Lugar común, silencio




Decía Aníbal Nazoa que ser comunista podía ser malo o bueno, dependiendo de cada quien, pero ser lugarcomunista era siempre malo. A esta doctrina hay que agregarle un corolario: a un periodista se le puede perdonar que sea (re)volucionario o (re)accionario, pero, ¡caramba!, lo imperdonable es que nos quiera vender un (re)frito.

Lo digo porque por ahí salieron unos dirigentes hablando a nombre de todos los periodistas y propusieron una modalidad supuestamente novedosísima de protesta contra las violaciones a la libertad de expresión: el 'día del silencio informativo'. Y lo obligan a uno a aclarar que rechaza esa propuesta, no sólo porque despide un tufo a 'maniobra política orquestada' (perdón por el lugar común, ánima de don Aníbal) que se percibe a cuatro cuadras, sino también porque _hay que denunciarlo_ es un plagio, una copia pirata, un fusil, un refrito, pues, del 13 de abril, el verdadero, original, auténtico e inimitable día del silencio informativo.

Por fortuna, la idea no prosperó en una asamblea conjunta del Colegio Nacional de Periodistas y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa. Y digo 'por fortuna', en primer lugar, porque una acción como ésa radicalizaría aun más las posiciones dentro de un gremio que debería estar, por el contrario, haciendo esfuerzos para recuperar la neutralidad y el equilibrio. En segundo lugar, porque habría acentuado la generalizada percepción de que todos los periodistas están alineados con la 'heroica gesta' (¡qué lugar tan común!) de quienes quieren tomarse un whisky en Miraflores sin ganar antes unas elecciones.

En tercer lugar, porque entre los más entusiastas impulsores de la idea había unos cuantos caballeros y damas de quienes uno, sin ofender, se siente separado por verdaderos abismos no sólo en lo ideológico, sino también _y fundamentalmente_ en lo ético.

Y por último, es bueno que haya fracasado la tentativa porque al incluirla en la 'agenda desestabilizadora' (lugar común po'el pecho, Earle) quedaría definitivamente sepultado en el olvido el auténtico, único, genuino, original e inimitable 'día del silencio informativo', ese sobre el cual algunos líderes del gremio han guardado un conveniente ídem que, dicho sea de paso, tiene sabor a 'alianza antihistórica con la derecha golpista' (¡y sigue el lugarcomunismo!).

Porque, necesario es repetirlo, el 13 de abril sí que fue un día de silencio. Y de no haber sido por el desarrollo de los acontecimientos, pudo haber sido la semana o el mes del silencio. O, ¿quién quita?, tal vez el silencio informativo sería hoy el más común de todos los lugares.





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Clodovaldo Hernández (clhernandez@eluniversal.com )


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