guerra (unas 9 en total, entre 1936 y 1982), fueron sustituidas por alianzas económicas, comisiones conjuntas hasta en campo militar, puentes, rutas y pasos de frontera. No faltó, entre tanta frugalidad fronteriza, la hipótesis casi armagedónica, de una Primera Dama chilena en la Casa Rosa de Argentina, algo inconcebible en los tiempos del Beagle.

Este movimiento dio un salto desde los años finales del gobierno de Fernando Henrique Cardoso, cuando el gobierno de Chávez, encontró nuevos espacios de acercamiento, en materias como el petróleo (exploración off-shore, refinación y tecnología), el gas y el comercio al noroeste de Brasil, para anudar esa nueva relación histórica.

El auxilio brasileño a la asediada economía petrolera venezolana, entre diciembre de 2002 y enero-febrero de 2003, fue una de las última decisiones del mandato de Cardoso.

Con la entrada al gobierno de Ignácio Lula Da Silva, lo que era considerado "buenas y nuevas relaciones", se constituyó como alianza estratégica. Existen aproximaciones políticas suficientes, a pesar de que no todo lo que se hace en Brasil se parece a lo que se hace en Venezuela, y viceversa.

Las fronteras del Brasil

Pero además, son distintas las relaciones con el mundo. Para el G-8 (las ocho potencias que controlan el mundo), Brasil es la novena economía del globo terráqueo. Es considerado un global trader del comercio mundial y un Estado hegemón en el sur del continente.

En enero, en medio del sabotaje a PDVSA, el imperialismo trato de experimentar esa fuerza subregional del Brasil. Para ablandar al embravecido chavismo, montaron el "Grupo de Países Amigos de Venezuela", con la participación de dos gobiernos golpistas confesos: España y Estados Unidos. No pasó del intento, pero quedó demostrada la potencia regional del Estado brasileño para incidir en el hemisferio.

Venezuela no es nada de eso. Su lugar económico en el continente está detrás de Colombia y Chile, si la medimos por el PBI y la sustentabilidad de este medidor macroeconómico. Sus pretensiones "caribeñistas" y "andinistas", desde finales de la década del sesenta, se debilitaron al ritmo de la caída del precio del petróleo a mediados de los ochenta. La sensitiva posición petrolera mundial de Venezuela, son su fuerza y su vulnerabilidad en tiempos de globalización.

En sentido contrario, los gobiernos rectores del sistema mundial de Estados, le adjudican a Brasil un rol regional desde mediados de los años sesenta. En la jerga de la economía política del siglo XX, esas posiciones fueron definidas como "sub imperialista". Brasil, Sudáfrica, India, México, Turquía o Siria, cumplieron ese rol en disntintos momentos.

En 1975, el Secretario de Estado norteamericano, Henry Kissiger, lo dejó bien claro cuando pronuncio esta sentencia lapidaria: "Las fronteras del Brasil llegan hasta el Pacífico". Un año después, los golpes militares en Uruguay, Chile y Argentina (un poco después Bolivia) dieron cuenta de ello.

Las dos estaciones de Venezuela

Un viejo informe de la Cancillería venezolana, de 1992, afirma que entre 1983 y 1990 hubo 321 choques entre "seringueiros" (exploradores ilegales) brasileños y la Guardia Nacional de Venezuela. En el cuidadoso lenguaje de las Relaciones Exteriores, a esa impresionante cantidad de enfrentamientos, en la inextrincable frontera con Brasil, los llamaron "hipótesis de riesgo". Varios de ellos suficientemente violentos como para poner en estado de alerta a las fuerzas armadas de ambos países.

Eso fue cambiado por comercio, carreteras, servicios y turismo. Al día de hoy, sumando grosso modo, las inversiones, alianzas empresarias y el comecio bilateral, Venezuela y Brasil sostienen negocios por más de 10 mil millones de dólares, una cifra tentadora para sostener las mejores relaciones, aunque las políticas no sean iguales.
Uno de los acuerdos centrales entre ambos Estados es el Mercosur. Para la economía brasileña sigue siendo un espacio vital. Mientras que para la Venezuela tiene doble dimensión: Es una zona de contención y defensa política, y un espacio de diversificación comercial.

Venezuela inició su camino al Mercosur por la larga carretera brasileña, hace unos 7 años.

Basta con citar algunos ejemplos de cómo ocurrió esto: Se firmaron 9 Acuerdos de asociación estratégica para formar Petroamérica, un mega proyecto energético global que uniría a Petróleos de Venezuela y Petrobras en una empresa común. Con este acuerdo marco se han realizado decenas de inversiones, coinversiones y asociaciones entre Petrobras y PDVSA.

Si se concretase Petroamérica, se transformarían en la primera petrolera del mundo. PDVSA es la segunda en el ránking de las petroleras más rentables y Petrobras ocupa el 9° lugar.

La larga carretera Manaus-Ciudad Guayana se ha convertido en uno de los corredores comerciales más pujantes de la subregión. Si lo medimos por el porcentaje de mercaderías, que empresas venezolanas venden a ciudades brasileñas de las regiones norte y nordeste, la dinámica actual es de integración económica y territorial de hecho.
Algo parecido vimos en las fronteras de Cúcuta y Maicao, que unen a Venezuela con Colombia, durante los primeros 7 años de la década del noventa, que hizo crecer el comercio bilateral de 2 mil a casi 10 milllones de dólares anuales.

El segundo sábado de junio de 2003, se reunieron en Manaos, con la presencia del presidente venezolano, unos 400 empresarios de ambos países.

Pero esa es apenas una pequeña fracción de los 5 mil 400 empresarios que cruzaron la frontera entre marzo de 1999 y diciembre de 2002. Todo un ejército en buscar de espacios comerciales, sociedades o nichos para sus productos. 164 ruedas de negocios, 54 exposiciones. (Informes: Cámaras de Comercio de Caracas, Cámara Caribeña Venezolana, de Manaus, de San Pablo, de Rio de Janeiro, BNDES-Banco Nacional de Desarrollo y SEBRAE)

Después de tanteos dilomáticos y negocios crecientes, la integración de Venezuela al Mercosur, que arrancó en la "estación Manaus" hace más de media década, terminó en la "estación Argentina", con el impulso decisivo del gobierno de Kirchner.



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Modesto Emilio Guerrero

Periodista venezolano radicado en Argentina. Autor del libro ¿Quién inventó a Chávez?. Director de mercosuryvenezuela.com.

 guerreroemiliogutierrez@gmail.com

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